Kendrick Lamar - Mr. Morale & the Big Steppers
El rapero vuelve tras un lustro con un ambicioso álbum doble. Nada menor para un músico que ha acostumbrado a la audiencia a trabajos de buena factura desde hace una década. Lejos de acomodarse en sus laureles, Lamar presenta una propuesta arriesgada, en que las canciones contienen patrones de ritmo distintos, con las que deja entrever su conocida afición por el jazz. Caracterizado como una suerte de Cristo del Bronx en la portada, Lamar se resiste a la comodidad y muestra que siempre se puede ir un paso más allá.
Harry Styles - Harry’s House
Escrito en pandemia, el tercer álbum en solitario del ex One Direction era el que necesitaba para darle el empujón decisivo a su carrera como la indiscutida estrella masculina del pop. Con la producción de sus colaboradores habituales, Tyler Johnson y Kid Harpoon, el disco presenta una colección de canciones que logran el siempre difícil equilibrio, entre el ánimo festivo y la elegancia de arreglos que remiten tanto al synthpop como al funk. Además dialoga con la época, a partir de una contundente entrada en las plataformas con el hit global As it was.
Bad Bunny - Un verano sin ti
Con la friolera de 183 millones de reproducciones, Un verano sin ti, fue el álbum más escuchado en un solo día en Spotify. Lo nuevo de Bad Bunny, el artista más popular del orbe y sin cantar en inglés, ha batido récords de audiencia a nivel global, disputando la primacía en las plataformas con Harry’s House. Pero más allá del fenómeno, el álbum evoca momentos veraniegos y refrescantes a partir de una bien pensada diversidad de ritmos que van del reggaetón al dembow. Además incluye la participación del productor chileno, Joaquín Calderón, Magicenelbeat.
Charli XCX - Crash
Confirmada para la versión chilena de Primavera Sound, la británica Charli XCX (el alias de Charlotte Aitchison), decidió trabajar la fibra más pop de su material en Crash, el quinto álbum de su carrera. En sus 12 canciones cuenta con el apoyo de un equipo de colaboradores con quienes desarrolla una propuesta que invita sin rodeos a la pista de baile, pero con las lecciones de su pasado más experimental y aventurero que dosifica de manera controlada. Así logró posicionar hits como Beg for you y Used to know me, que se apuntan entre lo mejor del año.
Wilco - Cruel Country
En el título Cruel Country, el duodécimo álbum de la banda oriunda de Illinois, remite tanto a su origen vinculado a la música country (se armó a partir de los restos de Uncle Tupelo, una banda que exploraba lo más alternativo del estilo), como a su insaciable necesidad de desafiarse. Esta vez volvieron a grabar en vivo, todos juntos, como en los viejos tiempos, dejando que los instrumentos y las influencias se asentaran en un set de canciones directas que transmiten la alegría del reencuentro.
Rosalía - Motomami
No era fácil para Rosalía superar al celebrado El mal querer (2018), pero en Motomami, la española demuestra que todavía tiene mucho que decir. Apoyada por una pléyade de productores que van desde su habitual socio, El Guincho, a Tainy, el álbum de 16 canciones concentra su impacto en la diversidad de su propuesta que no es totalmente comercial; del golpe más experimental y jazzy de Saoko, pasa sin problemas a momentos de ritmos directos y ganchos pop de manual en Chicken Teriyaki. Un álbum desafiante que suena bien resuelto.
The Smile - A light for attracting attention
El álbum que reúne a Thom Yorke y Jonny Greenwood en paralelo al redil de Radiohead, les ofrece la posibilidad de extender sus ambiciones sin la presión de su banda madre. Y la apuesta les pagó con creces; se trata de un disco que ofrece un material más concreto y directo que los que habían trabajado en los últimos trabajos con el quinteto de Oxford. En temas como The Smoke, exploran su visión sobre funk, mientras que la balada Open the floodgates, parece una relectura más asentada de algunos pasajes de In Rainbows o el célebre Ok Computer.
Florence + The Machine - Dance Fever
Fue la historia de la medieval “plaga del baile”, que hacía a las personas retorcerse durante horas hasta el agotamiento o incluso la muerte, lo que inspiró el álbum de pandemia de la inglesa Florence Welch. Por ello, es un trabajo que en principio se puede leer como una celebración, a partir de su sonido epifánico que se oye en cortes como Free y Choreomania. Pero también ofrece momentos en que su poderosa voz se hace el centro de atención, como en la céltica Heaven is here. En suma, un disco equilibrado y a la vez, contundente.
Francisca Valenzuela - Vida tan bonita
Destacado incluso por la revista y portal web Rolling Stone, lo nuevo de la cantautora chilena es un álbum que festeja los bellos momentos de la existencia, tan caros durante la pandemia. Por ello, tiene una fibra decididamente pop, que le permite apuntalar su ambición más global. Pero en temas como Hola impostora, entre otros, también se puede escuchar a la voz autoral que explora en tópicos como la desazón o la inseguridad. Es decir, una lectura actual y bien lograda de la clásica fórmula de música festiva, con letras sobre la tristeza.
Francis Durán - Lunar
Tras años integrando formaciones de Los Bunkers, Lanza Internacional y Pillanes, el talentoso músico penquista se animó a grabar su primer trabajo en solitario. Así, con espíritu lo-fi, trabajó en los rincones de su casa en el DF mexicano, lo que le dió un encanto particular a las muy diversas canciones del disco; desde el toque beatlesco de El instante más pequeño, a la fantasía acústica de Agüita de la perdiz, que parece releer su afición por la Nueva Canción Chilena. Un álbum que destila con aplomo la experiencia de los años.