Carla Guelfenbein, escritora chilena: “El amor pasional es así, simplemente entra y arrasa”
La destacada y exitosa autora acaba de publicar su nueva novela La naturaleza del deseo, en la que dos amantes se entregan a un torrentoso romance en el que, por supuesto, no faltan el erotismo, la sensualidad y las escenas de sexo explícito. En charla con Culto desmenuza la novela y la influencia del feminismo en su vida y en este libro.
Fue a partir de una imagen, como suele pasar en todas sus novelas, el elemento que le disparó la historia a Carla Guelfenbein. En este caso, fue una chica joven caminando por una laguna congelada del norte de Inglaterra corriendo el riesgo de caer. “Lo hace de manera temeraria, y lo hace frente a los ojos de un hombre. Hay una manera trágica en esa confrontación voluntaria con la muerte pero también algo cómico, teatral”, recuerda a Culto vía Zoom.
Guelfenbein no tuvo dudas que esa debía ser la escena inicial de su novela La naturaleza del deseo, su nuevo libro publicado vía Alfaguara. Es una novela que cuenta una historia de amor entre dos amantes, S, escritora, y F, abogado. Se conocen en Londres e inician una obsesa relación con intercambio de mails y juntas en diferentes ciudades del mundo. Todo narrado con una pluma pulcra y sin estridencias, quizás eso hizo que a su autora le tomara tiempo escribirla. “La empecé, la dejé, entretanto escribí La estación de las mujeres (2019), y luego volví a la novela. Si contamos todo el tiempo, el proceso duró alrededor de unos cinco años”.
¿Qué le interesó de S y F para escribir sobre ellos?
La posibilidad de poner en juego dos personajes que tenían la experiencia de un amor pasional, eso está en el centro, eso es la novela. Sobre todo en el caso en el caso de ella, la novela está escrita desde el punto de vista de ella. Es una escritora, nacida en Londres, de padres chilenos, se le ha muerto un hijo. En el duelo su matrimonio se vino abajo. Ha tomado la postura de defenderse ante las emociones, tiene una hija en quien deposita todo su afecto, no quiere exponerse de vuelta en entregarse incondicionalmente a alguien, porque si te expones más, hay más riesgos de perder. Eso está en el centro de la novela, el amor como un riesgo letal, existencial. Esa es una postura en la novela, de que el amor pasional es así. No estamos hablando de los amores tibios, protegidos, llenos de normativas, como muchos de los amores modernos. Incluso el poliamor, que es muy moderno en apariencia, pero es muy convencional porque está tremendamente normado. Yo estoy hablando de ese amor, que no tiene normas, que simplemente entra y arrasa.
En la novela, la sensualidad y la corporalidad ocupan un lugar importante en la narrativa. De hecho, la sexualidad se aborda de manera explícita. ¿Cómo se escribe sobre eso sin caer en los lugares comunes?
Es un peligro gigante, ninguna escritor serio quiere caer en lugares comunes. Es un peligro sobre todo cuando se está hablando de un tema tan relamido, tan tocado como el sexo. Era algo con lo cual tuve dificultades, fue uno de los desafíos importantes que significó escribir esta novela, estas escenas era intrínsecas a la historia, porque cuando uno tiene tiene que escribir de sexo, como en esta novela, que habla de una relación inmensamente sensual, que pasa por el cuerpo, que pasa por lo físico, era algo que no podía eludir. Hay veces que uno puede hace bypass como he hecho en otras novelas porque no ha sido el centro. Es mi primera novela donde el sexo está en el centro de la estructura, esta novela no se puede escribir sin escenas de sexo explícito. Era difícil pero resultó un desafío, en lugar de disuadirme era ponerme una valla que tenía que saltar. Si llegué o no llegué, lo juzgarán los lectores.
¿Y usted qué cree?
No sé, yo siento que sí, son escenas explícitas, jugadas, no me quedé a medio camino, no me bajó la timidez, pero son escenas en que cada palabra que está puesta ahí está con mucha concentración, con mucho cuidado, y sobre todo mucha búsqueda literaria. No me caí por el barranco del lugar común, y creo que tampoco por el de la vulgaridad.
¿Hay algo de usted en S?
A primera vista, hay muchas cosas, y que también es un juego que hago como escritora, porque podría haber hecho que fuera una oculista, pero es una escritora. En ese sentido esa es la similitud más fuerte con ella, porque vive el mundo desde su ser escritora, de la misma manera que lo vive cualquier escritor. Además, yo también viví en Inglaterra, en el mismo lugar donde ella vive que es Hampstead, Londres. La laguna donde se murió su hijo es la misma donde yo me bañaba todos los veranos, son parajes que conozco bien, temperaturas, parajes, es un lugar mío.
¿Qué tanto la ha influenciado el auge del feminismo en la escritura de esta novela?
Creo que yo nací feminista, en el sentido que mi madre era una mujer inmensamente avanzada para su época, era profesora de filosofía, rebelde, que no cumplía en absoluto los roles clásicos de la mujer. Mi madre tomaba un montón de decisiones familiares que tenían que ver con las emociones. Siempre estaba rodeada de gente joven, que fumaba y que conversaba. Una de las razones por las que no fui escritora de una fue porque mi madre me dijo que la libertad para la mujer era la autosuficiencia económica. Fui siempre una mujer que entendió que las mujeres teníamos una posición en el mundo desmedrada y teníamos que hacer siempre. Yo soy más vieja que todas estas chiquillas, de hecho tenemos el colectivo Autoras Chilenas (Auch), habemos varias que somos mayores, y si tú me dices que si me ha influenciado, yo creo que ha afirmado muchísimas cosas, me ha ayudado a estar más tranquila, a que somos muchas mujeres que nos estamos uniendo para defender algo que es lógico, que es parte del ser de la humanidad.
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