Crítica de discos de Marcelo Contreras: sonido urbano chileno con Cris MJ y Princesa Alba; Navidad con Charlie Brown

El debut de Cris Mj, una de las promesas del urbano chileno de éxito internacional gracias al single Una Noche en Medellín, ofrece contornos de una campaña publicitaria de ribetes triple equis, costumbre en el género, y “la forma en que yo vivo”, según información promocional. Con 22 años y desde La Serena, Christopher Álvarez, su verdadero nombre, describe una existencia con los códigos de la familia Kardashian.

El lujo, los clubes nocturnos, y jactarse de habilidades amatorias, son recurrentes. “Es una chica muy fina, se viste ‘e Gucci en París, dale móntate encima, encima del Ferrari”, versea en Gucci en París junto a Blessed. “Tú eres mejor, te compro Michael Kors”, canturrea monocorde en Famoso. “Es una turra fina, usa Adidas y Cartier”, revela en Fiera, acompañado de Tiago PZK, el primer corte donde interviene antes el invitado, curiosa decisión considerando que se trata de su debut. La cosificación femenina, en el ADN del urbano, tal como en los 80 en el hair metal, campea: “te voy a prepararte tu futuro, te voy a operarte entera’ las teta’ y el culo” (Sin seguro, junto a Ak4:20). El urbano podría denominarse pornopop, sin enojar a nadie. Producción de nivel internacional, para unas rimas que reiteran la inmunidad de esta casilla a los avances de género.

Mientras los artistas masculinos del reggaetón y el trap trazan un universo donde las mujeres son retratadas como un vehículo sometido a tuneo, con el único objetivo de saciar apetitos carnales, en una interacción donde los sentimientos tienen escasa representatividad, una figura en pleno apogeo como Princesa Alba, cuyo mapa estilístico es más pop que urbano, según demostró su contundente debut de este año Besitos, cuídate, ofrece una emocionalidad más compleja y realista, sin transar el ánimo de fiesta y diversión.

Este single producido por el colombiano Julián Bernal, nominado al Grammy Latino, relata con irresistible ritmo bailable bien condimentado en altas revoluciones, una situación realista y transversal: arribar a un carrete, y que esa persona de interés romántico no preste atención, por estar enganchada con alguien más. ¿Qué queda entonces? Conectarse directamente a la bebida para ahogar la frustración. “Vine pa’ tu fiesta y ni siquiera dices ‘hola’ (...) la cartera llena y con la botella en la boca”. Gran cierre de año para la artista chilena, tras abrir las fechas de Coldplay en el Estadio Nacional, y debutar en un reducto consagratorio como el teatro Caupolicán, todo con apenas un disco oficial.

Lee Mendelson iba cruzando el puente Golden Gate de San Francisco, cuando escuchó por la radio Cast your fate to the wind del pianista Vince Guaraldi, ganadora del Grammy en 1963 como mejor pieza original de jazz. Mendelson era el productor ejecutivo de la serie animada Charlie Brown, y necesitaba una banda sonora para un documental sobre las aventuras de la legendaria pandilla infantil. Guaraldi aceptó de inmediato, publicaron la música en 1964, pero la pieza audiovisual quedó archivada.

Sin embargo, Mendelson hizo otro encargo al jazzista: componer la música para el especial A Charlie Brown Christmas, editado en 1965. El álbum contiene el corte más reconocible de la serie, la fenomenal Linus and Lucy, convirtiéndose en uno de los discos de jazz más vendidos de todos los tiempos. Guaraldi, acompañado de Monty Budwig en contrabajo y la batería Colin Bailey, logró capturar la esencia de la festividad. Un hálito de elegante melancolía embarga las composiciones, junto a una decisión inteligente y certera. Tal como la serie utilizaba las voces de verdaderos niños para dar vida a los personajes, grabó con un coro infantil que no siempre entona. Esta reedición remezclada es imperdible para acompañar la próxima Nochebuena.