Nunca publicó un libro. Probablemente no lo necesitaba. Acaso como los antiguos helenos en el ágora, a Ernesto Rodríguez Serra, fallecido durante la madrugada de este viernes en su hogar a los 92 años a causa de una influenza, le sentaba mejor la conversación animada, en que las citas a autores y las experiencias de una larga vida afloraban de manera espontánea. “Yo almuerzo con millonarios y con jóvenes del Frente Amplio que quieren botar el capitalismo -dijo en su última charla con La Tercera Domingo, durante el verano de 2021-. Y si puedo juntarlos, los junto. Y si los puedo curar, los curo”.
Rodríguez, católico descreído y entusiasta de la literatura, hizo de la palabra su motivación y de la academia su templo. En la Pontifica Universidad Católica destacó por sus particulares clases en las escuelas de Economía y Arquitectura (desde Historia de la Filosofía a Poética del habitar y Vida y oficio), mientras que su facilidad para la conversación se desplegó durante los 30 años en que se vinculó con el Centro de Estudios Públicos (CEP), donde dirigía animados ciclos de conversaciones, que entre sus habitués contaba con personalidades como el actual presidente, Gabriel Boric.
Crítica y celebración, se llamaban las charlas en que se explayaba sobre la contingencia. “Lo que traté de hacer en el CEP, y en cada lugar donde estuve, fue convertir el lugar de trabajo en un lugar de conversación. Convidaba a los izquierdistas y derechistas serios, eso sí, no a los fanáticos”, explicaba a La Tercera en su última charla.
La afición por lo público, acaso siguiendo la forma literal de la res-pública de la antigua Roma, le venía desde su infancia. “A mi padre le gustaba mucho seguir la política, era muy conservador, compraba todos los diarios de derecha. Yo lo acompañaba a votar. Así que de chico aprendí el hábito de la política”, señaló a Revista Paula, en 2018.
Acaso como muestra de su entusiasmo por el encuentro colectivo, Rodríguez Serra además fue fundador de instituciones como el Sporting Rugby Club de Viña del Mar y llevó su interés por ese deporte a los patios del colegio Patmos de Viña del Mar, en que fue rector. “En Viña fundé y fui rector del Patmos, que estaba basado en la poesía. Al cabo de un tiempo, mis socios me echaron. Entonces fui acogido por la Escuela de Arquitectura, por Godofredo Iommi, donde participé activamente del Movimiento Reforma a fines de los 60″, contó en la misma charla.
Con su habitual lucidez, Rodríguez hacía una comparación entre los deportes y la conversación. “En el fútbol y en el rugby, que me han gustado mucho, tú estás permanentemente decidiendo qué hacer con la pelota, midiendo tus pasos, improvisando, pero sabiendo que muchas veces la vas a perder. Y en ese permanente estar decidiendo, y eventualmente equivocándote, está el gozo de jugar”.
Como una charla de café en que se intercambian puntos de vista de manera fluida, el movimiento fue una constante en su trayectoria. Por ejemplo, a este medio detalló que tras el Golpe de estado de 1973, “empecé a hacer una clase en la UC en Santiago sobre el discurso de Pericles y la democracia en Atenas. Después, a mediados de los 80, me fui al CEP, donde siempre me han dado mucha libertad, hago lo que quiero”.
Ya en los últimos años, cuando había pasado las nueve décadas de vida, reflexionaba sobre la muerte. Más en tiempos en que la pandemia lo puso en la forzada posición de grupo de riesgo. “La idea de que me voy a morir la tengo instalada hace varios años, pero hay un conflicto de interés, porque uno quisiera que este gozo de estar viviendo, de estar conversando, no terminara -le dijo a este medio-. Que esto termine es una cosa muy desconsoladora”.
“Yo sé que [la muerte] está muy cerca, he sobrevivido a un récord nacional de infartos, casi me maté en un accidente y quedé cojo -agregó en esa ocasión-. Pero tengo ánimo todavía… ¿Y sabes qué? Me gusta pensar en mi entierro. Tengo unos sueños fellinescos, con seis mujeres vestidas de negro con unos velos: “Se nos murió Ernesto”. ¡Ja, ja, ja! Ahora veo en la pantalla que soy una máscara. Mira cómo me han crecido las orejas, eran chiquititas. Cuando morimos, decía Quevedo, es que hemos terminado de morir. Nuestros huesos son lo que le sobra a la muerte”.
El velorio de Ernesto Rodríguez Serra, está agendado para este viernes entre las 16.00 y las 20.00 horas en la Parroquia del Sagrado Corazón de Jesús Providencia, en El Bosque. Luego, el funeral está previsto en el Parque del Recuerdo para el sábado 3 de septiembre a las 13.00 horas.