“Fue más una expresión de deseo, como tirando a la intención”, detalla el músico argentino Abel Pintos al rememorar como surgió la posibilidad de colaborar con la chilena Francisca Valenzuela, en una reversión para Abrazándonos, una canción que Pintos grabó para su álbum El amor de mi vida, presentado con una serie de conciertos sold out en Buenos Aires.

Pero en esta colaboración, el tema alcanza nuevas alturas. Se trata de una revisión en clave bachata, un ritmo más ajeno a lo que ambos, en especial Valenzuela, suele trabajar habitualmente. De allí, dicen que se trate de un ejercicio fructífero, más en el caso de la chilena que no suele lanzarse muy a menudo a las colaboraciones.

Abel Pintos: La canción originalmente es el relato de un encuentro íntimo, en la intimidad de la ternura y la sensualidad de un abrazo, pero estaba solo relatado por un hemisferio, faltaba el otro. Entonces fue cuando pensé en que la canción fuera un dueto. A los cantantes los veo como instrumento, yo quiero el instrumento de cada quien tiene y Fran tiene un instrumento que me atrae mucho para lo que digo en la canción, porque además de tener sensualidad, la canción es muy alegre. Necesitaba encontrar todo eso, y sabía que en Fran lo iba a encontrar.

Foto: Guido Adler

-¿Cómo se generó el contacto?¿se conocían previamente?

AP: Solo teníamos referencias artísticas uno del otro. Para mí, cuando le plantee a Sony Argentina el dueto que quería hacer para esta nueva versión, que cierra el ciclo del álbum El amor de mi vida, fue más una expresión de deseo, como tirado a la intención. ‘Me gustaría grabar con Francisca Valenzuela’, les dije, pero yo no sabía si ella me conocía ¡les decía que le hablen bien de mi! y yo que pensé que iba a llevar su tiempo, pero fue literalmente media hora.

Francisca Valenzuela: Me llamaron y yo dije, ‘sí, me encantaría’. Me mandaron la canción, y dije que linda canción, además que siento que puedo aportar. Ahí tuvimos nuestros zoom y luego ya me vine a Argentina para grabar y ahí nos conocimos en primera persona.

Grabamos juntos en un día -sigue Francisca-. Lo que fue rico porque después de una pandemia con mucha pantalla, fue un placer estar en un estudio juntos con Abel, Nico Cotton (NdR: productor que ha trabajado con otros chilenos como Princesa Alba), el equipo. Íbamos construyendo a tiempo real del dueto, no había una idea previa. Abel fue muy invitador y colaborador y dijo queremos armar la canción como nos nazca, como si fuera nueva.

-¿Y cómo llegaron hasta el ritmo de la bachata?

AP: Eso tiene que ver conmigo. Cuando compuse la canción en mi mente tenía la subdivisón musical del ritmo de la bachata. Pero luego cuando fuimos al estudio con Eduardo Cabra (ex Calle 13), que fue el productor de la primer versión, él es como alternativo y busca una nueva mirada de las cosas; dijo, vamos a conservar el espíritu de la bachata, pero vamos a volar un poco más. En esta versión yo quería ir al hueso de la bachata, porque está lejos de lo que yo hago como música. Es un género que desde que lo escuche me gustó, lo elijo a la hora de poner música, entonces quería experimentarlo, desde el sentido experimental ¡Para nosotros es algo re alternativo!

Foto: Guido Adler

FV: Cuando la escuché me encantó la verborrea que tiene, la rítmica, la melodía. Entonces la exploración musical se do naturalmente. Me encanta el minimalismo de los arreglos de bachata, se luce mucho la voz, la melodía. El parámetro que uso para medir es la comodidad y la autenticidad, el cómo puedo ser yo en este espacio, sea trap, bachata, bolero o lo que fuera, y si puedo conservar ese sentido de autenticidad, me encanta hacer cosas distintas. En este caso creo que hemos sido orgánicos.

-En tu caso, Francisca, no es tan común que hagas colaboraciones. Recuerdo una con Francisco Victoria hace poco (Te lo pido por favor) y la invitación a Claudio Parra en La Fortaleza...

FV: He hecho colaboraciones grabadas y en el escenario, pero no soy una artista que lo hace recurrentemente como lo hacen otros colegas. Yo creo que es súper natural colaborar y me encanta hacerlo, pero a veces se genera una presión muy fuerte por colaborar en el medio, siempre te preguntan con quién vas a colaborar, y a mí me pasa que soy un artista que crea mucho en su intimidad y quizás estilísticamente no soy tan tradicional, entonces no es tan fácil subir personas a mis canciones o que se le ocurra a la gente invitarme. Me encanta hacerlo, siempre es una experiencia beneficiosa, independiente si se genera buena onda o más o menos química. Entonces cuando llegó la invitación me pareció lógico, entretenido y bacán por la parte musical, y también por la parte humana, ha sido super valiosa. En la medida que llegan las oportunidades las tomo.

Foto: Guido Adler

-En el video se articula un relato desde dos puntos de vista, pero luego se juntan ¿cómo se hizo el clip?

FV: Lo grabamos en un Hotel en las afueras de Buenos Aires (NdR: en la localidad de Torrepueblo), no recuerdo el nombre, pero era como un Hotel muy bonito que tiene este patio interior en que hicimos el escenario. Estuvimos dos días, grabamos el primer día la noche que era la celebración y la parte musical. Fue muy divertido porque había un grupo de chicas como de público y pensábamos que eran extras, y después nos dijeron que no, que ellas se estaban quedando en el Hotel, incluso como que se incorporaron al show, fue muy lindo. Al día siguiente hicimos todo el rodaje de la parte interior en las habitaciones del Hotel, la parte desayuno pan con mermelada, tecito, toda esa parte

AP: Conciéndonos más con el tiempo compartido hemos podido ver un montón de simbolismos que sugiere este dueto de los que no fuimos conscientes y que no prearmamos. Por ejemplo, tanto hablar de abrazarse, caímos en la cuenta que es curioso este dueto porque un dueto entre un artista argentino y uno chileno, que no hay tantos, por lo menos no en los últimos 20-25 años. Sin embargo, yo tengo el recuerdo en mi infancia de conocer mucha música folclórica chilena, pero a través de artistas argentinos, y eso en algún momento dejó de suceder. Ahora se contrasta en este dueto.

En la pantalla dividida, pensaba que también tiene un símbolo muy particular, pareciera ser la cordillera, y el mate y el té, hay una cordillera, y al final terminamos encontrándonos en la música, un lugar natural para los pueblos sin importar las cordilleras mediante -agrega Pintos-. hay un encuentro cultural que inevitable por la historia, por la zona en que habituamos, todo eso viene a simbolizar la canción, lo que me parece muy potente.

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