Las Noches de la Peste, de Orhan Pamuk (Literatura Random House)
Las primeras noticias de esta novela llegaron vestidas de controversia: Orhan Pamuk fue acusado de ofender a uno de los fundadores de Turquía en sus páginas. No es primera vez que el Premio Nobel tiene problemas de libertad de expresión en su país (en 2005 fue procesado por referirse al genocidio armenio, que Turquía no reconoce). “Esta es tanto una novela histórica como una historia escrita en forma de novela”, dice la primera línea del libro, que tiene como narradora a una historiadora. Mina Minguerli, alter ego de Pamuk, escribe desde Estambul en 2017, y narra una historia ambientada en 1901, durante una epidemia de peste bubónica. La novela arranca con el viaje de la princesa Pakize Sultan y su esposo, el doctor Nuri Bey, a la isla imaginaria de Minguer, “la perla del Mediterráneo oriental”, en una comitiva oficial otomana. En la delegación va también el inspector de sanidad del imperio, el químico Bonkowski Pachá. Como el pueblo de Kars en su novela Nieve, Minguer queda aislada por el brote: el virus se ha propagado por los barrios musulmanes, en una isla habitada también por cristianos. El inspector Bonkowski ya había controlado exitosamente una epidemia en Esmirnia, pero en Minguer se enfrentará al rechazo del gobernador, que niega la enfermedad, así como a la oposición de los comerciantes, los rumores, las rivalidades religiosas y una rebelión política. Un crimen acelera las acciones, en una ambiciosa novela que retrata los últimos días del imperio otomano y que enriquece la narrativa de las plagas que iniciaron Alessandro Manzoni y Daniel Defoe.
Yo, el Pueblo, de Nadia Urbinati (Grano de Sal)
No es un fenómeno nuevo, viene desde el siglo XIX, pero en la actualidad el populismo alcanzó una dimensión inédita: se volvió global. “La novedad hoy es la intensidad y la omnipresencia de sus manifestaciones: los movimientos populistas se han hecho presentes en todas las democracias”, escribe Nadia Urbinati, politóloga italiana y académica de la Universidad de Columbia. Y aunque es difícil precisar sus contornos, el populismo es una fuerza nacida al interior de la democracia; de algún modo, dice la autora, responde a promesas incumplidas de la democracia partidista, entre ellas, la agudización de las desigualdades económicas, la corrupción, la pérdida de representación de los partidos, el poder avasallador de las élites económicas. Antipartidos, antiélites y antisistema, los líderes populistas proclaman representar al verdadero pueblo y una vez en el poder, buscan construir una democracia populista mediante el uso de los medios y los procesos de cambio constitucional, para consolidar el poder de la mayoría. Y aun sin esta modificación, el gobierno populista “puede cambiar el tenor del discurso público y la política al implementar propaganda diaria que fomente la enemistad en la esfera pública, que se burle de toda oposición y de los principios fundamentales, como la independencia judicial”. Este acucioso ensayo se pregunta de qué modo el populismo transforma la democracia; examina sus rasgos centrales, su vocación autoritaria, su radicalismo y los serios riesgos que plantea para la convivencia democrática.
Islas de Calor, de Malu Furche (La Pollera)
Una ola de calor golpea al planeta: los termómetros marcan más de 40 grados. La catástrofe del clima se extiende y altera la vida de todos: la gente se refugia del sol, duerme por las mañanas, vive de noche y sobrevive cómo puede a la falta de agua y provisiones. Las altas temperaturas y la falta de aire fresco afectan los ánimos y la moral de las personas. “¡El calor!, se repite otra vez. ¡Eso es lo que pasa! ¡El calor confunde y nos tiene a todos locos!”, dice Pastora, la protagonista del cuento que abre este conjunto. Mientras la dueña de casa sufre un shock que la inmoviliza, Pastora, la empleada de la casa, abre las puertas para ofrecer refugio a gente que lo necesita. Con resonancias de Donoso y Buñuel, el cuento define el clima moral del volumen, atravesado por el desastre climático y donde las protagonistas se enfrentan a situaciones extremas y se mueven en difusos límites valóricos. Con una prosa fluida y transparente, el libro construye un mundo propio y perturbador.
María la Dura en: Estoy Chata de Estar Chata (SM), de Esteban Cabezas, ilustraciones de Marko Torres (SM)
María la dura, el personaje creado por Esteban Cabezas, no da más: está cansada del encierro provocado por el coronavirus. Si al principio disfrutó la cuarentena como inesperadas vacaciones (dormir hasta tarde, andar todo el día en pijama, ver series, etc), se había animado como nunca de volver a clases. Pero la alegría duró poco: tuvo que recluirse nuevamente con su familia. María no solo se siente aburrida, está desanimada, parece que el cuerpo le pesa y una sensación de vacío se le instaló en el estómago. ¿Qué puede hacer para superar esa sensación? A través de Zoom, la niña se contacta con su amigo Peter Punk y con su ex sensei, incluso conversa con su gato y con su hermana mayor en busca de respuestas. Finalmente, en silencio y soledad, María encontrará la forma de superar su tristeza.