Una hora antes del arranque del debut de Dua Lipa en Chile, nadie está sentado. El público en las gradas, en su mayor parte jóvenes sub 20, siguió el show de apertura de Vickilicious como si estuviera en una discoteca. Un anticipo de lo que esperaba la jornada.
En la previa se respiró ese aire a visita internacional propio de la era prepandemia. Se extrañaba. Los fans de la cantante llegaron hasta el hotel del sector oriente en que se alojó y otros esperaron por horas en las afueras del Estadio Bicentenario de La Florida. Mientras, la inglesa de raíces albanokosovares sorprendía en las redes sociales con fotos de su tarde de paseo por Santiago, en que a tono con las fiestas, hasta se animó a probar un mote con huesillos.
Hacia la tarde, la fila de asistentes se extendía por Enrique Olivares y doblaba por calle Colombia. Jóvenes peliteñidos, maquillaje de brillos, oufits de lentejuelas y mallas preparados para la ocasión, se hacían notar y marcaban el fervor por uno de los shows más esperados del año.
Dua Lupa, quien arribó al país la tarde del jueves, presentó un espectáculo basado en su celebrado álbum Future Nostalgia (2020). Un trabajo de vocación pistera que en 2021 superó los 6 billones de streams en Spotify, el que le permite ser el álbum más reproducido de la década hasta ahora. De allí a que en el Bicentenario reinaba un ánimo de celebración.
A las 21.00 en punto se apagaron las luces. “DUA, DUA” bramó el respetable con los teléfonos en alto. Y Dua, apareció. Con enterito verde turquesa y desplante felino, la cantante lanza un arranque atronador con los hits Physical, New rules (coreografía de paraguas incluido) y Love again. “Buenas noches, Santiago”, saludó. A pesar de los molestos celulares en alto, el público ya está entregado y varios se quitan las chaquetas para bailar, pese al frío que se siente. “Gracias por su amor, gracias por su energía”, señaló en un correcto y practicado español que sonó sincero y la gente agradeció con el aplauso. Durante la noche chapurreteó algunas palabras (”loquita suelta”, lanzó con gracia) mientras la audiencia no perdía el hilo del espectáculo.
Los dos años sin giras, a causa de la pandemia, le permitieron a la artista preparar un show que está diseñado con diferentes motivos de luces y coreografías para cada una de las canciones. El público (entre las que figuraron las ministras Camila Vallejo y Antonia Orellana) brama cuando los bailarines sostienen a la diva boca arriba como si fuera una Raffaella Carrá de los balcanes.
El espectáculo está organizado en tres secciones marcadas por interludios musicales y solos ejecutados por los bailarines de la diva. Cada parte, que incluye cambios de vestuario, es precedida por cilps de video a la manera de una introducción de serie. Pura estética de la era de las redes sociales y plataformas digitales.
Hacia el final pasaron hits de fiestas pandémicas como Hallucinate (sillas incluidas), Levitating, Cold Heart y Don’t Start Now, que completaron el set de 18 temas.
Probablemente, el debut de Dua Lipa en Chile entrará en la memorabilia de los grandes conciertos, en una temporada particularmente cargada con visitas de renombre como Coldplay y Daddy Yankee. La acuciante falta de salas de conciertos en la capital privó al show de un recinto en que el despliegue escénico se hubiera aprovechado en todo su potencial, más con los atochamientos en las salidas, la deuda pendiente en buena parte de los shows masivos. Mientras, Dua Lipa no deja dudas: el sitial de reina del pop lo tiene asegurado, por ahora.