Llega Por Mandato del Cielo: la polémica serie que retrata a los mormones
Un crimen ocurrido en 1984 en Utah sacudió a la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días y sirvió como base para que 19 años después el escritor Jon Krakauer publicara un libro superventas a partir del caso. El mismo que inspiró la miniserie encabezada por Andrew Garfield que disgustó al mormonismo y que ya se puede ver en la plataforma Star+.
Jeb Pyre es un buen padre, un buen marido y un buen hijo. También es un hombre de fe, como gran parte de los habitantes del pueblo de Utah en el que vive junto a su familia. Y un detective enfrentado al caso más complejo de su vida, un crimen de una madre y una menor que lo interpela profesional y personalmente.
En la piel del actor Andrew Garfield, el personaje encarna con desgarro el dilema titánico al que se enfrenta: el homicidio ocurrió en el seno de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, la misma congregación a la que asiste con entusiasmo desde que tiene recuerdos.
A partir de ese instante, se interna en una sórdida trama en que el crimen parece ser producto de los peores males de su fe, una estructura que hizo posible que le quitaran la vida a una mujer y a su hija pequeña.
La realidad dice que Jeb Pyre es la principal invención que aplicó el guionista Dustin Lance Black al momento de escribir su miniserie Por mandato del cielo (Under the banner of heaven, ya disponible en Star+), basada en el libro superventas del periodista Jon Krakauer (2003). Es a través de sus ojos que la producción estudia el asesinato de Bendra Lafferty y su hija, ocurrido en 1984 en Utah, mientras buena parte del resto de los elementos de la historia se conservan fidedignos.
En algún sentido, la óptica del detective es también la óptica del propio realizador, quien creció bajo los criterios del mormonismo antes de desprenderse de esos orígenes y convertirse en un nombre reconocido de la industria como guionista de Big love (la serie de HBO sobre un hombre mormón con sus tres esposas) y de las películas Milk (2008, por la que ganó el Oscar) y J. Edgar (2011).
Black se consideraba a sí mismo como alguien devoto de la iglesia, hasta que dice haber sido testigo de abusos en contra de su madre. “Vi que abusaron de mi madre y que la iglesia prefería apoyarse en la autoridad de la iglesia, en lugar de la autoridad policial, y eso realmente no resolvió las cosas, porque el lugar de la mujer en el hogar mormón es crear un hogar adecuado para su sacerdote o el padre del hogar”, señaló en declaraciones a KCRW.
Incluso antes del estreno de la miniserie expresó que estaba seguro que su creación recibiría críticas de parte de los mormones, porque “soy muy consciente de que la Iglesia mormona no ve con buenos ojos a nadie que discuta la historia de la iglesia”.
Dividida en siete episodios, la ficción se mueve en tres ejes: la investigación que lidera el personaje de Andrew Garfield –en dupla con un detective foráneo interpretado por Gil Birmingham–; los flashbacks en que Brenda (Daisy Edgar-Jones) se casa con uno de los hijos de la familia Lafferty y despierta los recelos del clan, y los orígenes de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días en el siglo XIX bajo la batuta de Joseph Smith (Andrew Burnap).
Ambiciosa, la producción funciona como thriller criminal en que es menos relevante conocer la identidad de los asesinos que indagar en la fe, en la violencia y en las aristas más peliagudas de la religión. Una vez que termina, Jeb Pyre sale transformado y lo mismo ocurre con el espectador.
Tal como anticipó el guionista, Por mandato de cielo despertó el disgusto del mormonismo. “No ayuda a la gente a entender quiénes somos como pueblo ni a difundir ese mensaje. Está diseñado para hacernos parecer alienígenas y extraños”, señaló a Los Angeles Times C.D. Cunningham, director editorial de la revista Public Square, medio que cubre la actualidad desde una perspectiva mormona.
También ha sido criticado el retrato de las mujeres al interior de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, que supuestamente no tendría correlato con la actualidad.
Liz Busby, crítica y escritora que es parte de esa congregación, opinó que con el paso del tiempo “ha habido un cambio”. “Eso es lo desafortunado de hacer una serie que se desarrolla hace 40 años. Nadie quiere ser representado por la versión de sí mismo de 40 años”.
Así como habló en extenso sobre sus orígenes, Dustin Lance Black también se ha explayado defendiendo su miniserie. “No creo que la mayoría de los mormones sean violentos; la mayoría no lo son, gracias a Dios. Pero no estoy hablando de violencia física. Creo que, si estás participando en una estructura patriarcal que daña a las mujeres, es posible que no te des cuenta de la violencia que estás ayudando a perpetrar”.
En última instancia, su principal fin era conectar con un público –creyente y no creyente– que pudiera “sentirse menos solos en sus preguntas, menos solos en sus preocupaciones”.
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