El romance del público chileno con el progresivo y sus ramificaciones, sumó un nuevo episodio la noche de miércoles en el Teatro Coliseo. Los estadounidenses Primus desplegaron un show macizo, cuyo eje se concentró en el tributo al disco A Farewell to Kings (1977), de los canadienses Rush, leyendas del progresivo en la era del rock ampuloso de los setentas

Pasadas las 21.10, los músicos entraron uno a uno a escena. Así subieron Larry LaLonde (guitarra) y Tim Alexander (batería), pero la ovación cerrada fue para el bajista Les Claypool; un virtuoso que apenas sonríe, pero que hace del bajo eléctrico una extensión de su fino sentido musical.

En su regreso al país, a sala llena, el grupo llegó con el espectáculo A Tribute to Kings. Este arrancó en agosto con fechas en EE.UU, tras la pausa de la pandemia que pospuso los planes. Se trata de un show dividido en secciones, al estilo del progresivo, en que primero interpretan canciones de su propio repertorio, para luego dedicar un acto completo a interpretar de comienzo a fin, y en la misma secuencia, el celebrado álbum del trío. Cierran con otro set de temas propios.

La admiración de Primus por Rush acumula varios episodios. El trío de Claypool ha abierto shows para los canadienses, e incluso han incorporado a su set de directo otras piezas de su repertorio como YYZ y La Villa Strangiato. Pero el legendario A Farewell to Kings resulta especial para Claypool, quien detalló a Rolling Stone que lo eligieron porque fue el primero que escuchó y además incluye la majestuosa Cygnus X-1, su canción favorita del grupo. “Ese disco siempre ha tenido un lugar muy importante en mi corazón y en mi cabeza”, señaló.

En escena, Primus se mostró como un combo contundente y preciso. Los músicos desplegaron técnica y un arrollador sonido, con Larry LaLonde alternando efectos y figuras; Les Claypool (además a cargo de los sintetizadores, como Geddy Lee en Rush) demostró una vez más su manejo del slap y los recovecos de la armonía; mientras Tim Alexander destacó por su afinada pronunciación tras su enorme kit Tama, doble bombo incluido. El respetable se dejó llevar por la música y celebró cada cabriola desplegada por el trío. Y por cierto, se desató con el material más pesado.

El momento de Rush

Tras una pausa de casi media hora, el grupo regresó al escenario para tocar A Farewell to Kings, ante los entusiastas aplausos del respetable. En el arranque, Larry LaLonde copió con total aplomo la legendaria introducción de la canción que da nombre al álbum; la misma que Alex Lifeson originalmente grabó al aire libre, caminando alrededor del micrófono como si fuera un trovador medieval.

Por su lado, Claypool no solo se hizo cargo de las líneas de bajo, los loops y los sintetizadores, sino de cantar además las notas altas que solía interpretar Geddy Lee (un veinteañero cuando grabó el álbum en 1977). Pese lo complejo del desafío, Clayool logró adaptarse emulando la sensación del canto.

La épica Xanadu, fue uno los momentos altos de la noche, con LaLonde tocando una guitarra de doble cuello, a la manera de Lifeson, y Claypool desplegando su sobrio virtuosismo con el bajo Rickenbacker de 4 cuerdas. Mientras, el respetable coreaba y acompañaba con el habitual movimiento de cabeza, cada fill lanzado con precisión por Alexander desde la batería en su rol de eficiente emulador de Neil Peart.

La noche siguió con algunas anécdotas de Claypool (como la primera vez que vio a Rush en vivo), antes de lanzar una soberbia interpretación del hit Closer to the Heart, momento en que Claypool pidió cantar al público como apoyo por la dificultad de la línea vocal original. Le siguieron Cinderella Man y Madrigal. Al cierre pasó la épica Cygnus X-1, interpretada prácticamente sin errores pese a su estructura intrincada que Tim Alexander condujo con total clase desde la batería.

En general, Primus interpreta el material de Rush con total aplomo y la suficiente cuota de respeto por su obra, diferente en algunos aspectos a su propio material. Eso sí, lo hacen con total concentración y algo de tensión ante la envergadura del desafío. Consiguen incluso no sonar como imitadores, sino como unos veteranos de los cambios de cifras de compás y las armonías intrincadas, que en Chile suman adeptos tal como quedó en claro en el reciente show de Porcupine Tree. Por algo, después de su paso por Santiago (la única fecha en Sudamérica hasta ahora), Primus seguirá su tour por Ciudad de México.

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