Largas filas, desastre en los accesos y hasta gente arriba de un camión: la difícil trastienda del regreso de Metallica a Chile
En la espera por acceder al Club Hípico, donde se realizó el show tras el frustrado intento en el Estadio Nacional, hubo quienes hicieron notar largas filas, la poca claridad en los accesos y las salidas, e incluso avalanchas de personas sin entrada. Incluso, en las redes sociales se volvió viral una foto donde se ve a fans viendo el show encaramados sobre un camión: fue una postal recurrente, con espectadores también trepadas a rejas, basureros y baños químicos. Asistentes al espectáculo detallan su experiencia en charla con Culto, en un día cruzado por las lluvias de la jornada anterior y la alta expectativa. Desde el Club Hípico, en tanto, dicen: "Si la gente hubiese respetado los ingresos debidamente señalizados, no hubiera pasado nada". El Sernac ofició a la productora DG Medios.
El regreso de Metallica a Chile, tras dos años, cambio de recinto y pandemia mediante, generó expectación en la audiencia que llegó hasta el Club Hípico. Más allá del muy buen espectáculo que ofreció la banda, muchos asistentes reclamaron situaciones puntuales referidas a los accesos; las filas para acceder se extendían por cuadras, mientras otros aseguraban que no había claridad sobre las señaléticas. Problemas que recuerdan a los ocurridos en su debut en 1993, donde incluso hubo enfrentamientos entre asistentes y personal de carabineros.
La situación fue tal que incluso, hacia las nueve de la noche, la hora a la que estaba fijado el comienzo del show -que finalmente comenzó 60 minutos después-, todavía había cientos de personas esperando por entrar. Quienes asistieron, detallan a Culto que la espera para ingresar fue extensa, y el proceso mismo, caótico. Se generaron tumultos en accesos considerados estrechos y eso incluso generó situaciones al borde del peligro.
En el interior, también reinó el desorden: la zona de cancha dejó a muchos mal ubicados y con nulas opciones de ver el espectáculo con un mínimo de comodidad.
A la salida, cerca de la medianoche, el escenario fue el mismo: pocas señales para la evacuación, gente desorientada, poca información y mal flujo de transporte público.
Así le ocurrió a Enrique Lagos, ingeniero civil de 44 años, quien asistió al sector dispuesto para la gente con entrada de Andes. “Llegamos mucho tiempo antes de que abrieran las puertas para poder ver a los teloneros, Greta Van Fleet. Al llegar, los accesos a cancha estaban cerrados. Había muchísima gente apiñada intentado entrar. Al final estuvimos tres horas en la fila y no vimos a Greta”, recuerda.
Y agrega un detalle que muchos repiten en las redes sociales. “Al ingresar, era tanto el desorden que ni siquiera nos miraron la entrada: podría haber entrado cualquiera. Y adentro, con tanto desorden de gente, en el sector Andes, poder ver el escenario con un mínimo de comodidad era imposible. Mucha gente por lo demás encaramada en rejas, baños químicos o basureros, lo que no sólo tapaba la visión, sino que también era potencialmente peligroso. Si una de esas rejas hubiera cedido, habría terminado aplastando a otros”.
Una situación similar vivió el periodista y guitarrista de la banda Rey Antílope, Juan Pablo Andrews, quien asistió al show junto a su hijo de 16 años, como regalo de cumpleaños. Pero la experiencia distó de ser placentera. “Llegamos tipo 17.50 a la fila que comenzaba en Avenida Club Hípico y llegaba hasta Avenida Mirador. Bordeaba casi la mitad del recinto. Estuvimos en la fila cerca de tres horas. Muchos se preguntaban qué pasaba que la fila no avanzaba. En un momento, cuando ya había caído la noche, la gente, visiblemente molesta, empezó a pedir una ‘avalancha’ para apurar el ingreso. Nunca se vio un carabinero en todo ese trayecto”.
Asimismo, reitera una observación que también realizó Lagos. “Luego, ya pasadas las 20.30, todo el mundo empezó a correr a la puerta. Ya en una valla papal casi a la entrada, un hombre, al parecer de la producción, solicitó que corriéramos a la entrada con los tickets en mano. Ingresando al lugar, era solo caos y se formó un gran tumulto. Nadie pedía la entrada, por lo que a esa hora, cerca de las 21.00, haber hecho la fila no tenía sentido. Muchos ingresaron sin hacerla. En medio del tumulto, los encargados de revisar las entradas y pases de movilidad desistieron y abrieron el paso, retirándose ellos mismos de los lugares. En esos tumultos había niños chicos por lo que fue muy peligroso”.
Tal como otros asistentes, Andrews también repara en la poca claridad de las señaléticas. “Adentro, la situación no fue distinta. Los accesos no tenían buena señalización y había un barrial, producto de la lluvia del día anterior, muy peligroso. Pese a haber llegado con horas de anticipación, no logramos ver el show de Greta Van Fleet, a quienes solo vimos despedirse”.
Otros espectadores tuvieron dificultades de otra índole, particularmente con el acceso de las bicicletas, pese a que la organización dispuso de un estacionamiento especial, al que se accedía previa inscripción.
Así le ocurrió a Camilo Prieto, quien llegó hasta el recinto en bicicleta. “Tenía entrada VIP y según habían informado, abrían a la una. Yo llegué a la una y diez, y había una fila de unas 200 personas, pero no la abrieron hasta como las 14.30″, recuerda.
Pero lo que más le molestó fue otra situación. “Llegué y nadie tenía idea dónde estaba el bicicletero. Yo me aburrí de preguntar a la gente. La dejé amarrada a una reja del Club Hípico que daba a la calle, pero adentro había que hacer una nueva cola. Después, la bicicleta la logré meter adentro, y seguí preguntando donde estaba el bicicletero, nadie tenía idea. La terminé amarrando a un basurero”.
Aclara, eso sí, que en su caso no tuvo mayores inconvenientes con la salida tras el final del show, poco antes de la medianoche. “A la vuelta no tuve atados, era por otro lado así que me tuve que devolver una cuadra. Pero no tuve mayores problemas”.
Por su lado, Rodrigo Diez ha asistido a los seis shows de Metallica en Chile. Al concierto de la noche del martes, fue a la zona de Pacífico. “El show lo encontré increíble, de todas las veces, encuentro que si no fue el mejor, estuvo cerca”. Sin embargo, detalló que el ingreso “fue súper desordenado, no sabías por dónde tenías que entrar, por cuál calle era, pasaba mucha gente que no se le pedía entrada y adentro, botaban rejas para pasarse. La producción muy despelotada”.
Sin embargo, detalla que en su caso, la salida fue más expedita. “Sin problemas, yo por lo menos no vi nada”.
Desde la productora DG Medios, organizadora del espectáculo, no contestaron a las llamadas de Culto. Asimismo, Carabineros detalló a este medio que tras el show no se registraron detenidos.
El camión galería
En las redes sociales hubo una imagen que llamó la atención y rápidamente se volvió viral. Un camión que estaba estacionado en el recinto del Club Hípico, al que se encaramó un grupo de personas para ver el show. Una imagen que parece sacada de otro momento y da cuenta de como los asistentes no quisieron perderse detalle de la vuelta del grupo.
Desde la administración del recinto aclaran que ese camión no era de ellos, sino era parte del equipamiento que llevó DG Medios al evento. “Era de la productora, no sé si es de ellos o un subcontratista. Estaba adentro del Club. Supuestamente, era para proteger y que la gente no se pasara, pero no fue muy útil”, detalla Gloria Covarrubias, jefa de Relaciones Públicas y Eventos del Club Hípico.
Para la funcionaria, quien remarca que la administración del recinto no estaba a cargo del show, los problemas ocurridos se debieron a una serie de factores. “Hoy en día en todos los lugares que exigen Pase de movilidad los accesos son más lentos. Estaba bien señalizado, acordémonos que es una masa de gente que quiere salir y el chileno está acostumbrado a no leer la información, hace que se desvirtúe y salga por donde primero se le ve una oportunidad”.
Y agrega algunas observaciones para comprender lo ocurrido, como la lluvia caída durante la tarde del martes sobre la capital (la estación Quinta Normal de la Dirección Meteorológica marcó 26 mm de agua caída para esa jornada), lo que en parte explica la demora en la apertura de las puertas. “Yo creo que hubo puntos que jugaron en contra, como el exceso de agua caía el día anterior, que demoró la apertura de puertas porque había que aplanar y sacar agua, habían pistas que estaban mojadas. Lo otro, es que si la gente hubiese respetado los ingresos debidamente señalizados no hubiera pasado nada, porque la gente que pasó por ahí no tuvo problemas, es cosa de verlo en redes sociales ¿de quién es la culpa? no sabría decirte, todos juegan un papel de desesperación, es más lento debido a lo que significa”.
Sin embargo, señala que pese a todo -y a la prisa con que se debió trasladar el concierto desde el Estadio nacional-, el Club Hípico es un lugar que puede albergar conciertos sin mayores problemas, como ya ocurrió con los mismos Metallica en 2010. “Hemos hecho muchos recitales, de hecho hubo otro Metallica acá, ahí no tuvimos problemas en los ingresos y las salidas siempre son demorosas, lo que pasa es que no nos había tocado una lluvia de esa magnitud con toda esa cantidad de personas”.
Entra el Sernac
En tanto, el Sernac ya ofició a la productora por el tema. El objetivo de esta gestión es obtener los antecedentes para analizar las acciones que correspondan en favor de los consumidores afectados.
Entre los problemas denunciados por los asistentes, según dice el Sernac, destacan temas de seguridad, de acceso, que no se respetaron las locaciones, e incluso hubo personas con entradas que no pudieron ingresar, entre otros. La empresa tiene un plazo de 10 diez días para entregar una respuesta.
El oficio exige información respecto a, por ejemplo, la cantidad de entradas vendidas en relación al público asistente, las causas de los problemas, número de reclamos recibidos, entre otros antecedentes.
A través de múltiples reclamos, así como denuncias a través de medios de comunicación y redes sociales, el Sernac tomó conocimiento de una serie de problemas ocurridos antes, durante y luego del concierto que afectaron a los asistentes.
Entre los problemas destacan los riesgos a la seguridad, lo que provocó aglomeraciones y largas filas al momento del acceso al recinto. También los asistentes reclamaron debido a que no se habrían respetado los sectores de las entradas debido al nulo control de seguridad, lo que derivó en que muchas personas terminaron viendo el show sobre camiones, grúas y rejas para poder tener algo de visibilidad.
Además, muchos consumidores indican que no pudieron acceder al concierto debido a una eventual sobreventa de entradas.
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