“Se va un amigo, un hermano, un héroe que fue nuestra inspiración”, es lo primero que suelta Álvaro España, la voz de Fiskales Ad-Hok, al recordar a Pogo. Conocido por su rol como líder y cantante de Los Peores de Chile, el fallecido artista fue uno de los nombres claves en la escena punk de finales de la década de los ochentas, más al lograr un sorpresivo reconocimiento masivo gracias a los sencillos Síndrome Camboya y Cicciolina.

Antes de Pogo, estuvo Mario Carneyro. Un muchacho creativo y de carácter indómito que a los 19 años emigró a España, en plena transición, en busca de mejores chances. En ese momento lo conoció el joven Rolando Ramos. “A Mario lo conocí el año 83′-84′, cuando yo estudiaba periodismo en España -cuenta-. Un colega en esos entonces, Kike Turmix, que era bien importante me dice ‘oye, hay un tío que es paisano tuyo ¿quieres conocerlo?’”.

FOTO:DAVID CORTES SEREY/AGENCIAUNONO

El encuentro se concretó durante un show de la banda psychobilly, King Curt. “Mario era bien especial, no era muy amigable. No sabía si era español o chileno porque hablaba muy bien el acento madrileño. Me lo presentó y de ahí no lo vi más. Pasó que el 87′ me vengo, y otro amigo en común, Jaime Ríos me dice, ‘oye tengo un amigo que llegó de España, que está medio con depresión ¿por qué no lo ayudas? En ese entonces yo tenía un programa que se llamaba Melodías Subterráneas en la Radio Universidad de Chile, me lo presentan y me acordé que era él”.

Desde esos años, Carneyro mostraba su inquietud. “Era una persona muy culta, leía mucho, muy interesante -recuerda Ramos-. Quería darle un giro al programa y Mario tenía un potencial exquisito de contar historias, entonces le dije ¿por qué no me envías unos guiones?, me mandaba unas sábanas tremendas con una imaginería increíble; aventuras en un búnker antinuclear, cosas así”.

Fue entonces que salió el nombre. “En el programa estaba Karin Yanine, era Karin, Bernie Ramos, la Bernie, pero entra este personaje al programa y me digo ‘¿cómo lo llamo?’, entonces ahí dije por qué no lo llamo Pogo que era el baile de los punks. A él le encanto y desde ahí quedó como el Pogo”, agrega el periodista.

De los Fiskales a Los Peores

Pogo trabajó en Melodías Subterráneas entre 1986-87. Uno de sus auditores era precisamente Álvaro España. “Nosotros [Fiskales Ad-Hoc] estábamos empezando y no teníamos guitarrista. Un amigo conocía a Rolando Ramos, que hacía un programa que se llamaba Melodías Subterráneas, y el Pogo hacía los guiones. Era el programa que amábamos todos los punks de la época, porque era la única forma que teníamos de escuchar punk rock. Rolando le habló de nosotros, se entusiasmó y se puso a tocar y a crear con nosotros. Fue un tremendo aporte para tomarnos en serio la música y darle para adelante”.

Tras un par de años, Pogo siguió su camino. “Nos separamos de él, pero nunca en mala, quedamos amigos para siempre”, recuerda Álvaro España. Allí fue que se cruzó con los hermanos Alejandro “Jando” Guzmán y Claudio “Klein” Guzmán, con quienes formó Los Peores de Chile. Un camino que no fue fácil, pero que tuvo un insospechado impacto comercial y cultural en el acartonado Chile de la transición entre estelares de Gonzalo Beltrán y los viajes de Frei, gracias a sencillos como Síndrome Camboya y Cicciolina, que entraron en el cancionero popular.

Fue el bajista de otra banda el que presentó a Pogo y Jando. Este último, recuerda cómo se fue dando la complicidad entre ambos para crear la particular mezcla de punk, hardcore y blues de viejo estilo que definió el sonido de la banda, en sesiones de ensayo de lunes a viernes en la casona de Avenida España con Toesca donde vivía Pogo.

“La historia de la banda es mágica. Hubo una conexión, una química cuando nos conocimos que mezclamos el punk, con el rock and roll, la armónica, el slide. El Pogo conocía súper bien el blues -cuenta Jando al teléfono con Culto-. Fue un proceso largo porque al principio nos costó encontrar integrantes, sobre todo baterista, pero todos estábamos hermanados con la idea de seguir con la banda porque era un proyecto buenísimo”.

Tras trabajar sus primeras canciones, el golpe vino con el álbum homónimo de 1994, con el ex Prisionero, Claudio Narea -vecino de Guzmán- y Andrés Godoy en la producción musical. Ese fue el que posicionó las canciones que les dieron la entrada a la cultura pop chilena. “Fue el primer disco de punk rock que tuvo éxito en la radio, y sin hacer música comercial. ¿Cómo nos tomamos el éxito? Nosotros lo tomábamos para la risa, nos cagábamos de la risa de cómo explotó tan fuerte -recuerda Jando-. De un día para otros fuimos muy conocidos, tuvimos que empezar a lidiar con cierta fama lo que era raro para nosotros, era raro que nos pidieran autógrafos”.

Pero esa formación solo duró un álbum. Una historia casi de manual, en que las tensiones y las diferencias pudieron más. Pero las idas y venidas reencontraron a la banda con un álbum, No sabe/no contesta (2012), y una creciente actividad que de sopetón se vio sacudida por un cáncer que acabó consumiendo la vida de Pogo.

Allí la solidaridad del punk salió a flote. En junio pasado se había organizado un concierto benéfico para apoyarlo, en que participaron bandas como Machuca, Santiago Rebelde, Durango, Surfin Caramba, Los KK Urbana, Genitales y Los Revoltosos.

Pese a todo, Jando Guzmán asegura que el grupo seguirá adelante. “Queremos seguir dándole, hasta que las velas no ardan. Los Peores de Chile seguimos. El sábado pasado tuvimos nuestro primer concierto sin Pogo, estoy cantando yo mismo, Klein me apoya bastante y ya está comprobado que la banda suena de puta madre. Pogo lo sabía y estaba muy orgulloso”.

Fanatico escribe condolencias sobre feretro del Mario "Pogo" Carneyro. FOTO: VICTOR HUENANTE / AGENCIAUNO

Jando destaca el legado del artista inquieto, que además de los discos y los dibujos, deja las novelas 24 horas con Blas y Crónicas de payaso, además del libro de relatos Morfopunk y su autobiografía El peor libro de Chile. “El Pogo fue un personaje muy importante -agrega-. Fue un padre del punk rock en Chile. Participó en Los Fiskales donde hizo muchas canciones clásicas, participó en Melodías Subterráneas con Rolando Ramos y con Los Peores de Chile, para qué decir. Deja un legado grande”.

”El pájaro canta hasta morir -lo recuerda Álvaro España-. Él se fue como quería, sin Dios ni Ley, y lo vamos a despedir como corresponde. Se fue tranquilo, se fue escuchando música, dibujando hasta el último, viendo lo que quería ver. Se fue en paz”.

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