Epístolas, de Horacio, traducción de Juan Cristóbal Romero (Tácitas)
Quinto Horacio Flaco, amigo de Virgilio, es reconocido como uno de los poetas más importantes de la antigüedad. Hijo de un esclavo liberto, fue cercano a Bruto -el asesino de Julio César-, protegido de Mecenas y del emperador Augusto. Junto a las Sátiras, Odas y Epodos, sus obras más reconocidas, escribió también dos libros de Epístolas y un Arte Poética. “En sus misivas imaginarias o reales -no hay consenso al respecto- el poeta desarrolló ideas, proyectos, consejos y recriminaciones con sentencias y anécdotas que han devenido proverbiales”, escribe el poeta Juan Cristóbal Romero en esta notable traducción que busca, sobre todo, la fidelidad al sentido del texto y resaltar su carácter contemporáneo: “Alejarse del vicio es el principio/ de la virtud; huir de la tontera,/ el comienzo de la sabiduría”. Como bien destaca la edición, al leer las cartas de Horacio es difícil no pensar en Martín Fierro o en los Discursos de sobremesa de Nicanor Parra: “En resumen: el sabio es inferior/ únicamente a Júpiter. Es libre,/ rico, honrado y hermoso. En conclusión:/ rey de reyes, y sobre todo es sano/ -salvo cuando padece romadizo”.
El Silencio del Mundo, de Pablo Azócar (Tusquets)
En los días del estallido social, cuando los comercios eran saqueados y las iglesias ardían y en la calle se enfrentaban la policía y los manifestantes, un estudiante universitario tocó la puerta de Elisa. Diego, un veinteañero que participaba en las protestas, apareció con un gato, y le pidió que lo cuidara mientras él viajaba a Valparaíso. A los 57 años Elisa vivía encerrada entre libros, acaso de espaldas a la calle y sin preocupación por la política, pero con Diego la juventud, la pasión, las discusiones políticas y también los miedos entran en su vida. Escrita en la forma de una carta, con esta narración Pablo Azócar vuelve a la novela luego de 25 años. Un silencio que resuena tal vez en las palabras de Elisa, quien se define como poeta en retiro: “yo había sido poeta, pero se me habían secado las palabras y había acabado dándome de baja de la poesía”, dice. Ella ha sobrevivido a pérdidas, demonios e infiernos personales, y el estallido y su relación con Diego la llevarán a enfrentarse con sus miedos, con preguntas nuevas y con un entusiasmo que desconocía: “La calle había explotado y de esa micro no se bajaba nadie”, dice.
Guardianes del Sur -Integral, de Sebastián Castro y Guido Salinas (Planeta Cómic)
A diferencia de Ciudad Gótica y Metrópolis, los lugares en que transcurren estas historias existen y se pueden visitar, resaltan Guido Salinas y Sebastián Castro, dibujante y guionista de esta exitosa serie que funde la estética de los superhéroes, la historia mapuche y la ficción. “La saga de los Guardianes del Sur trata de eso justamente. Intentamos narrar un pedazo de nuestra gran herencia heroica disfrazada de músculos y acción”, escriben. El volumen reúne en una sola edición los cuatro libros de la serie: Galvarino, Caupolicán, Janequeo y Lautaro. Con base histórica pero con la libertad de la ficción, la saga relata episodios de la Guerra de Arauco desde la perspectiva de los héroes mapuches, como una batalla épica atravesada de valor, coraje y lealtad, y donde también asoman fuerzas mitológicas y viajes a través de portales espacio temporales. Una serie que revive la historia del pueblo mapuche, que ellos titulan Mapuverso, en un lenguaje fresco, jovial y con la agilidad y la estética del cómic contemporáneo.
Lunagato & Ratón, de Cecilia Pisos y Katana (Muñeca de Trapo)
El haiku es una composición tradicional japonesa. Un poema breve, inspirado en la naturaleza, compuesto de tres versos de cinco, siete y cinco sílabas. Un poema que busca de algún modo captar el instante, la belleza del presente. Cecilia Pisos usa los haikus para contar la historia de un gato y un ratón que recrean la histórica relación de su especie: juegan a perseguirse y escapar bajo la luz y la mirada de la Luna.
“Por el filo del/ ojo del gato fugaz/ pasa un ratón”, escribe la autora. “Abuela luna/ rayo con rayo teje/ gato y ratón”, dice en Todas las noches. “Gato incansable/ con linterna de luna/ busca al ladrón”, prosigue, a través de un relato sinuoso, juguetón, acompañado de creativas ilustraciones de Katana, que combinan y reinterpretan las figuras del gato, el ratón y la Luna.
“Una luna co/ me a un gato que se come/ a un ratón”, anota la autora en Pacmoon, otro de los haikus de un libro que invita a celebrar el espíritu lúdico, el asombro y la creatividad.