Por estos días, Beto Cuevas se alista para una celebración. Mientras se dedica a sus labores de coach en el programa The Voice, prepara los detalles para su concierto desenchufado a modo de celebración de los veinte años del histórico MTV Unplugged de su banda madre, La Ley. Un proyecto que se debió postergar debido a la situación sanitaria, pero que por fin puede concretar como una suerte de tributo a un momento que, considera, marcó su carrera artística.

“Iba a ser originalmente en el 2021, pero luego empezó esta situación de la pandemia y no se pudo hacer en ese momento, por el aforo limitado, entonces decidimos posponerlo”, cuenta al teléfono con Culto. “Si bien, no ha terminado la pandemia, el virus ha bajado en intensidad, entonces ahora se puede hacer. Es mi forma de celebrar este hito en mi carrera como cantante, es una buena ocasión”.

El MTV Unplugged llegó en una era en que los shows desenchufados eran una marca de la cadena, con shows icónicos como los de Charly García, Café Tacvba, y otros que alcanzaron una altura de leyenda como los de Nirvana y Alice in Chains.

En el caso de La Ley, el concierto desenchufado pudo ser el primero de un artista chileno. Aunque finalmente no ocurrió así (Los Tres grabaron el suyo en septiembre de 1995), de todas formas marcó historia gracias a momentos memorables, como el dueto de Beto Cuevas con la mexicana Ely Guerra en El Duelo, o sus exitosos sencillos inéditos como Mentira e Intenta amar.

“La gente de MTV contacta con nosotros -recuerda Cuevas-. Originalmente íbamos a hacer el primer MTV Unplugged, pero nosotros sentíamos que no teníamos todavía suficientes canciones y suficiente historia como para hacer semejante concierto. Entonces dijimos que más adelante, de todas formas nos gustaría hacerlo”.

Así llegó el nuevo milenio. Por entonces, La Ley era un trío integrado por Beto Cuevas, Pedro Frugone y Mauricio Clavería, que acababa de editar el exitoso álbum Uno (2000), el que les hizo ganar el Grammy a Mejor Disco de Rock Alternativo Latino, el primero en la historia de la música chilena, del que se enteraron mientras participaban en un programa de televisión previo a su presentación en el Festival de Viña 2001. De alguna forma ese reconocimiento consolidaba la proyección internacional que el grupo había trabajado durante los noventas. Era entonces el momento. “Cuando hicimos el MTV Unplugged, ya teníamos más de cuatro discos y muchos éxitos, entonces sentimos que teníamos que hacerlo”.

Un coro distinto

Junto con definir el repertorio, el grupo decidió componer canciones nuevas especialmente para la ocasión. Allí fue clave el rol del productor musical Humberto Gatica, quien ya había trabajado con la banda en otras piezas discográficas (desde el EP Cara de Dios en 1994, canción que musicalizó la telenovela Champaña). “Humberto llegó un día y me dijo ‘quiero que escribas canciones nuevas, pero quiero que te concentres en el primer sencillo, tiene que ser una canción original’”.

Fue entonces que Cuevas echó mano a una pieza que le llevaba dando vueltas, la que acabó titulando Mentira. “Le dije ‘mira, tengo una idea que es como si fuera un bolero y creo que podría ser una canción. Yo tenía solo la melodía, todavía no tenía la letra, hasta el coro que aún no existía. Humberto la escuchó y dijo ‘esto va a ser un súper hit, pero tienes que hacer un coro que sea completamente diferente a la canción, tiene que ser otra cosa’”.

A la usanza de otros compositores, Beto Cuevas recordó un coro que no había usado anteriormente. “Agarré un coro que tenía, la cadencia que dice ‘mi corazón, late por ti, dentro de mi’. Estaba perfecto, porque la canción Mentira es como un lamento, un sentimiento de culpa muy profundo. El coro es lo que viene a distender todo eso, es como ‘sí, la pude haber embarrado, pero en el fondo de mi corazón, siempre te he amado’. Eso vino a sellar la temática de la canción”.

Además de Mentira, el grupo presentó otra inédita, Intenta amar, la que terminó como tercer sencillo promocional. “Es otra de las canciones. Fue bastante mágica la forma en que Humberto supo reconocer las canciones que tenían potencial, como esa, por ejemplo. Así se fue armando el disco, también con canciones clásicas como El Duelo”.

La invitación a Ely Guerra

Precisamente, la versión a dúo de El Duelo, original del álbum Invisible (1995), fue uno de los momentos más recordados de ese Unplugged, gracias a la participación de la cantante mexicana Ely Guerra. “Le dio una segunda vida, parecía otra canción -recuerda Cuevas-. Ely es hasta el día de hoy una gran amiga, y un amigo productor en México me dice ‘¿por qué no invitas a Ely a cantar contigo? me puse a pensar y dije claro, Ely no había hecho tantas colaboraciones, era buena idea”.

“Decidí llamarla y directamente le dije que estamos haciendo un disco en vivo, un Unplugged y me encantaría que cantes con nosotros esta canción, El duelo -agrega-. Entonces le mostré la versión acústica que habíamos hecho y le encantó. Ella es una persona súper especial, o le gusta algo, o no le gusta. Se enganchó de inmediato. Además, Ely fue un acierto en esa canción, porque si la hubiese cantado solo, no hubiera sido lo mismo”.

Cuevas señala que al momento de decidir el dueto siempre tuvo en mente a El duelo. “Es una canción con un gran coro, que hasta un cierto punto es controversial, porque originalmente cuando escribí la melodía y la letra, porque la otra parte la hicimos con Andrés Bobe y Luciano Rojas, yo había escrito ‘sin amor no te haces feliz, sin dolor no sufres más’, que sería lo obvio. Pero después pensé ¿y si lo invierto?, ahí lo cambié a ‘sin dolor no te haces feliz, sin amor no sufres más’, un cambio más existencialista pero más real y funcionó bien”.

Una vez definidas las fechas, la banda comenzó a trabajar en el show. “Fueron mas o menos dos meses de ensayos, empezamos en Los Angeles y después comenzamos a trabajar con Humberto, directamente. Grabamos en un estudio en la casa de Humberto, sacando el tempo de las canciones, porque la idea era que el disco fuera creciendo, de menos a más. Una vez que tuvimos eso, se las mandamos a un arreglador para trabajar las cuerdas y todo eso”.

Cuevas dice que lo que se escucha en el disco es prácticamente la actuación completa, sin ediciones, salvo por una sola canción que debieron repetir. “Llegamos y empezamos a grabar. Solamente paramos para recomponer el maquillaje, porque hacía mucho calor, y corregir una canción, Paraíso, que tenía un ruido de cable, así que la tuvimos que volver a hacer. Pero fuera de eso todo lo que escuchas se hizo en el curso de una hora y media. Si le preguntas a la gente de MTV, te dice que la de La Ley es una de sus grabaciones Unplugged favoritas”.

Una vez lanzado al mercado, el álbum obtuvo discos de oro y platino por sus ventas, además del Grammy Latino por Mejor Álbum Vocal por un Grupo de Rock. Según Cuevas, ese disco marcó un quiebre. “Yo te diría que hay un antes y un después del Unplugged, porque si bien, ya veníamos en una cuesta ascendente con muchos aciertos discográficos como Invisible y el disco Uno, fue un momento perfecto. Ya teníamos un camino recorrido para hacer un disco que fuese exitoso, y además generando canciones nuevas que también fueron exitosas”.

Además de la música, por estos días Beto Cuevas es uno de los coach del programa de talentos The Voice. “Es buenísimo porque puedo compartir mi experiencia discográfica con gente de nuevas generaciones que empiezan la suya, es una forma de devolverle la mano a la vida, no sé si quiero hacer una carrera siendo coach, pero me parece que es buenísima la televisión, sobre todo en programas como estos que son bien honestos y reales, en que la gente puede pensar que está arreglado y todo eso, lo típico que comenta la gente que es más cínica ¡pero no es arreglado! la emoción que uno vive cuando escucha un interpretación genial, al menos en mi caso, es real”.

El concierto Unplugged de Beto Cuevas está agendado para el próximo 30 de Julio en el Teatro Teletón. Pese a que va a incluir material de La Ley y de sus trabajos en solitario, el músico señala que no tuvo conversaciones al respecto con sus excompañeros de banda. “No tengo ninguna relación con mi excompañeros”, señala, categórico.

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