Desde la pandemia, lo último que se ha escuchado sobre Miguel Bosé es su voz. El cantante no publica un disco desde Amo (2016), y desde entonces se ha movido entre las polémicas y los proyectos que abordan su vida en retrospectiva, como la serie biográfica Bosé: yo seré, el libro Historia secreta de mis mejores canciones y las memorias El hijo del capitán trueno.
Si algo ha llamado la atención en las últimas entrevistas al cantante español (por ejemplo, durante la promoción de la serie), es que su voz se escucha afectada. Esta se le ha vuelto áspera, carrasposa, más propia de alguien que sufre disfonía. Un detalle que se ha cruzado con una vida pública errática, entre su insistente postura negacionista frente al covid-19 y los líos legales, como los que le ha enfrentado con el Fisco español y con su expareja, el escultor Nacho Palau, con quien se ha enfrentado en Tribunales por una demanda de filiación sobre dos de los 4 hijos que tenían en común.
Esa relación, de 26 años, fue particular por los hijos que criaron. “Empezó como un cuento precioso y terminó como una historia de terror”, detalló Palau en una entrevista con la revista Diez Minutos. Según él, Bosé comenzó a cambiar con la paternidad. “Quizá no solo fueron los niños, también su carrera, pero a Miguel se le agrió el carácter”.
Y tal parece que el período final fue turbulento. “Al final sí lo pasé muy, muy mal -señala Palau-. Él ha dicho que al final se desenamoró, se decepcionó, pero me ha pasado lo mismo que a él. Yo con Miguel me sentía arropado, protegido, era un tío maravilloso, divertido, con él lo he tenido todo, nunca me ha faltado de nada y nos hemos querido mucho y hemos sido felices. Pero cuando eso se deteriora y se termina...”.
En agosto de 2021, en una entrevista con el programa La Sexta, Bosé deslizó que lo de su voz ocurrió tras el quiebre con Palau. “Mi voz va y viene. Su raíz es emocional. Cuando mi relación de pareja empezó a ir mal, cuando el amor no existe [...] cuando todo se derrumba, en mi caso por discreción, por responsabilidad, por educación también, aguantas. Y estalla. Estalla mal y empiezan los problemas serios. Y, para mí, uno de esos problemas fue la voz. Ahora puedo hablar, pero he llegado a no tener voz, cero”.
Pero en otro momento de la entrevista, admitió que parte de sus problemas de salud también se puedan vincular con los excesos del pasado. “Tuve problemas con las drogas... llegué a consumir dos gramos de cocaína al día y mi cuerpo aguantó hasta que no pudo más”.
En la misma charla, a Bosé se le preguntó si en ese momento podría grabar un disco o salir de gira. Allí, el cantante respondió: “En un buen día, sí puedo cantar una canción y luego algo más, pero una gira no me puedo permitir ahora. El año que viene o a final del año que viene estaré listo”.
En los medios internacionales se ha asociado el padecimiento de Bosé con una enfermedad: la disfonía psicógena. “Es una alteración de la voz muy poco frecuente en la que no existe lesión anatómica o neurológica. Por lo general, el paciente tiene una historia personal caracterizada por situaciones que le han afectado o le afectan emocionalmente”, detalla la logopeda Marta Fontclara en un artículo publicado en la revista Logopedia.
En el mismo texto, la profesional explica que esta enfermedad conlleva un largo proceso de rehabilitación. “El objetivo del tratamiento no debe ser sólo recuperar la voz con la ayuda de un logopeda y las revisiones otorrinolaringológicas pertinentes, sino que debe contemplarse la actuación de un psicólogo y, si es necesario, la de un psiquiatra”.