James LaBrie, vocalista de Dream Theater: “No hay fuerza más poderosa en este planeta que la música”
Presentando su más reciente álbum A View From The Top Of The World, la banda de metal progresivo Dream Theater regresa a nuestro país el 10 de septiembre próximo, esta vez a la Quinta Vergara. A treinta años de Images and Words, el segundo álbum de la banda, momento en donde debutó como vocalista, el canadiense James LaBrie desmenuza para Culto los secretos de la longevidad y el éxito de su propuesta.
The Alien, canción por cual la agrupación recibió recientemente el Grammy por Mejor Interpretación de Metal, es la apertura de su placa número quince, la celebrada A View From The Top Of The World (2021), incluida dentro de los mejores 10 discos de Metal del año pasado en la prestigiosa revista Metal Hammer. Para el canadiense James LaBrie, vocalista de Dream Theater desde 1991, estos elogios dan la razón a la tenacidad de una carrera que comenzó en un panorama musical completamente distinto a lo que la banda -donde le acompañan John Petrucci, Jordan Rudess, John Myung y Mike Mangini- tenía para ofrecer: “Hay que pensar que cuando aparecimos fue en cuando el grunge estaba en su momento máximo, ese era el comienzo de nuestra carrera. Cuando lanzamos Images and Words (7 de Julio de 1992) era lo más bizarro en ese contexto, porque todos escuchaban Pearl Jam o lo que fuera”, explica en conversación vía Zoom a Culto.
Según LaBrie, para la mayoría de la gente, cuando se le habla de Rock and Roll, lo primero en que piensan es en algo más veloz, de paso más constante y frenético. Por lo mismo, el contexto de la música popular a comienzos de los años noventa, parecía no muy receptivo de una propuesta artística más enraizada en la exploración de bandas como Yes, Pink Floyd y Rush.
“Entonces, la pregunta era: ¿dónde encajamos nosotros? Pero creo que por eso mismo hay mucha gente alrededor del mundo que ama este tipo de música y quieren algo que sea más ecléctico, más diverso. La razón por la cual hemos sido capaces de mantener y de tener una carrera tan larga es simplemente porque, en mayor parte, hemos mantenido este concepto de quiénes y qué somos, nuestra identidad, y a la vez seguimos empujando más allá de los límites, experimentando”.
Para el vocalista, esa exploración constante es lo que sigue haciendo emocionante el viaje al que cada fan se enfrenta cada vez que un nuevo volumen de su discografía aparece. “Ellos nunca van a recorrer el mismo viaje otra vez, aunque siga sonando familiar. Creo que somos impredecibles y a la vez nunca hemos perdido nuestro sonido. Por eso seguimos acá hablando y aún tenemos relevancia”, sentencia.
Viendo el mundo desde fuera
A pesar de que una pandemia tomando por rehén al planeta pueda sonar como el argumento perfecto para un álbum conceptual, LaBrie es claro en señalar que de ninguna forma al momento de sentarse a trabajar en A View From The Top Of The World pensaron en caer en la trampa de confinar creativamente sus composiciones a lo que ocurría en el mundo real.
“Cuando comenzamos con el disco le dije a John Petrucci que, personalmente, no tenía intenciones de escribir acerca de nada que remotamente hablase de la pandemia. Porque yo sabía que iba a haber muchos artistas que iban a querer hablar de eso, que iban a querer llevarlo a su expresión y a su propia interpretación emocional, por decirlo de alguna manera. John me dijo que estaba de acuerdo conmigo al cien por ciento, que él tampoco pensaba ir por ese camino. Nosotros necesitamos hablar de algo que lleve a la gente a otro estado mental, a otro lugar, que en sí mismo los reciba y les acoja. Y es lo que hicimos con el contenido de las letras”.
La placa ha sido considerada por la crítica y los fans su mejor obra en probablemente una década y para LaBrie las razones son simples: “Creo que tiene mucho que ver con que hasta cierto punto grabar el disco fue terapéutico para nosotros, porque fuimos capaces de despegarnos de toda esta información sobre la pandemia en el momento en el que estábamos escribiendo. Estábamos componiendo enfocados en la música y creo que eso no solo nos permitió hacer algo que amamos hacer, sino que escapar de lo que nos rodeaba y lograr un equilibrio para darnos cuenta de que no hay que dar todo por sentado, de que la vida es frágil. Pensábamos en el hecho de que todos en la banda estábamos sanos, y en la tragedia que ocurría en el mundo. El disco nos permitió incorporar todo lo que nuestros fans han amado en estos años, las influencias del metal, el filo de lo progresivo y de todos los estilos y elementos sutiles que siempre hemos incluido, todo junto para que A View From The Top Of The World fuera lo que es”.
-La mayoría de los discos que superan el paso del tiempo son precisamente así.
-Exacto, no te arrincones como una cápsula del tiempo, no te confines a un momento particular en el tiempo. Pero, si quieres hacer eso, es cosa tuya. Porque todos vienen de un lugar distinto y si sientes que es algo necesario hacerlo, pues tendrás tus razones. Pero yo pienso que hasta cierto punto eso te pone una fecha, te ata a un tiempo y no te da mucha vida útil y es algo que solo va a tener resonancia con quiénes vivieron ese instante. Pero cada uno hace lo suyo.
-En ese sentido, ¿qué discos te han marcado y se han quedado contigo en el tiempo?
-Bueno, la mayoría de esos discos van a ser de Rush: A Farewell to Kings, Fly by Night, 2112, Hemispheres, Moving Pictures, Signals, todos esos dejaron una marca indeleble en mí. Pero también hay otras cosas. Yo amo a AC/DC, con Bon Scott y Brian Johnson, los dos son cantantes fantásticos y esas canciones todas son grandiosas. La gente puede decir lo que quiera, pero sonaban honestas para mí. No puedo no mencionar a Yes, a Pink Floyd, muchos de sus discos me golpearon, me impactaron y me hicieron exclamar ¡qué demonios pasa acá, esto es increíble!, incluso Genesis. Pero también está Aerosmith, con Get your wings, Rocks; el Machine Head de Deep Purple. Todas estas son bandas que dejaron una marca y me inspiraron. Sería terrible no mencionar a Queen. Todos sus discos me dieron vuelta, me hicieron decir ¡¿qué es esto?! Esto es teatral, es hermoso, es diverso, y bueno, el hecho de tener a John Deacon, Roger Taylor, Brian May y Freddie Mercury juntos, vamos, ¡todos ellos son absolutamente increíbles! También tienes a Led Zeppelin, sus primeros tres discos son pura genialidad. Eso sin menospreciar al resto de sus trabajos, que son fenomenales, y el hecho de que hicieron todo eso en tan solo 11 años. ¡Solo existieron por 11 años y hicieron eso, es algo increíble!
El impacto que todas esas bandas tuvo en los años formativos de LaBrie le llevaron a creer en lo que él llama la magia de la música. “Es algo que nos toca a todos nosotros. Yo lo he estado diciendo en nuestra gira: no hay fuerza más poderosa en este planeta que la música, porque la música es universal, la música nos une a todos, no hay malditas fronteras, no hay creencias o racismo, nada de esa porquería. Solo se trata de que estamos acá para celebrar. Pensando en la esencia misma de quiénes somos como seres humanos no hay nada que lo celebre más que la música. E incluso en mi disco solista reciente Beautiful Shade of Grey (2022) hablo de eso, de los elementos humanos, el lado hermoso que existe y la tristeza que llevamos con nosotros. Eso es lo que nos hace ser lo que somos y la música lo reúne. No hay límites, alcanzamos nuestro potencial total y de nuestra capacidad de ser y existir cuando escuchamos música, porque nos mueve por completo”.
Para Dream Theater, con su disco de estudio número quince bajo el brazo, el regreso a Chile los recibe en un momento de expansión. “Y es sorprendente que sea así, seguimos ganando momentum, más fans, creciendo como banda. Es loco y es irónico porque con la mayoría de las bandas en este punto de su carrera uno solo quiere ir a escuchar lo que hacían en el pasado, pero los fans acogen nuestras nuevas canciones y son relevantes para ellos, les siguen sonando contemporáneas. Para una banda como nosotros es realmente absurdo pensar en que los fans no solo digan que quieren escuchar algo del Images and Words, o de Scenes from a Memory, o de Six Degrees of Inner Turbulence, sino que también piden canciones del disco nuevo o del Distance over time, lo que sea”.
Escenas de un recuerdo
Ese viaje en contra de la corriente que se arrastra desde su misma concepción, en plena época del grunge, es lo que ha consolidado la relación con su público. “Siempre hemos sido extremadamente agradecidos de poder hacer lo que amamos hacer y de darnos cuenta de que seguimos teniendo esta relación con nuestros fans que ya teníamos en un comienzo, hace ya treinta años atrás. No es algo que cualquier banda pueda decir que les ocurra, pero es cierto para nosotros. Por eso no lo damos por sentado y sabemos que tenemos algo que la mayoría de las bandas no tienen. Es algo que hemos podido mantener y que sigue siendo muy sorprendente para nosotros. Somos tan buenos como lo último que hacemos, y eso muestra que somos muy apasionados acerca de ello”.
LaBrie recuerda las veces anteriores en nuestro país y la emoción que siente en cada reencuentro con sus seguidores. “Incluso nos hemos topado con terremotos, como nos pasó en 2010″, dice, recordando el show del 12 de marzo de aquel año, justo un día después del Terremoto de Pichilemu de 6,9 grados, poco después de las réplicas del 27F y que sucedió en pleno cambio de mando.
“Cuando estuvimos ahí el 2016 fui a esquiar a Valle Nevado y fue increíble porque no esquiaba desde que yo tenía seis años. Fue sorprendente porque estuve esquiando allá en Chile justo el 1 de Julio, que es el día nacional de Canadá. Yo soy canadiense y vivo bien al norte, y justo estuve allá haciendo eso. Normalmente en esa fecha yo estaría acá andando en bote, pero estaba allá abajo haciendo eso (risas). Va a ser grandioso, no podemos esperar”.
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