Crismo La Visión, el productor chileno que colaboró con Karol G: “Estaba en el momento indicado por una ley de la vida”

cristobal moraga

El 7 de abril de este año, Karol G, junto a los puertorriqueños Jotaerre, Alejo y Moffa, lanzaron la canción Un viaje. El ritmo reggaetonero fue co-creado por Cristóbal Moraga, un joven chileno de 17 años de La Reina. En conversación con Culto, el productor musical cuenta por qué se refugió en la música y cuáles son sus sueños como productor.


La llegada al Olimpo reggaetonero del joven productor chileno Crismo, La Visión, tuvo un trayecto largo pero efectivo. En Puerto Rico, los cantantes de reggaetón Jotaerre, Alejo y Moffa decidieron hacer una canción producida por Kidkeva, Toño, VesaVibes y precisamente Crismo, La Visión.

El camino a la producción del single fue sin obstáculos: Jotaerre lo llamó por FaceTime para decir que tenía unas rimas escritas y preguntó si Crismo podía hacer alguna melodía. Luego de hacer la pista se les unió Moffa y Alejo. Este último, viralizó el preview de la canción en Tik Tok. Tras esto, la canción llegó a oídos de Feid - cantante colombiano -, quien tiene cercanía con Karol G. Finalmente todo desembarcó en un puerto definitivo: la artista colombiana decide cantar el tema.

Así fue el camino de cómo un chileno trabajó con la ganadora del Latin Grammy por Mejor Interpretación de Reggaetón en 2021 y una de las grandes exponentes femeninas del género. En su sitio web, la revista estadounidense Billboard catalogó el ritmo como “pegadizo”.

Ahora Cristóbal Moraga Benavides -su verdadero nombre- está en la academia de Música llamada Samej, situada en La Reina, donde se encuentra con su primo Felipe Marín, ingeniero en sonido del recinto y baterista del grupo Möbius. Al entrar al estudio, el joven productor muestra un beat que hizo hace poco y su primo inmediatamente comenta “esta pista está pintá para Raw (Alejandro)”. Tienen diez años de diferencia, pero desde los 14 años invita a Cristóbal a trabajar en el estudio. Al principio creaba buenas melodías, aunque le faltaba coordinar el ritmo con los tiempos. Después comenzó a hacer beats e instrumentales de house y electrónica.

En su infancia, Crismo, La Visión vivía con su padre Marcelo Moraga, quien es piloto de avión de carga en Latam, y con su madre Carolina Benavides, quien es profesora de psicología en la Universidad Mayor. El primero le inculcó el gusto por la música gracias al álbum Discovery, de Daft Punk. Desde allí los gustos por el manejo de vocover y por las pistas progresivas aumentaron. Mientras que en el caso de su madre, el gusto ingresó por Silvio Rodríguez con el clásico tema Mi Unicornio Azul.

Sin embargo, la música llegó a su vida para refugiarse de un ambiente ingrato, pues cuando sus padres se separaron, Cristóbal visitaba a su papá y su pareja de aquel entonces, y cada vez que iba se escuchaban gritos y portazos, hasta que un día se fue a la casa de su madre porque no aguantaba más el caos. Con el tiempo se dio cuenta que la víctima era su padre: “Una vez fueron los pacos para allá y se rieron de la situación. Es machismo al final pensar de que cuando tu mujer te pega es algo de los putos”, relata.

No quiere ahondar en detalles, aunque reflexiona sobre el hecho de facturar una canción para una de las cantantes latinas que lleva la consigna del empoderamiento femenino: “Yo creo que incluso me es significativo que sea mujer, porque reconstruye algo, como que sané algo y puedo relacionarme con mujeres y con este movimiento que es de mi vida, porque tengo hermana chica y no me gustaría que le faltaran el respeto”, opina.

Luego de esto, Cristóbal comenzó a mirarse en retrospectiva y se obligó a saber cuál era su punto más vulnerable. A partir de esto consideró la música como un refugio. Eso lo ha llevado a estar en un campamento - encierro voluntario en un estudio para hacer un proyecto - junto con Tommy Boysen para grabar su EP llamado Fortuna The Mixtape; participó en dos beats junto a Erseuk y Lesz. Asimismo, ha estado trabajando con DrefQuila, otro nombre insigne. Recuerda que llamó su atención en una historia de Instagram en la que lo etiquetó para que se “montara” en el ritmo que sonaba.

En la escena urbana tiene varios referentes. En el área nacional considera a Taiko - productor que ha hecho canciones con Bad Bunny y otros reguetoneros - como su “papá”, pese a que solo tiene contacto por redes sociales. Mientras que, como cantantes, tiene a Bryartz, Drago y Jonas Sanche. Cristóbal admira mucho la vida de este último artista, pues considera que es un “joseador” - jerga puertoriqueña que significa que una persona se busca la vida - al ser papá y por ser el más grande del hip hop chileno.

Uno de los consejos que más recuerda fue el de Drefquila cuando le dijo que tenía que estar dispuesto a todo. “Yo le conté a él una vez que mi mamá andaba media aprensiva y me decía que tengo que ser capaz de ir a todo y si es necesario desvincularse, creo que tienes que hacerlo”. Crismo sintió este mensaje como algo claro: si se quiere vivir de la música hay que ser valiente.

En relación al ambiente que se vive en el género urbano entre artistas emergentes, considera que el negocio es malo, ya que hay quienes pretenden “poner el pie encima y sacar provecho económico más de lo que se debe”. Hoy integra el colectivo independiente de productores llamado Astroboys. Actualmente está cursando cuarto medio y aún no está decidido a qué dedicarse, pues está esperando que termine el año y rendir la PTU. Afirma que le gustaría ser profesor de Historia, aunque no se cierra a nada. Lo único que sabe con certeza es que en dos años más estará nominado a un Grammy.

-¿La canción que hiciste con Karol G fue un éxito?

Sí, fue un éxito, pero quiero decirte que también es un logro. No podría decirte que esa es la cuota del éxito que tienen que tener todos, porque a mí me pasó y estaba en el momento indicado por una ley de vida. Pero no te voy a decir que sea el éxito que pueden tener, ni todo, porque hay éxito que yo lo tuve con otros y también son éxitos de otras personas.

-¿Cuál es tu mayor sueño?

Yo creo que ahora, a corto plazo, trabajar con la gente que admiro en un proyecto artístico y audiovisual cabrón. Quiero hacer un proyecto demasiado adelantado para la época y eso lo voy hacer de aquí en breve. Con Tainy, por ejemplo, necesito gente con perspectiva, pero que quiera transmitir algo a través de la música. No quiero decir que sea necesariamente un mensaje político, sino quizás reflejar algo con un sonido bonito y nuevo con una energía coherente entre los temas. Yo me agarraría de la perspectiva de un sonido espacial como la visión que va a regir en todo el disco. Tú sabes que en el disco The Dark Side of the Moon hay una canción que se llama On the Run y está creada para que la escuches en ácido o LSD. Yo quiero hacer algo más allá de los sentidos, no necesariamente con drogas, pero con un sonido e historia atrapante.

Sigue leyendo en Culto:

Comenta

Por favor, inicia sesión en La Tercera para acceder a los comentarios.