No hubo un momento específico en que Pablo Stipicic decidiera volverse productor musical. Simplemente, dice, ocurrió como una extensión de su vínculo con la música. “Cuando yo tenía como 10 años, mi hermano mayor se compró una guitarra acústica. Ahí empecé a sacar canciones, después tomé clases particulares de guitarra y siempre tuve bandas en el colegio. Como que la música era algo así súper presente en mi vida”.

Tiempo después entró a estudiar Música en la UNIACC, pero no terminó. Así, más por ensayo y error, se interiorizó en los secretos de la producción musical. “Tuve la oportunidad de comprarme un computador, un micrófono y las cosas básicas para grabar. Así empecé a grabar las cosas de amigos con los que estaba estudiando música en ese momento, o ideas mías, era todo súper informal. Tan informal que el computador estaba al lado de mi cama porque todavía vivía con mis papás. La verdad no conocía esa otra faceta de la producción musical, pero me encantó. Para mí fue como un amor a primera vista, porque viene muy bien con mi personalidad de estar en una pieza encerrado, trabajando en esto todo el día. Entonces me metí y no salí más”.

08 Diciembre 2022 Entrevista a Pablo Stipicic, Productor Musical. Foto: Andres Perez

Así, con algo más de una década en el oficio, Stipicic se volvió uno de los productores más reputados en el medio, con particular llegada en el mundo del pop. Por ello, figura en los créditos de temas como Sismo, de Gianluca y Pablo Chill-E; Pica pero rico, de Princesa Alba; Coquimbo, Mazatlán, de Gepe. También ha sido parte de discos como Nocturna, de Javiera Mena, Claroscuro de Nicole, y muchos otros de nombres tan diversos como Electrodomésticos, Fernando Milagros, Camila Moreno y We are the grand.

Además, ha hecho historia como el único en ganar dos veces (2018 y 2020) el premio a Mejor Productor en los Premios Pulsar. Lo más reciente es su participación en la banda sonora de la película La Caída (disponible en Amazon Prime Video), junto a Rubio (el proyecto solista de Fran Straube) lo que da cuenta de su capacidad para adaptarse a distintos sonidos y enfoques.

Stipicic es un productor que se formó a partir de la experiencia. “No tuve un mentor, lo único fueron como dos clases que me hizo un amigo para aprender a usar los programas, pero súper básico. Y de ahí fue solo como prueba y error, porque siempre fui muy empírico con esto. Nunca tuve mucho estudio, ni muchas mentorías, ni nada”.

Más aún, afirma que ni siquiera se quiere parecer a otro productor. Y eso que en la música popular hay suficientes leyendas del estudio, desde George Martin, pasando por Quincy Jones hasta nombres más contemporáneos como Rick Rubin. “No le pongo tanta cabeza a eso, de hecho, no tengo referentes en la producción. No soy estudioso de eso, o sea, hay gente que conoce a todos los productores, conoce su historia y los estudia mucho. Lo que sí, hace poco leí una entrevista a Rick Rubin donde decía algo que me hizo mucho sentido y me identifica mucho; era algo así como que él nunca se preocupó demasiado de que si lo que estaba haciendo le iba a gustar a alguien o no. Lo que siempre buscó, decía, era buscar con los artistas algo que a ambos les parezca increíble”.

¿Es posible distinguir la “firma” de un productor o algo así como un sonido que lo identifique? Stipicic detalla que no es algo que persiga. Pero cuenta que una vez un amigo suyo, que no es músico, le preguntó por una canción que escuchó en la radio. “Me preguntó si la había producido yo, porque él sintió que había algo. Ahora yo me doy cuenta que las producciones y las mezclas que hago tienen una sonoridad, pero no es algo que persigo intencionalmente, porque lo que yo busco siempre es que sean los artistas los que los que aparezcan más que yo”.

08 Diciembre 2022 Entrevista a Pablo Stipicic, Productor Musical. Foto: Andres Perez

Y para hacer que un artista aparezca, se deben tener en cuenta muchas cosas. Allí, el productor entiende que finalmente, está trabajando con personas. Stipicic, dice, tiene su método. “Trato de no introducir la ansiedad, el decir ‘esto no va a gustar’ o ‘mira, esto está sonando ahora’; eso lo dejo bien fuera. Y trato de no tener prejuicios, cuando de repente llega alguien y me muestra algo que a mí quizás no me está moviendo tanto, igual trato de darle todo el beneficio de la duda, acompañar, más que decir ‘no sé si me gusta’. Creo que es importante tratar de que las cosas se materialicen antes de descartarlas o antes de antes de mirarlas”.

“También trato de estar muy atento a cuando yo propongo cosas -agrega-. Chequear mucho que a la otra persona le guste, porque hay veces que los artistas no se atreven a decir que algo no le gusta, o a veces no se dan cuenta que no les gusta. También otra cosa que hago es tratar de ser súper paciente a los cambios. De repente alguien me dice, ‘no me gusta lo que hicimos ayer’, y en vez de decirle ‘ya, pero es que ya lo hicimos, es mi tiempo, sorry’, como que lo considero como parte del proceso. Creo que todas esas cosas, cuando las ponen juntas, van generando un espacio cómodo para trabajar”.

-¿Le ha pasado que los artistas en cuestión le pidan, derechamente, que su canción tenga éxito comercial?

-O sea textualmente me han dicho eso y yo creo que no textualmente también. Como que hay un subtexto de eso, una ansiedad de que al proyecto le vaya bien. Y yo, la verdad, creo que lamentablemente para la gente que busca eso, es imposible invocarlo. Hasta lo dice Rick Rubin, que cualquiera que ostente saber cuando algo le va a ir increíble y cuando no, es un mentiroso porque realmente nunca se sabe. Entonces mi postura ante eso, es que es tan incontrolable que no tiene mucho sentido intentarlo. Y creo que la manera más segura de intentarlo es que hagamos algo que nos encante y tratemos, obviamente, de tener en cuenta que igual queremos conectar con alguien. Eso es parte de la búsqueda que todos los artistas tienen.

-O sea no se puede “olfatear” un hit…

-Yo creo que uno puede tener una noción. Uno puede decir, ‘esta cosa realmente es muy mala’ o decir ‘está muy buena’. Incluso pasa que a gente que respeto mucho les muestro algo, y les gusta, lo mismo con gente que tiene muy buen ‘olfato’ le parece que está muy bien. Pero incluso en esos casos a veces uno se puede equivocar. Entonces yo creo que es distinto, el alegrarse porque uno está olfateando que la cosa va bien, a que sea el completo motor de las cosas. O sea, todo el mundo quiere que le vaya bien, que mucha gente te escuche, ganar plata, todo eso. Pero yo creo que una cosa es querer eso como resultado de algo, y otra cosa es que eso sea tu inspiración de la vida. Y creo que en general hay poca gente que se enfrente al arte así y realmente le vaya bien.

Tras el sello del reggaetón chileno

Y a propósito del éxito, Stipicic ha sido testigo del crecimiento de una generación de artistas vinculados a la música urbana, en un año marcado por la consolidación internacional del rubro. Por su estudio de calle Crédito, en Providencia, han pasado figuras como Gianluca, Pablo Chill-E, Polimá Westcoast y Princesa Alba. La clave, según él, está en la forma en que se logró “chilenizar” un sonido cuya raíz está en otro rincón del continente.

“Yo siempre he sentido que Pablo Chill-E destapó una cosa. La música urbana chilena, el hip hop, antes de todo esto, como que la rapeada era como más rara, no rapeaban como chilenos. No digo que todo el hip hop pa atrás no es valorable para nada, pero apareció Pablo Chill-E hablando muy como chileno en las canciones, y eso no se sentía mucho antes. De hecho, la canción que hizo Polimá con J Balvin [NdR. Kawaii], mete palabras terminadas en ‘ai’, como ‘gustai’. Eso es nuestro, y es la raja que alguien se haya atrevido a hacerlo porque los chilenos como que se supone que hablamos mal, pero los argentinos sí se atreven a cantar como argentino, y en Chile como que se había escondido un poco el acento”.

De esa forma, Stipicic cree que esa generación ha logrado consolidar una sonoridad propia. “En el caso de Princesa Alba y Gianluca, los veo como un urbano alternativo más pop. No lo digo en desmedro de los otros, pero Gianluca se toma más licencias. De hecho, una vez en mi estudio, el Polimá le dijo a Gianluca una cosa muy linda: que lo que él hacía era como una joya, porque era muy raro, entonces eso valía mucho y lo tenía que cuidar. En ese momento, el Gianluca estaba en un momento medio inseguro, y el Polimá es muy seguro, tiene una mentalidad muy ganadora”.

Con la experiencia de los años, Stipicic asegura que el hombre de Sextime (confirmado para Viña 2023) tiene un estilo particular. “La gran crítica que se le hace al reggaetón es que todo es muy parecido. Pero si uno escucha Ultra Solo, definitivamente siento que Polimá tiene un sello; hay como una pequeña tristeza o melancolía en la música y su voz es súper particular. Las melodías son ricas, o sea, uno escucha a Polimá y uno cacha que es Polimá. No es un copy/paste”.

08 Diciembre 2022 Entrevista a Pablo Stipicic, Productor Musical. Foto: Andres Perez

Mientras que a su juicio, Princesa Alba (que tuvo un gran 2022, con giras internacionales y teloneo a Coldplay) “es persona muy inteligente, sabe lo que quiere y está dispuesta a trabajar hacia metas que ella misma se pone. Creo además que a nivel artístico, tiene un mundo estético súper particular, por ejemplo videos como el de Narcisa. Todo eso hace que ella no sea genérica. Hay ciertas artistas internacionales que no puedo distinguir una de otra y eso no pasa con Princesa Alba, lo que es una virtud”.

Para Stipicic, la nueva generación rediseñó su vínculo con lo chileno. “El status quo de los artistas chilenos era como ‘Chile es una mierda’ y yo creo que estos cabros no tienen ese chip. Pueden ser criticados de quizás no son suficientemente políticos, o que son hedonistas, pero yo creo que simplemente abordan el arte musical desde un área que no tiene tanto que ver con eso. Entonces los más indie, los más alternativos que son como de clase alta, les dicen que cantan como flaites. Pero no sé si cantan como flaites, así hablamos los chilenos”.

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