Muere Martin Duffy, tecladista y miembro esencial de Primal Scream

Martin Duffy Primal Scream

La música británica sufre por estas horas con sus pérdidas: ahora llegó el turno de uno de los integrantes que dio vida a Primal Scream, banda que definió el sonido de la isla hacia la década de los 80. Tenía 55 años.


La música inglesa sigue de luto. Luego de perder a Terry Hall, la voz de The Specials, esta mañana se supo del fallecimiento de otro músico clave para entender el sonido de la isla de sus últimos 40 años: Martin Duffy, reconocido miembro de las bandas Felt y Primal Scream (sobre todo esta última), murió hoy debido a un traumatismo cerebral provocado por una caída en su hogar.

Tenía 55 años.

El artista nació en 1967 en Birmingham, y su primera incursión en la música fue con Felt, cuando tenía sólo 16 años. La banda puso un aviso informando que estaban en búsqueda de un tecladista, donde se leía algo tan simple como provocador: “Do you want to be a rock’n’roll star?” (“¿Quieres ser una estrella de rock’n’roll?”).

Duffy, que justo había dejado la escuela, fue el escogido para tamaña misión y se mantuvo en las filas de Felt por cerca de una década. Luego de eso, en el año 1989, Felt decidió disolverse.

Tras la separación, el tecladista se unió de forma permanente a Primal Scream, banda con la que había colaborado en sus primeros dos álbumes de estudio, Sonic Flower Groove (1987) y Primal Scream (1989).

Duffy pasó tres décadas junto a Primal Scream y fue parte esencial de su sonido ácido, psicodélico, rockero y duro. Sus teclados estampaban el timbre ensoñado que cruzó gran parte de su obra. Incluso estuvo en el título más popular e influyente del conjunto, el aplaudido Screamadelica (1991).

También colaboró con artistas como Paul Weller, The Chemical Brothers y The Charlatans.

En el Instagram de Primal Scream, el fundador Bobby Gillespie dedicó un extenso post recordando a quien fue su compañero de banda por más de 30 años. El artista destacó el talento inigualable de Duffy, indicando que “tenía un amor y entendimiento de la música en un profundo nivel espiritual”, y que “nunca tocaba la misma cosa dos veces, jamás”.

“Martin tenía en su posesión un ingenio único. Tenía un ojo rápido para lo absurdo, lo surreal y lo ridículo. Vivió para reírse y tocar música. Fue amado por todos nosotros en Scream. Un alma hermosa. Lo extrañaremos”.

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