Protestas, jazz y TV: el camino de Jon Batiste, el ganador atípico de los Grammys
Inspirado en la música de leyendas como John Coltrane y Stevie Wonder, Batiste se ha hecho de un camino en la industria a pulso, y lejos de los canales habituales. Ha trabajado con artistas cercanos al revisionismo del r&b, es director de la banda soporte del show de Stephen Colbert y en los días de manifestaciones del Black Lives Matters encabezó manifestaciones en la Gran Manzana. Un camino más parecido al de artista del pasado que del presente, pero que se alzó como el gran nombre en la entrega de premios más importante de la industria.
Fue en junio de 2020, en plena pandemia, cuando el músico Jon Batiste decidió sumarse a una manifestación del movimiento Black Lives Matters, en Manhattan, aprovechando la ventana en que se levantó el confinamiento. El artista llevó consigo un keyguitar, un teclado que se cuelga del hombro como si fuese guitarra, y un equipo. La música hizo el resto.
“Había una patrulla justo frente a la protesta cuando estábamos ahí. Estar ahí era muy peligroso para nosotros de muchas maneras. Pero quería demostrar que aún en los tiempos en los que las cosas están más divididas puede haber comunidad y conexión”, recordó Batiste tiempo después en charla con Life and Style, sobre aquel día.
Pero como un guiño a su propia obra, esa tarde el músico vistió una polera negra con la leyenda We Are. Precisamente, con esas dos palabras, nombró a su disco que acaba de ganar el Grammy por Álbum del Año. Un logro no menor, considerando que allí competía con trabajos de nombres mucho más populares y masivos, como Taylor Swift y Kanye West, así como estrellas juveniles como Billie Eilish y Olivia Rodrigo.
Además del mejor álbum, la noche redonda de Batiste en el MGM Grand Garden Arena de Las Vegas, lo tuvo como ganador en otras cuatro categorías; Mejor video musical (por Freedom), Mejor canción de raíz americana (por Cry), Mejor performance de raíz americana (por Cry), además del galardón por Mejor Soundtrack, por su trabajo para la película Soul, que ya le había valido el Oscar en 2021 -junto a Trent Reznor y Atticus Ross-.
“No hay mejor músico, ni mejor artista…Todo esto es subjetivo. Creo que la música tiene un radar y encuentra a la gente cuando esta lo necesita más”, dijo al recoger su premio al Mejor Álbum, y de alguna forma hacerse cargo del hecho de que llegaba a la ceremonia como el artista más nominado. Además, tuvo un comentado show, en que interpretó su sencillo Freedom, con un espectáculo que incluyó banda, trajes colorinches, y un momento hacia el final en que subió a la mesa de Billie Eillish, la estrella millenial que descolló en la edición 2020, y que en esta noche se fue con las manos vacías.
Del Jazz a los Grammy
El camino de Batiste, hoy de 35 años, ha sido silencioso, pero a pulso. Nacido en Lousiana, como Jonathan Michael Batiste en el seno de una familia católica y con músicos entre la parentela, se formó llevando el pulso en la batería, primero, para luego pasar a los estudios formales de piano. A los 17 lanzó su primer álbum, Times in New Orleans, y luego siguió su proceso de formación en el Centro de Artes de Nueva Orleans y luego en la escuela Juilliard, en Nueva York.
“El piano es el instrumento del director y del compositor; Duke Ellington tocaba el piano. Es uno de esos instrumentos que desde la perspectiva de mi madre sería una buena base, y ya había varios bateristas en mi familia. Tomé el piano y fue realmente una gran idea”, contó en una entrevista con Forbes, en que rememoró sus inicios.
De allí tomó el camino de un músico competente y talentoso, ubicado en la segunda línea; así montó talleres con músicos jóvenes en Países Bajos. De vuelta en su país, sus primeros pasos en la industria se encaminaron hacia su raíz cercana el jazz, gracias a proyectos como Stay Human, formado con Joe Saylor y Phil Kuehn, dos excompañeros de los días en Juilliard. Su primer álbum, Social Music (2013), alcanzó a puntear un mes la lista de jazz de Billboard e iTunes, pero faltaba el paso mayor.
En 2014, el grupo se presentó en el show televisivo The Colbert Reporter, del actor y presentador Stephen Colbert. Aquella vez interpretaron el tema Express Yourself, con tal aplomo y encanto, que el presentador los tuvo en cuenta como banda soporte para su siguiente programa, Late Show with Stephen Colbert, en que Batiste asumió la dirección musical, lo que le dio una mayor visibilidad. Además fue considerado para el cargo de director creativo y codirector artístico del Museo Nacional de Jazz de Harlem.
Allí hay otra clave; antes de su asalto al mainstream, las rutas de Batiste lo asociaron con nombres más vinculados al revival del r&b y al jazz. Ha girado junto a los Dap-Kings, la banda soporte de la fallecida Sharon Jones -una de las puntales del sello neoyorquino Daptone, especializado en el rubro-, y ha grabado con otros exponentes del revisionismo de la música afroamericana, como Leon Bridges.
Nada raro, si se cruzan algunos de sus discos favoritos. “Cuando la música entra en un espacio espiritual, descubro que realmente me encanta, como A Love Supreme de John Coltrane ; o si escuchas cosas de los grandes artistas de Bach a Nina Simone o Miles Davis o Stevie Wonder, Songs In The Key Of Life”, detalló a Forbes.
Ese bagaje, “el linaje sagrado del género”, fue el que exploró al momento de componer la banda sonora para Soul, que marcó su primer gran triunfo en la industria. “Mi parte favorita fue tratar de encontrar armonías y estructuras de acordes que se fueran espirituales y celestiales. En eso también estaba el desafío de hacer que la canciones se sintieran accesibles para todas las edades, ya sea que escuches jazz o no. Y creo que eso lo logramos, cerrar una brecha y que la gente entienda gran parte de la cultura negra y de la música en general”, contó a Culto en abril de 2021.
Esa búsqueda estética y social de alguna forma, articula las trece canciones de We Are. Un trabajo en que resume la tradición del r&b en toda su extensión, en una lectura moderna que alterna momentos de énfasis más cercanos al gospel, el hip hop, entre otros. “Incluye muchas de las diferentes influencias musicales en el mismo lugar. Muchos tipos de géneros y también mis fuentes favoritas de composiciones que combinan todos estos. Algo que en última instancia habla de mi creencia de que no existen los géneros, la música es cultura y gente”, comentó en la misma entrevista con este medio.
El material del álbum, fue esbozado desde fines de 2019 en los camerinos del show de Colbert, y en sus letras revela su sensibilidad social; una suerte de guiño a las preocupaciones que también movieron a gente como Marvin Gaye o Sam Cooke. “El gueto está lleno de estrellas, Bendícelos, brilla desde lejos, En los días en que es difícil, y siempre, Nana sabe cantar y calmar el alma”, canta en las primeras líneas de We Are, la canción que da nombre a su celebrado LP. Como para dejar en claro que se trata de un material planteado desde la vereda. Un golpe de realidad, que la industria acaba de coronar en una posición de privilegio y que a su vez reconoce su labor en los días difíciles del Black Lives Matters. Como para resolver, en un solo movimiento, la tensión entre el artista y el activista.
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