“Yo siempre quise cantar bolero”, recuerda Luis Jara al rememorar su historia personal con el sonido doliente que marcó la música latina con exponentes que incluyen al chileno Lucho Gatica. “Mi infancia está ligada al bolero por influencia materna y paterna, pero además porque el bolero es la madre de la balada, hay una influencia transversal”.
Ese interés se plasma en Toda una vida, un álbum que a la vez sirve de celebración por los 35 años de carrera del baladista, en que grabó clásicos de la música popular con su voz que no decae ni en intensidad ni en capacidad interpretativa. Allí pasan clásicos como Que me quemen sus ojos -junto a la Huambaly-, popularizada por Ramón Aguilera o Esclavo y amo, del ídolo mexicano Javier Solís.
“Para mí era una deuda pendiente -explica Jara al teléfono con Culto-. Yo siempre sentí que tenía la fibra para poder interpretarlo; el bolero no hay que cantarlo y eso los boleristas lo saben, el bolero hay que decirlo. Yo he cruzado todos los géneros; el swing, los villancicos, y hasta la música urbana, pero nunca se dio, nunca era el momento y se instalaron otras cosas antes. la pandemia me dio la oportunidad de tomar la decisión”.
A tono con los tiempos, el álbum además incluye una colaboración junto al pianista argentino Raúl di Blasio, con quien grabó una versión para el clásico Espérame en el cielo. Un vínculo de años, que Jara explica, logró retomar especialmente para este disco.
“Fui crooner de Raúl di Blasio -cuenta-. Cuando tenía 18 él vivía en Chile. Me escuchó cantar en la discoteque Gente y me contrató por dos meses para cantar covers en inglés, toda una paradoja. Tiempo después grabó conmigo en Miami la canción que le compuse a mi padre, pero en el 96′ le perdí la pista y después él se convirtió como en el Kenny G de los pianistas. Pero se me ocurrió que él fuera el acompañante para esta melodía. Me conseguí su teléfono, lo llamé, le plantee la opción y me dijo que si, inmediatamente. Se acordaba perfectamente de mi”.
-¿Y en lo personal te sientes cercano al estilo un crooner?¿te identificas con esa escuela?
-Trato de evitar los rótulos en general, porque se cargan de prejuicios, pero por gente entendida en la materia me han calificado como eso. Aunque el público más allá de eso, busca un artista. Hoy en la perspectiva del tiempo y tras navegar por varios estilos en 35 años, te puede dar una cercanía para eso, pero prefiero dejárselo a los especialistas. Debo decir que yo siempre me he dado la tarea de investigar los estilos a los que me meto.
-¿Y qué escuchas últimamente?
-Tengo unos viajes enormes. Ahora por ejemplo que mi hijo Luis Felipe graba urbano he tenido que escucha mucha música actual; el old school del reggaetón, a Anuel, a Franco el Gorila, como expositores importantes y varios cantantes que no conocía. Pero me voy a Spotify a buscar música más antigua y me da pena no encontrarla; cada cierto tiempo busco a Lucho Gatica y a Camilo Sesto. En general soy muy inquieto musicalmente.
-¿Y qué te pasa con la asociación que se ha hecho de la música urbana con la celebración de las drogas en algunas canciones o la presencia de armas en algunos conciertos, como le ocurrió a Pailita?
-A mí me gusta el discurso de Pailita porque es un joven que ha hecho un discurso súper transparente y desde un rincón en que va ser escuchado. Ese llamado que hacemos los papás a los hijos, tú sabes que no te van a escuchar, pero pondría a Pailita como representante de una parte de la juventud que también quiere otras cosas, entonces depende de la vereda que lo miremos. No todos los cantantes urbanos tienen una vinculación con las drogas o el narcotráfico, hay algunos con una mirada más de largo plazo, que hacen música no solo para ganar plata o como forma de vida, pero cuando leí a esta muchacho, me sentí esperanzado. Sé que lo otro es más noticioso y vende más, pero es injusto para quienes hacen música.
-¿Con quien harías una colaboración?
-A mí, un cruce generacional me resulta mucho más atractivo. Me parece súper atractivo hacer una colaboración con Kidd Tetoon, porque para mí es super explorable lo musical unido a lo social. Me encantaría tener la oportunidad de cantar con él, entregarle mi experiencia y aprender de él el know how de la música urbana hoy en día.
-Y cuando partiste ¿a quienes escuchabas?
-Camilo Sesto, él se convirtió en mi caballito de batalla. Cuando tenía nueve años cantaba Quieres ser mi amante y pensaba que era un saludo a una tía ajajaja (ríe), pero melódicamente nací de la balada, esa fue la plataforma que me formó. Rapahel, Camilo Sesto, Nino Bravo, Fernando Madariaga, Juan Bau, todos esos artistas españoles de los ochentas.
-¿Lo pudiste ver en el Festival de Viña?
-No, pero en mi primera ida al Festival de Viña le regalé unas entradas a mi papá y a mi mamá a la platea para ver a Raphael. Yo fui a los ensayos de Raphael y compré su vinilo del 81′, En carne viva, que era un tremendo referente; todo lo que era orquestado para mí era muy seductor, por eso me he logrado dar ciertos gustos, y ahora al Movistar Arena voy con orquesta.
-¿Ves en alguno de ellos un modelo para cuando te vuelvas más veterano?
-Bueno, no sé si teñirme el pelo o hacerme una lipo ajaja (ríe). A los 50 decía que no ma iba a meter más a un estudio, pero me puse a grabar urbano, y nunca vendí más discos que ahí, en el clip de Cerca (2018) tengo 25 millones de reproducciones, lo que para un baladista es algo impensado. Me quiero dejar sorprender, no me quiero poner límites ni fijarme referentes porque eso limita algo que me costó mucho obtener que es la identidad. No sé si me vestiré como Mick Jagger, pero tengo la libertad de sentirme como yo. Cuando estoy en el escenario no miro mi carnet, miro mi energía.
Escogiendo un repertorio con orgullo
Pero los proyectos no paran. El próximo domingo 8 de mayo, Luis Jara celebrara sus 35 años de carrera con un show en el mismo lugar donde celebró sus tres décadas hace un lustro, el Movistar Arena. Un espectáculo, que asegura está diseñado a la altura de una carrera destilada en 14 discos de estudio, 3 álbumes en vivo, 2 recopilatorios y 3 DVD
-Con 35 años de carrera ¿cómo has definido el setlist para el show?
-Elegir el repertorio de 19 discos es una tarea, porque tienes que dejar contento al público que tienes cautivo y armar una estructura de espectáculo. Tengo un equipo con un director musical, con ellos he diseñado un setlist que es generoso con lo que hecho estos años; son más de 25 canciones donde navego por todos los estilos, además de esos voy a tener invitados y tributo a artistas chilenos.
-¿Podremos escuchar alguna canción olvidada de tu carrera?
-Más que eso, hay canciones que no he cantado nunca y eso me genera un desafío gigante. Además, sé que hay un momento que va a quedar grabado en mi corazón para siempre, he diseñado de esos espectáculos que uno considera inolvidables.
-¿Cuáles de tus canciones son las que te generan mayor orgullo?
-Hasta hace algún tiempo tenía un trilogía que marcaba mis 30 años en general, que va desde Ámame, Un golpe de suerte, Mañana y Enamorado, que realmente cruzan cuatro generaciones; he visto señoras llorando con Ámame, a los adultos jóvenes bailando Golpe de suerte y a los más chicos bailando Déjalo, con Rigeo. Allí hay un cruce, pero los dos discos con los que más he quedado enamorado son Para que no me olvides (1998), que es un tributo a la música chilena con los músicos de la sinfónica que fue el que me despertó como interprete y el último, uno de los que considero mejor logrado y lo escucho sin adelantar un track. Ahí todo me funcionó.
-¿Y con 35 años de carrera se puede seguir mejorando?
-Totalmente. Si te contara, Toda una vida me demoré siete meses en grabarlo es porque hubo frases que detuvieron la mezcla; era una decía “te estaría mimando”, que no salió hasta que no logré decirla como quería. Ahí fue importante tener al productor Leo García, un maestro, pero además tener la humildad de dejarte dirigir. Creo que eso me permite seguir creciendo y aprendiendo. Pretendo tener productores que te marquen un camino, porque llevo mi carrera de forma única.