Entre los discos de Jimi Hendrix, Cream y los long play de Violeta Parra, el joven Eduardo Gatti conoció la música de la trova cubana a comienzos de los setentas. Eran los primeros días de Los Blops, y en el Chile de entonces, la inquietud por mezclar y experimentar con el lenguaje latinoamericano marcaba el trabajo musical de bandas como Congreso y Los Jaivas. Pero la generación del recién fallecido Pablo Milanés, Noel Nicola y Silvio Rodríguez ofrecía una experiencia artística que conectó muy rápido con algunos músicos locales y en particular, con los cultores de la Nueva Canción Chilena.
“Nosotros conocimos la música de Milanés mucho antes de que fueran más conocidos -acota el cantautor a Culto-. Ellos entraron más masivamente yo diría que en los ochentas, se empezaron a escuchar en radios, hubo versiones como la de Gloria Simonetti a Ojalá, de Silvio Rodríguez. Pero yo conocí su música cuando estábamos empezando con Los Blops por unas cintas que trajo Ángel Parra padre. Los escuchamos y fue muy impresionante, porque era un movimiento muy fresco y de mucho talento”.
Poco a poco, entre los cubanos y los chilenos surgió un vínculo afianzado en la sintonía artística y política, en una era marcada por la influencia de la Revolución Cubana y la experiencia de la Vía Chilena al Socialismo. Así, artistas como Isabel Parra fueron claves en dar a conocer la música de la Trova en el país. La hija de Violeta marcó un hito en 1971 con su álbum De aquí y de allá, en que grabó temas de Milanés y Rodríguez. “Yo me encontraba en ese periodo viajando mucho a Cuba, a desarrollar actividades artísticas, a trabajar con Leo Brouwer, con el grupo de experimentación sonora -nos contó la cantautora en septiembre de 2021, en charla para La Cuarta-. Entonces se producía este aquí y allá; yo me traía música de la Nueva Trova, se la pasaba a Luis Advis para que él hiciera arreglos y llevaba música chilena que los cubanos a su vez arreglaban. Fueron varios discos los que hicimos y ese fue el último donde está el intercambio maravilloso”.
Así, poco a poco la relación se afianzó. En septiembre de 1972, cuando la presidencia de Salvador Allende Gossens afrontaba días complejos, un grupo de trovadores cubanos visitó Santiago de Chile: Noel Nicola, Silvio Rodríguez y Pablo Milanés estuvieron cerca de dos semanas. Casi un año antes, lo había hecho Fidel Castro con una visita que se extendió casi un mes y que generó tensiones hasta en el seno de la UP.
De acuerdo con el portal Memoria Chilena, el trío de artistas estuvo cerca de dos semanas en nuestro país, realizaron actuaciones en el Estadio Chile y en la Peña de los Parra. Ahí compartieron experiencia con los principales músicos de La Nueva Canción Chilena. Años después, en 2008, en medio de una visita al país, Milanés recordó esos días de 1972 y contó que pudo conversar con el entonces Presidente, Salvador Allende.
La huella de un trovador
Tras el golpe de estado de 1973, Milanés decidió no volver a Chile mientras Augusto Pinochet estuviese en el poder. Pero ello no le impidió cantar sobre el país, tal como por ejemplo, lo hizo Silvio Rodríguez con Santiago de Chile. Precisamente una de sus canciones más clásicas, Yo pisaré las calles nuevamente, fue compuesta en 1974 a partir de una noticia que lo horrorizó. “Esta canción nació a raíz de la muerte en las calles de Santiago de Miguel Enríquez [NdR: el líder y fundador del MIR] -contó en charla con Pedro Carcuro para el programa De Pé a Pá-. Escuché la noticia de su muerte en desigual combate en las calles de Santiago e inmediatamente me salió esta canción. Es una de las canciones más rápidas, más inmediatas y más desgarradoras que me ha salido, diez minutos”.
Fue recién en 1998, tras el retorno a la democracia, cuando el trovador regresó al país. En la ocasión, tuvo un encuentro con jóvenes en la Universidad Católica, con los familiares de detenidos desaparecidos, un show en el Estadio Nacional y una presentación en el programa De Pé a Pá. Ahí, habló sobre sus años alejado de Chile. “Fue una decisión absolutamente personal, humilde, sencilla. Partió de mis principios, de mi forma de pensar, de mi grado de dignidad. Pero son cosas personales, no tiene nada que ver que no fuera conmigo mismo”.
Pese a que pasó años sin visitar el país, la huella de Milanés se había consolidado. En ello fue clave la difusión de su obra musical gracias al sello Alerce. La señera casa discográfica, fundada por el hombre de radio, Ricardo García en 1976, editaba el material del cubano en el país, al menos hasta la década de los noventas. Discos como Querido Pablo (1985), Proposiciones (1988), entre otros, circulaban de mano en mano en el clásico formato de cassette. Su directora actual e hija del fundador, Viviana Larrea, cuenta que vínculo con el artista creció casi a la par que la disquera.
“Mi padre estableció una relación con el sello discográfico cubano Egrem en los inicios de Alerce. Eso nos dio la bellísima posibilidad de traer a Chile la música de Pablo Milanés, Silvio Rodríguez y otros autores de la Nueva Trova Cubana -detalla al teléfono con Culto-. Mi padre viajó muchas veces a Cuba, estuvo personalmente con ambos, establecieron una relación muy cercana y pudimos trabajar con él, editando su música en Chile hasta algunos años después de la muerte de mi papá en los 90′. Ahí la relación terminó”.
Traer la música de Milanés al país no era fácil. En plena época del régimen militar, había que recurrir a varias tretas. “Se viajaba a Cuba y desde allá se traían las cintas masters y se duplicaban acá en Chile, teníamos la suerte de que se podía hacer eso -recuerda Viviana Larrea-. Luego venía la distribución a través de los distribuidores que se atrevían con la música de Alerce, que no eran todos, la más importante era la Feria del Disco, eran muy valientes”.
Fue así que la música de Milanés comenzó a difundirse entre los jóvenes de la época. “Era un poeta, los músicos cubanos son muy completos, incorporan muy bien la poesía, pero también tienen mucha riqueza musical -lo perfila Eduardo Gatti-. Él reunía las dos cosas, además de ser una persona tremendamente generosa y alegre. es una gran pérdida, no me esperaba que el desenlace fuera tan rápido”.
Para el cantautor Fernando Ubiergo, la huella de Milanés marcó una época. Aclara que si bien, no fue una influencia tan directa en él (ahí menciona a Silvio Rodríguez y a Joan Manuel Serrat), sí mantiene un profundo respeto por el artista cubano. “Dejó una huella profunda en generaciones no solamente de músicos, hay canciones de él que uno no las dejará de cantar nunca incluso en gente que no lo seguía es imposible que no conozca Yolanda u otras canciones. Lo siento como una pérdida muy dolorosa y queda un pensamiento para estas figuras que son universales y se mantendrán vivos por su música”.
Desde el costado de Alerce, Viviana Larrea marca ciertos puntos de la obra de Milanés que lo diferenciaron de otros contemporáneos. “Pablo tenía una obra inmensa, gigante, maravillosa, que ha tenido una influencia en nuestros trovadores, pero él tenía una línea más dedicada al amor, tenía discos con boleros, colaboraciones y eso de alguna manera tenía menos peligro para nosotros, a pesar de que también trabajamos los primeros discos de él, con canciones como Yo pisaré las calles nuevamente que hablan del horror de la dictadura”.
Eduardo Gatti cuenta que pudo conocer en persona a Milanés hace poco más de una década. “Nos presentó un amigo en común, chileno. Tuvimos un encuentro muy amistoso, de mucha empatía, ahí nos conocimos con su mujer, yo estaba con mi mujer también. Compartimos almuerzos y conversaciones. Montó la canción Los Momentos con sus músicos y me invitó a cantarla con él. Incluso la incorporó en su repertorio de sus recitales. En los últimos años teníamos una relación muy cercana”.
Incluso, Gatti recuerda que Milanés fue uno de los invitados (además de Manuel García, Nito Mestre, Magdalena Matthey, Cecilia Echeñique, Nano Stern, y otros) para la grabación de una versión aniversario de Los Momentos, por sus 50 años, lanzada en 2021 en plena pandemia. “Eso se hizo a distancia, lo produjo mi hijo Manuel él se contactó con Pablo, porque era una sorpresa para mí. Y Pablo accedió sin ningún problema y grabó su parte”.
Tras su vuelta al país, el hombre tras Yolanda volvió en otras ocasiones a Chile. En 2008, en 2012 en el Festival del Huaso de Olmué y en 2016, ocasión en que tuvo un encontrón con la PDI por la insistencia de los controles migratorios ya que parte de su equipo habría ingresado al país sin los permisos correspondientes. Pese a todo, los cantautores locales calibran su partida. “Lo de Pablo es una pérdida tremenda y dolorosa, sabiendo que tuvo una enfermedad prolongada. es una tristeza cuando se va un cantautor de esa estatura que hizo canciones entrañables”, dice Fernando Ubiergo.
“Puedo decir que Silvio Rodríguez y Pablo Milanés tuvieron un bello impacto en nuestros cantautores y cantautoras, siempre hay una guitarra que suena a Silvio, una letra que suena a Pablo, yo creo que nos ha dejado mucho en término musicales y políticos, porque Milanés estaba muy comprometido con la situación política chilena -señala Viviana Larrea-. Tengo que decir que es un día triste, porque todas las muertes son dolorosas y la muerte de Pablo Milanés es una gran tristeza para los que amamos la música”.