“Iguala el carisma de Elvis”, “una película agotadora”: qué dice la crítica sobre el nuevo filme del Rey
La vibrante cinta de Baz Luhrmann sobre la leyenda debutó triunfal en la taquilla de EE.UU., derrotando por una leve ventaja a Top Gun: Maverick. También convenció a Priscilla Presley y a quienes administran su patrimonio, aunque ha generado más discusión entre los especialistas. Recibe elogios el desempeño de su actor principal, Austin Butler, pero genera más dudas la elección del punto de vista, la interpretación de Tom Hanks y las ideas difusas en torno a quién fue realmente el artista. A Chile llega el 14 de julio.
Fue una carrera frenética que se definió por una cabeza. Al finalizar el pasado fin de semana, Elvis derrotó por una leve ventaja a Top Gun: Maverick en la taquilla en Norteamérica (US$ 31,1 millones frente a US$ 29,9 millones). Un triunfo importante ante la cinta más exitosa del año en Estados Unidos y un empujón clave para el filme de Baz Luhrmann sobre el Rey, mientras va llegando a más países en las semanas siguientes. En Chile aterrizará el jueves 14 de julio.
Pero la recepción tiene matices. Convenció a Priscilla Presley y a quienes administran su patrimonio, pero ha generado más discusión entre los especialistas. El desempeño de su actor principal, Austin Butler, despierta elogios, pero genera más dudas la elección del punto de vista, la interpretación de Tom Hanks y la perspectiva difusa en torno a quién fue realmente el artista.
Aquí una revisión por algunos de los aspectos más discutidos:
*La extravagancia de Baz Luhrmann
“El resultado es una experiencia vertiginosa, casi alucinante, similar a ser arrojado a una lavadora y batido sin piedad durante dos horas y media”, señaló The Washington Post, sintetizando la experiencia de ver los 159 minutos de Elvis en la pantalla grande. “Con Elvis, Luhrmann iguala el impulso y el carisma instintivo de Presley y lo eleva por puro nervio, al mismo tiempo que se apega a las convenciones más viejas de las películas biográficas de ascenso y caída de Hollywood y busca alegremente subvertirlas a cada paso”, agregó.
A los familiarizados con el cine del australiano Baz Lurhmann (Moulin Rouge!, El Gran Gatsby) no les debería extrañar los excesos de la propuesta. Pero en Elvis estos se manifiestan con disparidad.
“No es tanto una película como un trailer de 159 minutos de un filme llamado Elvis: un montaje implacable, frenéticamente llamativo, épico y sin embargo insignificante al mismo tiempo, sin variación de ritmo. Al final de todo, es posible que te encuentres reflexionando sobre las preguntas eternas: ¿qué piensa Luhrmann de la música de Elvis? ¿Él, por ejemplo, prefiere algunas canciones de Elvis a otras?”, planteó The Guardian.
“Su interpretación de una historia estadounidense de raza, sexo, religión y dinero por excelencia se tambalea entre el revisionismo simplista y la mitología zombi, sin saber si quiere ser una lujosa fábula pop o un melodrama trágico”, argumentó The New York Times, añadiendo que “como biografía de Presley, Elvis no es especialmente esclarecedora. Todo lo básico está ahí, como estaría en Wikipedia”.
“Es una película agotadora. Eso probablemente significa que está haciendo algo bien”, expresó Rolling Stone. “Elvis, en la tradición épica de todo el trabajo de Luhrmann, es una experiencia temeraria y abrumadora. Es un carnaval en forma de película”. Coincide The New Yorker: “Luhrmann, como fue evidente en Moulin Rouge! (2001), hace de la falta de sutileza una orgullosa virtud. Poco se deja sin decir o se oculta a medias”.
*El punto de vista en el Coronel
En el filme quien cuenta la historia es el coronel Tom Parker (Tom Hanks), el hombre de origen neerlandés que tomó las riendas de la carrera del músico y no las soltó hasta que su cuerpo no pudo más. Un personaje amoral que domina el relato.
“Luhrmann claramente no quiere o no puede explorar la relación disfuncional de Jekyll y Hyde entre el Coronel y Elvis”, sostuvo The Guardian, asegurando que “Luhrmann está incluso menos interesado en el yo interior de Parker que en el de Elvis”. Y sugirió una idea diferente a la que llegó a los cines: “¿Qué tal una película sobre el Coronel, con Elvis en un papel secundario? Habría sido genuinamente nuevo y Hanks lo habría interpretado magníficamente”.
“El concepto más interesante de Elvis, que Luhrmann coescribió con Sam Bromell, Craig Pearce y Jeremy Doner, también resulta ser su mayor debilidad: la historia de la vida de Presley es narrada por su manager, el coronel Tom Parker, interpretado por Tom Hanks detrás de capas de prótesis y un fuerte acento neerlandés”, dijo The Washington Post.
Variety también apuntó a esa arista: “¿Por qué no hay más escenas punzantes entre Elvis y el Coronel? ¿O entre Elvis y Priscilla? El Coronel debería haber sido un gran personaje, no una suculenta caricatura embaucadora. Si estas relaciones se hubieran enriquecido, la historia podría haber despegado más”,
*El Rey de Austin Butler
Elegido por sobre otros nombres más famosos (Harry Styles, Miles Teller), el actor de 30 años encarna al Rey desde que es descubierto por su mánager hasta sus últimos días. Su despliegue en general convence, aunque está sujeto a las particularidades definidas por la historia.
“Butler está bien en los pocos momentos de drama fuera del escenario que permite el guión”, indicó The New York Times. “Butler captura la ardiente fisicalidad de Elvis el artista, así como la alegría y la vulnerabilidad que enloquecieron a las multitudes. La voz no se puede imitar, y la película sabiamente no lo intenta, remezclando grabaciones reales de Elvis en lugar de intentar replicarlas”, sumó.
“Hace un trabajo admirable al capturar la intoxicación y el terror de su estrellato naciente. Pero lo está poniendo a prueba un cineasta que resulta ser tan controlador como el propio Parker”, opinó The Washington Post, apuntando que durante la estadía de Presley su desempeño crece. “A través de Suspicious minds y Polk salad Annie, Butler convierte lo que podría haber sido otra interpretación más del músico más imitado de todos los tiempos en algo auténtico e inesperadamente poderoso”.
Rolling Stone fue más allá y se preguntó sobre cómo el actor triunfó ante el desafío que implicaba la cinta. “La película de Luhrmann no necesita a un imitador de Elvis. Necesita un actor que pueda sobrevivir a la película, que no solo pueda sobresalir del fuerte sensacionalismo de Luhrmann, sino que también pueda convencernos de que debajo de todas las superficies brillantes y los estallidos visuales, hay una persona. El Elvis de Butler es convincente: crees, de manera bastante increíble, que este es un hombre del que la gente no puede quitarle los ojos de encima, pero también tiene fallas creíbles y es audaz”.
*Acentos y omisiones: Little Richard, Nixon, Ann-Margret
Ninguna cinta biográfica puede abarcarlo todo. Pero en el caso de Elvis ha llamado la atención la ausencia del recordado encuentro del Rey con Richard Nixon en la Casa Blanca, en diciembre de 1970. Un episodio, dijo NPR, al que “curiosamente, Luhrmann no le pudo encontrar espacio, ¡en una película de casi tres horas!”. “Podría haber sido un interesante contraste dramático a explorar”, afirmó el medio.
“La película elimina sus simpatías republicanas reales. Da la casualidad de que también fue eliminada Ann-Margret, su coprotagonista en Viva Las Vegas, con quien tuvo una relación conmovedora e ilícita durante aproximadamente un año”, resaltó The Guardian, junto con especificar que “Luhrmann se preocupa en todo momento por rescatar a Elvis de la ironía, el fracaso y el sufrimiento”.
Por otro lado, la película sí ilustra el pesar de su protagonista ante las muertes de John F. Kennedy y Martin Luther King, dos pérdidas que marcaron la época en que su nombre se hizo gigantesco.
También está al acento que se otorga a su vínculo con la música negra. Primero muestra a un Elvis niño siendo testigo de la presentación de Arthur Crudup (Gary Clark Jr.) y, ya adulto, lo sigue en sus charlas con B.B. King (Kelvin Harrison Jr.) y en instancias junto a Sister Rosetta Tharpe (Yola) y Big Mama Thornton (Shonka Dukureh). Y le dedica una escena a Little Richard (Alton Mason) interpretando Tutti Frutti, al que observa encandilado.
“No hay duda de que Elvis, como muchos sureños blancos de su clase y generación, amaba el blues y el gospel”, indicó The New York Times. “También se benefició del trabajo de los músicos negros y del apartheid de la industria. Y una película que no lidiará con la dialéctica del amor y el robo que se encuentra en el corazón de la música popular estadounidense no puede esperar a contar toda la historia”.
“Elvis pone más que un pequeño esfuerzo en resolver el asunto de Elvis y la raza, es decir, Elvis y los músicos negros”, destacó Rolling Stone. “Sitúa a Elvis como alguien que apreció esa música, un alegre receptor y beneficiario, no el ladrón que muchos han afirmado que es a lo largo de los años. Mientras tanto, Elvis, la leyenda, se vuelve inseparable de la música que amaba”, cerró.
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