¿Qué le pasa a Netflix? La crisis de un gigante
La noticia causó conmoción en el mundo empresarial y de los medios de comunicación. Por primera vez en su historia, la compañía reportó una caída en su cifra de suscriptores, con 200 mil bajas en el primer trimestre. La pérdida provocó que sus acciones en la bolsa se desplomaran un 24%, marcando el primer período negro para la empresa líder del streaming. En términos económicos, los motivos se ubican entre la guerra en Ucrania y la inflación global, mientras que la empresa insiste en el impacto de las cuentas compartidas. Pero, ¿qué tanto afecta la calidad en los contenidos y la irrupción de nuevas plataformas en la crisis de Netflix? ¿Hay alguna responsabilidad de su catálogo actual?
Esperaban ganar cerca de 2.5 millones de suscriptores en este primer trimestre. Sin embargo, los números no resultaron como Netflix esperaba. Por el contrario, la compañía registró la primera caída de su historia, con la pérdida de 200 mil usuarios que, a pesar de representar sólo el 0,09% de sus suscripciones totales, fue suficiente para encender las alarmas en el mundo empresarial.
Sus acciones en la bolsa se desplomaron en un 24%, abriendo paso a la primera crisis de la plataforma tras once años siendo el streaming líder del mercado. ¿Razones? Múltiples. La guerra en Ucrania llevó a la empresa a suspender el servicio y cancelar todos sus proyectos en territorio ruso, perdiendo una amplia cantidad de suscriptores en ese país (se habla de 700 mil).
Netflix también ha insistido en que otra de las causas puede ser el perjuicio ocasionado por la práctica de compartir cuentas: hay personas que acceden a su parrilla sin pagar a cambio. En tanto, la prensa especializada apunta a otros factores, como el surgimiento de nuevos servicios de streaming y la calidad de sus catálogo; aunque numeroso y con éxitos de audiencia, a momentos palidece frente a la diversidad que entregan otras firmas de la competencia.
¿Es también la actual oferta de Netflix responsable de una caída que se presume puede aumentar con el curso del año?
La periodista y crítica de cine de radio Pauta, Isabel Plant, explica el rol de la plataforma a través de una metáfora: en cuanto a catálogo, Netflix apuntó a ser una especie de supermercado mayorista con una oferta gigantesca. “Más allá de la calidad, lo que sí promete Netflix es que tú puedes encontrar algo para todos los gustos: animé, infantil, true crime, películas y series”, explica. Esto, mientras que otros servicios, como HBO Max, ejercen una curatoría de contenidos más comparable a una “boutique”.
En este contexto, Plant apunta a que el principal problema no radica necesariamente en la calidad de los productos, sino en los múltiples streamings que cohabitan el mercado. “No sé si este catálogo de hoy que tenemos de Netflix es mucho peor que el catálogo que había hace siete años. Lo que pasa es que tiene demasiada competencia, y en la guerra de los contenidos, lo que vale es la serie o película del momento. Y ahora hay demasiados otros lugares donde verlas”.
Christian Ramírez, crítico y fundador del sitio Civilcinema, comparte el diagnóstico. “La gran discusión en los inicios de esto fue que el que poseyera la mayor cantidad de películas en su biblioteca, y que lograra ponerlas a disposición de los usuarios, iba a ganar esta guerra. Y no ocurrió así”, señala Ramírez, refiriendo a la práctica que tienen algunas plataformas de adquirir títuos para evitar que estén bajo el dominio de sus competidores.
Bajo su óptica, lo más relevante recae en la sensación de que el mercado está tocando techo. “Este mercado, que se veía como una suerte de pozo sin fondo cuyas reservas no se iban a agotar jamás, está empezando a revelarse limitado”, puntualiza. “Parece haber llegado un punto en que los rendimientos van a ser decrecientes. Y a eso se debe el colapso”.
Para Rodrigo Munizaga, crítico de cine en Culto, la calidad de los títulos tampoco tuvo mucho que ver con el éxito de la plataforma. “La calidad de los contenidos es importante para que uno quiera estar o seguir suscrito, pero no inclina la balanza. HBO Max tiene mejor calidad, pero en Chile no es tan masiva, pese a que incluso cuesta menos al mes. La gente quiere tener Netflix, porque sus conocidos la tienen. Hasta el día de hoy, solo las series de Netflix se convierten en fenómenos mediáticos y de sintonía, de las que todos hablan. Eso no sucede con las series de Amazon, Paramount+ y otros y bastante poco sucede con las de HBO Max o Disney, salvo contadas excepciones, como Succession o The Mandalorian”.
Consultada por Culto, Liz Shannon Miller, editora de la revista estadounidense Consequence, especializada en cultura pop, expresa que, tanto de manera anecdótica como en base a las estadísticas, Netflix ya no es un recurso esencial para los fans de la TV y el cine, especialmente en Estados Unidos.
“Tengo amigos que han decidido cancelar sus suscripciones no solo porque están decepcionados con el catálogo actual que ofrece la plataforma, sino también porque no tienen interés alguno por los futuros contenidos que puedan ofrecer. Incluso títulos enormes como Stranger Things ya no son tan populares como solían ser. Todo esto podría cambiar en unos meses, pero ahora mismo es difícil encontrar razones por la cual los suscriptores de Netflix deberían quedarse junto a la plataforma”.
Ahí también hay un punto: según diversas publicaciones, Netflix ha centrado en demasía sus apuestas en un público más bien juvenil, con éxitos como Stranger things o Los Bridgerton, restando diversidad.
Munizaga concuerda sobre el rol que juega la irrupción de nuevas aplicaciones. “Netflix dejó de correr solo, como sucedía hasta hace unos tres años. Su catálogo incluía series y películas de Warner, Disney, Paramount y otros estudios que lanzaron sus streamings y, entonces, Netflix perdió todo ese contenido”, precisa.
Lo que sí parece ser un consenso general es que, inevitablemente, la compañía se vio golpeada por la crisis económica global. “(En Gran Bretaña) ya había habido fugas de cuentas de Netflix y mucha gente estaba dispuesta a dejar el servicio de acá a tres meses porque, en momentos de alta inflación, lo primero que uno corta son los servicios no esenciales. Y ahora que ya no estamos encerrados con la pandemia, si tienes que empezar a cortar costos extras puede que el streaming que estés usando sea uno”, señala Plant.
En cuanto a soluciones, Liz Shannon Miller apunta a la necesidad de que la compañía revalúe sus métricas para medir el éxito. “La verdadera crisis existencial que está afrontando Netflix es la idea de que nunca obtendrán que los 7 billones de personas en el planeta se suscriban a su servicio, y que quizás se estancaron en términos de alcance más temprano de lo anticipado. Su métrica principal para medir el éxito ha sido, por una década, el crecimiento en suscriptores. Y eso es un gran problema. Mejorar su catálogo es una solución para eso, pero, en general, quizá tengan que revaluar cómo miden el éxito y el crecimiento yendo hacia adelante para encontrar un lugar sustentable en el ecosistema actual”.
Aun así, es posible que la crisis no implique mayores problemas para el futuro de la plataforma. Así lo concluye Ramírez: “Creo que va a ser un evento catastrófico por la cantidad de plata que se perdió en la valoración de la empresa, pero no es un cuchillo en el corazón de la N roja. No, no creo. Lo más probable es que esté obligada a moderar sus expectativas. Eso sí”.
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