Milly Alcock: el ascenso de la mayor joya del spin-off de Game of Thrones
La joven australiana de 22 años saltó de producciones locales a encarnar a la princesa Rhaenyra Targaryen en House of the Dragon (HBO/HBO Max). En una trama dominada por las traiciones, el incesto y los conflictos por la sucesión, la actriz ha brindado la mejor interpretación de los primeros capítulos de la temporada. Esta es su historia.
Desde hace casi un mes, el mundo la conoce como una princesa determinada, arrojada, al filo entre la prudencia y el arrebato: el verdadero corazón de House of the dragon (La casa del dragón), el spin-off de Game of thrones.
Su trayectoria como actriz siguió otra clase de derroteros. Elegida para interpretar a la princesa Rhaenyra Targaryen mientras se encontraba en el confinamiento en Sydney, Australia, Milly Alcock viajó hasta Londres para unirse a los realizadores y al elenco. No mucho antes se había enterado de que el proyecto secreto de HBO para el que había estado audicionando era la esperada precuela de la saga de fantasía.
“Yo sólo había hecho televisión australiana. Entonces sentí como si alguien me recogiera de Australia y me dejara caer en medio del océano sin una balsa salvavidas”, dice la intérprete en una entrevista genérica cedida a este medio. “Estaba varada y alucinando. ¿Es esto real? ¿Qué está pasando?”.
Nacida en abril de 2000 en la ciudad más poblada de Australia, la actriz de pronto se zambulló en el set de la producción ambientada en Westeros. Cambió su tierra natal por la Fortaleza Roja, el Trono de Hierro y los dragones creados digitalmente.
Según cuenta, esa “fue la primera vez en que vivía sola. Aprendí mucho. Fue difícil. Pero fue muy gratificante. Y fui muy afortunado de tener un elenco, un equipo y unos creadores increíbles a mi alrededor. Sabían que yo era una joven de 21 años sola en una pandemia global en el otro lado del mundo, haciendo un trabajo que estaba tan fuera de mi alcance”.
Mientras experimentaba esa emoción, Alcock se enteró que su personaje era trascendental en la serie basada en Fuego y sangre, de George R. R. Martin. Rhaenyra es la única hija del rey Viserys (Paddy Considine) y es nombrada oficialmente como su sucesora al final del primer capítulo, en desmedro de su problemático tío, Daemon (Matt Smith), y a pesar de que nunca una mujer ha gobernado los Siete Reinos.
Su rol se define por ese conflicto monárquico y por la compleja relación que tiene con Alicent Hightower (Emily Carey), hija del hombre que oficia como Mano del Rey (Rhys Ifans). Amigas íntimas desde pequeñas, las dos jóvenes se distancian cuando Alicent se transforma en esposa del padre de Rhaenyra y, por lo tanto, en reina.
En ese entramado plagado de traiciones, incesto y conflictos por la sucesión, Milly Alcock ha brillado más que ningún otro integrante del elenco, construyendo a un personaje magnético, vigoroso y cautivador. No ha importado su falta de experiencia en Hollywood ni que jamás hubiera visto Game of thrones (tenia 11 años cuando se lanzó la primera temporada).
Sí gravitaron sus dotes actorales y su conocimiento cabal de su personaje. “Ella es determinada. Ella sabe lo que quiere, simplemente no sabe cómo conseguir lo que quiere. Nació en la realeza y en un estatus alto por lo que tiene una posición de privilegio en la que no tiene que conformarse. Significa que puede salirse con la suya siendo franca y no siguiendo las reglas. Por eso la amamos, pero también la odiamos”.
Y agrega: “Básicamente, toda la trayectoria de su vida la deciden los hombres. Y por lo general se decide por los hombres. Por ser mujer la desestiman, rechazan sus ideas y la pasan por alto constantemente. Así que ella tiene que pelear esa batalla”.
Con el paso de los episodios, la configuración de la historia se ha complicado más allá del bosquejo inicial. El domingo pasado el cuarto capítulo –spoilers a continuación– mostró una escena en que su tío la conduce a un burdel y la besa, para luego dejarla abandonada a su suerte. Un instante que seguramente a muchos les recordó a Cersei y Jamie Lannister, los hermanos enamorados de la serie original.
“Fue bastante cómodo”, señaló la actriz sobre el rodaje de esa escena en conversación con el periódico New York Post. “Teníamos una coordinadora de intimidad y trabajamos con ella durante el proceso de ensayo”, agregó.
Esa arista y las restantes prometen llegar a un punto decisivo en el siguiente episodio, el quinto de la temporada (estreno este domingo en HBO y HBO Max). Para disgusto de quienes se han encariñado con su trabajo en pantalla, ese será el último en que Alcock interprete a Rhaenyra: luego el personaje será encarnado por la inglesa Emma D’Arcy, y lo mismo ocurrirá con Emily Carey, quien le cede su lugar a Olivia Cooke.
Pero la favorable recepción que se han ganado ambas }jóvenes podría impulsar un reacomodo de los planes. Según comentó Carey a The Hollywood Reporter, ha habido conversaciones para que ambas regresen en el segundo ciclo, presumiblemente a través de flashbacks. Podría o no funcionar, pero lo que parece claro es que la promesa australiana ya selló el inicio de su ascenso en la industria global.
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