Habla el jefe de Bridgerton: “Sabía que jamás se sentiría como cualquier otra serie de época que yo hubiera visto antes”
Tras estrenar con éxito su segundo ciclo, el showrunner de la ficción de época de Netflix conversa con Culto sobre desafiar el molde de las historias de romances y vestidos, de perder a la mayor estrella de la primera temporada, el actor Regé-Jean Page, y de cómo lo prepararon sus experiencias previas en Grey's Anatomy y Scandal. “Bridgerton es en gran medida una serie sobre personas que descubren quiénes son y quiénes quieren ser, y eso realmente aplica para todas las otras en las que he trabajado”, dice.
Aunque la sintonía y las críticas acompañen, las series que se crean en la actualidad pueden aspirar a tener, en el mejor de los casos, cuatro o quinto temporadas, el número con el que se despedirán títulos como Ozark, Stranger things, Atlanta y Killing Eve. Es el nuevo tope que establece la era del streaming, un momento de la industria sujeto a la necesidad imperiosa de refrescar permanentemente los catálogos de las plataformas con nuevas historias en vez de alargar a perpetuidad la vida de una misma trama.
Sin embargo, hay una producción que avanza firme en su camino a romper esa regla del mundo audiovisual: Bridgerton. “Quiero tantas temporadas como Netflix esté dispuesto a darnos”, dice categórico Chris Van Dusen, el showrunner detrás de la ficción de época de moda, encumbrada como la producción en inglés más exitosa del servicio con su primer ciclo en diciembre de 2020 y respaldada con igual o mayor convocatoria desde que se lanzó su segunda tanta de capítulos, el 25 de marzo: sólo la surcoreana El juego del calamar ha sido más popular durante su primera semana disponible en el streaming.
Primera serie producida por la reputada Shonda Rhimes (Grey’s anatomy) para la plataforma, la serie se encuentra renovada para una tercera y cuarta parte desde abril del año pasado. Las cuentas son tan alegres que además está confirmado el elenco y equipo de una miniserie derivada de la trama principal de la producción que reimagina Londres durante el siglo XIX (la reina Charlotte y sus orígenes serán el foco).
Así se explica el temprano –pero no irresponsable– entusiasmo de Van Dusen al hablar de la extensión de la serie en la que ejerce como creador, guionista principal y productor, además de hombre de plena confianza de Rhimes. Pero también está el material original en que se basa: la obra de Julia Quinn se compone de ocho tomos y la idea es que cada nueva temporada adapte uno diferente.
El segundo ciclo toma como referencia El vizconde que me amó (novela publicada en 2000 que en Chile se encuentra editada a través del sello Titania), gatillando un cambio inesperado para los espectadores habituales de las series: la pareja protagónica del debut, Daphne Bridgerton (Phoebe Dynevor) y el duque de Hastings (Regé-Jean Page), cede su lugar estelar a la que integran el hermano mayor de la familia principal, Anthony (Jonathan Bailey) y la recién llegada Kate Sharma (Simone Ashley).
Un giro acentuado porque Page, a diferencia de Dynevor, no aceptó volver para asumir un rol de menor en la continuación. El showrunner sale al paso de esa ausencia: “Lo hermoso de Netflix es que la temporada uno todavía está en el servicio, y la gente puede regresar a ella para revivir esa magia de Simon y Daphne una y otra y otra vez, tantas veces como quieran. El plan de Regé siempre fue que completara este hermoso arco de una temporada. Y ahora en la temporada dos le pasamos la batuta a Anthony Bridgerton”.
-¿Qué fue lo más complejo: crear un primer ciclo que atrapara tanto a quienes siguen las novelas de Julia Quinn como al resto del mundo, o crear una segunda que estuviera a la altura de la primera?
Creo que estaría mintiendo si dijera que hay alguna parte de este trabajo que no fue desafiante ni difícil. Pero eso lo hizo incluso más satisfactorio al final. Siento que una vez que se convirtió en la serie más grande de Netflix en el servicio –y sigue siendo la más grande en habla inglesa–, creo que naturalmente se generó una expectativa en torno a la serie y elevó nuestro perfil de cara a la temporada dos. Y eso es algo muy diferente a escribir, crear y producir la primera temporada de una serie desconocida.
-De cierta manera, Bridgerton subvierte lo que entendemos por drama de época. ¿Cuán lejos pudo llevar ese concepto durante esta segunda temporada?
Me encanta el género de época, soy un gran fan de esas historias. Pero creo que tienen la fama de ser un poco conservadoras y tradicionales, y sabía que jamás quería que la serie fuera así. Al final del día, quería hacer la historia de época que siempre quise ver. Y sabía que eso nunca se vería ni se sentiría como cualquier otra que haya visto antes. Entonces, todo en la serie se cuenta realmente a través de un lente moderno único. Eso se siente en todo, desde el casting hasta el vestuario y la forma en que contamos y editamos las historias. Todo tiene esa sensación de que esta no es la típica producción de época.
-¿Cuán difícil fue encontrar a la actriz correcta para interpretar a Kate Sharma, y al mismo tiempo perder a Regé-Jean Page?
Al comenzar la temporada sabía que quería que Kate fuera Kate Sharma y hacer ese cambio: convertir a los Sheffield de los libros en la familia Sharma. Ya había visto a Simone Ashley, estaba familiarizado con su trabajo, la había visto en Sex education y estuvo increíble en esa serie. La invitamos a leer para el papel de Kate y supe casi instantáneamente que la habíamos encontrado. Creo que necesitaba una actriz que tuviera una actitud muy fuerte e implacable, pero al mismo tiempo necesitaba ser vulnerable, ver este lado más suave. Simone tiene una vulnerabilidad tan sorprendente que es evidente en la actuación de esta temporada. Es fascinante, compleja e intrincada en muchos niveles.
-Es llamativo que, incluso antes del estreno del segundo ciclo, haya sido renovada para una tercera y una cuarta entrega, en un contexto en que no muchas series tienen esa suerte. ¿Qué ventajas y dificultades identifica en ese particular privilegio?
Para mí todo se reduce a los personajes. Creo que el objetivo de cualquier creador es crear personajes que puedan sostener la vida de la temporada, y varias temporadas, e incluso varias series, como una franquicia. Y también ofrecer a las personas un escape. La serie se estrenó en la pandemia; las personas anhelaban un escape y esta historia entregó a eso. Creo que las personas todavía están buscando ese tipo de cosas, y la temporada dos definitivamente también lo ofrece.
-La serie ha alcanzado una audiencia muy amplia. No es seguida sólo por un grupo de personas con un cierto rango de edad. ¿Cómo se logra esa magia?
Creo que la serie es para una audiencia moderna, queríamos hacer una serie para ellos. Eso significaba que queríamos que una audiencia moderna pudiera conectarse y verse a sí mismos en la pantalla sin importar quiénes fueran. Entonces, la serie refleja un conjunto de perspectivas y profundizamos en un conjunto de temas, y todos son realmente universales. Creo que la pregunta narrativa principal de esta serie es si el amor puede conquistarlo todo. Y creo que esa es una pregunta con la que cualquier persona, sin importar quién sea, realmente puede conectarse e identificarse.
-¿Cómo cree que sus experiencias en Grey’s anatomy y Scandal lo prepararon para este trabajo?
Creo que hay varios temas que siempre me atraen. Siempre me atraen series e historias sobre la familia y la identidad. Al final del día, Bridgerton es en gran medida una serie sobre personas que descubren quiénes son y quiénes quieren ser, y eso realmente aplica para todas las series en las que he trabajado. Es un tema personal con el que me identifico y naturalmente se abrió paso en todas las series en las que he participado antes.
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