Parte de la industria alrededor de la organización de la Copa del Mundo, se extiende hacia el rubro de la entretención. Allí destaca sobre todo el ítem del Himno o canción oficial del torneo, como una suerte de extensión de marketing, que sin embargo, puede ser una buena ocasión para que los artistas de turno obtengan un alcance global que de otra forma les resultaría mucho más difícil.

Para el caso del mundial de Qatar, que arranca este domingo 20 de noviembre, la ceremonia de inauguración no ha estado exenta de dificultades. La selección de estrellas que se ha negado a tomar parte es tanto o más interesante que los que van a participar; desde Dua Lipa (quien señaló que solo visitaría el país árabe una vez que “haya cumplido con todas las promesas de derechos humanos” que realizó para adjudicarse el evento), pasando por Rod Stewart (quien reveló que rechazó un millón de dólares por estar en la cita), los ingleses The Cure y la colombiana Shakira, quien no reveló mayores explicaciones para su negativa a participar. El suyo es un caso particular, ya que antes estuvo en los mundiales Alemania 2006, Sudáfrica 2010 (con el tema Waka Waka), y en Brasil 2014, donde cantó en la ceremonia de clausura.

Foto: Pedro Rodríguez. La Tercera.

Las informaciones disponibles detallan que para la inauguración, estarán presentes nombres como Black Eyed Peas, Jung Kook integrante de la afamada banda de K-Pop, BTS (quienes en la actualidad cumplen con su servicio militar), además de los artistas que ha grabado canciones para la banda sonora del torneo, como Trinidad Cardona, Davido y Aisha, con el tema Hayya Hayya (Better Together). Se espera también la participación de Maluma, Nicki Minaj y la cantante libanesa Myriam Fares, quienes interpretan Tukoh taka, el himno oficial de la Copa del Mundo, la que llegará a las plataformas digitales este viernes 18 de noviembre.

La presencia de la música en los mundiales es de larga data. Un primer hito es el legendario Rock del Mundial, de Los Ramblers, lanzado en mayor de 1962, apenas unas semanas antes del inicio de la Copa del Mundo celebrada en Chile, marcó un hito al lograr la marca del sencillo más vendido en la historia de la música popular chilena. Una canción, que a punta del pegajoso estribillo (”tómala, métete, remata”), logró un alcance transversal impensado para un ritmo que hasta entonces todavía estaba tomando fuerza en el país. De alguna forma, el torneo se ponía a tono con los tiempos, en momentos en que se registraba una irrupción de la cultura juvenil.

Desde ese momento, la música popular comenzó a hacerse presente con mayor fuerza en los mundiales de fútbol. En el caso chileno, el siguiente cruce ocurrió en 1974, con la participación de Los Huasos Quincheros en la ceremonia inaugural de la Copa del Mundo de Alemania Federal. Como la selección chilena estaba clasificada, correspondió presentar un número que representara al país. La agrupación elegida fue la liderada por Benjamín Mackenna, cuya presentación se basó en un breve set de tonadas y canciones tradicionales (incluyendo hasta La Jardinera, de Violeta Parra), pero debieron soportar las pullas y las agresiones de los chilenos exiliados, quienes no les perdonaron su identificación con el régimen militar. Para el conjunto resultó un episodio más en su larga historia, pero que de alguna forma les endilgó un vínculo del que no pudieron sacudirse.

Otras estrellas musicales han hecho su aporte para el torneo. Para 1978, el año del mundial en Argentina, fue el célebre compositor italiano Ennio Morricone quien compuso una pieza casi instrumental de tres minutos llamada El Mundial, y que ni siquiera logró mucho impacto en el país anfitrión. El mismo título tuvo la canción oficial de la Copa del Mundo España 1982, compuesta por José Torregrosa y con letra de Alfredo Garrido, para la que se convocó a Plácido Domingo. El tenor, ya una figura reconocida a nivel internacional, grabó una canción a ritmo de pasodoble no muy memorable y con una letra olvidable (“El mundial (viva)/Que todos los países vienen a jugar/El mundial (viva)/Los grandes del balón se tienen que enfrentar”).

Hay que seguir hasta 1990 para encontrar un nombre de peso entre los créditos de un himno del mundial. A tono con su rica tradición musical, la organización del mundial en Italia recurrió al célebre Giorgio Moroder, uno de los precursores del ítalodisco. Este trabajó la música y encargó una letra al estadounidense Tom Whitlock, con quien había trabajado en la banda sonora de la película Top Gun.

Como el siempre inquieto Moroder no quedó conforme con la letra, encargó una en italiano a sus compatriotas Edoardo Bennato y Gianna Nannini, quienes dieron forma al hit Un’estate italiana, uno de los temas más reconocidos en la historia de las canciones de los mundiales. A contrapelo de lo que suele ocurrir en la industria, esta logró más alcance que la versión en inglés. El tema entró en el Top 10 en varios países de Europa (Suecia, Noruega, Suiza, Alemania) y dio a sus cantantes un golpe de popularidad en el viejo mundo.

De alguna forma las canciones de los mundiales han ido respondiendo a los vaivenes de la industria, como por ejemplo, el guiño al mundo latino. Ello explica la inclusión de Ricky Martin como estrella para el festivo hit La Copa de la Vida, la muy recordada canción oficial del mundial de Francia 98′, que le dio al puertorriqueño un impresionante alcance global. El tema marcó los primeros acercamientos entre la FIFA y las compañías discográficas como Sony Music, al encontrar un posible nicho de mercado.

La apuesta funcionó. Con su pegadizo estribillo, La Copa de la Vida fue número uno en países europeos como Francia, Alemania, Bélgica, España, Suiza, además de Australia. En EE.UU, fue número 2 en el Hot Latin Songs, y consiguió un respetable puesto 45 en el Billboard Hot 100 (con una versión en inglés), lo que no estuvo nada mal considerando que es un país en que el fútbol no es un deporte popular.

Desde el nuevo milenio la situación de las canciones oficiales de los mundiales se hace más compleja al publicar no una, sino varios temas los que reúnen a figuras venidas de varias partes del mundo, a fin de darle un cariz más diverso y así llegar a más mercados.

Sin embargo, es difícil no mencionar a temas como Waka Waka, de Shakira para la Copa del Mundo de Sudáfrica 2010, que logró un buen rendimiento comercial con el número 1 en varios países europeos (como Italia, España, Alemania, Bélgica, Francia) e incluso con un número 2 en el Hot Latin Songs de EE.UU, donde además trepó hasta el lugar 35 del Billboard Hot 100. Eso consolidó la posición de la barranquillera como estrella invitada a grandes eventos internacionales, al participar en tres Copas del Mundo, además de NBA Star Game de 2010 y el Super Bowl. Probablemente, es la figura que mejor aprovechó la vitrina.

Otras estrellas musicales que se han sumado a la fiesta deportiva son Pitbull, Jennifer López, Santaa, Wycleaf Jean y Alexandre Pires, para la banda sonora del mundial de Brasil 2014. Para el caso de Rusia 2018, la canción oficial Live it up, reunió a Nicky Jam, Will Smith, Era Istrefi y Diplo. Un tema con pulso de discoteca que no logró mayor impacto comercial, diluyéndose en el tiempo. Pero que revela, una vez más, la lógica multinacional con que la industria musical y la organización de los mundiales han afrontado el tema.

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