El Festival de los tropezones: cómo Viña enfrenta una de las ediciones más difíciles de su historia
A apenas doce días de su regreso, el certamen ha debido cargar diversas dificultades: la parrilla de artistas aún no se cierra, no se ha definido los días en que se presentarán los humoristas, además de la reciente polémica por la situación de la orquesta y los ajustes en la optimización de recursos debido a la pandemia y la situación económica mundial. Mientras, la organización negocia los últimos artistas y trabaja a contrarreloj para sacar adelante el evento.
La edición de regreso del Festival de Viña, tras dos años, ha sumado variadas dificultades. A 12 días del arranque, aún hay asuntos por resolver; desde el armado de la parrilla, que aún no está cerrada, a la situación de la orquesta (que vuelve de forma presencial tras un primer anuncio de que iba a trabajar desde Santiago), a otros puntos relacionados con la dificultad para levantar el evento en un escenario que tuvo a la inflación y el alza del dólar como principales coyunturas.
En Culto repasamos punto por punto algunas de las grandes complejidades que enfrenta el regreso del mayor evento del espectáculo y la cultura pop chilena. Y qué viene para los días inmediatos.
* Sin Maná y con una parilla aún en negociación
Esta mañana se informó que la banda mexicana Maná canceló su participación en el Festival, así como los dos shows programados en el Movistar Arena, en Santiago. Los de Guadalajara se iban a presentar el lunes 20 de febrero, y hasta el momento habían generado fuerte interés. Las fuentes consultadas por Culto detallan que se habían vendido el 95% de las entradas disponibles, y solo quedaban locaciones en Platea Preferencial y Platea Premium.
“Con mucha tristeza les informamos que, por razones de salud, las presentaciones de Maná en Viña del Mar y Santiago no sucederán. Durante la gira del año pasado, Fher se lastimó la rodilla lo cual le causó un inmenso dolor, pero para cumplir con sus fans continuó la gira a pesar de la lesión y dolor”, detalla el comunicado oficial.
La situación vuelve compleja el cierre de la parrilla. Antes de la caída de Maná, ya faltaban dos números, por lo que a contrarreloj la organización debe encontrar tres artistas; de hecho, el lunes 20 -donde estaban los mexicanos- hasta ahora no tiene ni músicos ni humoristas confirmados. Fuentes consultadas por Culto detallan que por estas horas se está negociando con al menos dos artistas para reemplazar a Maná.
Hace algunos días, el actor Daniel Alcaíno había deslizado en un programa que Beto Cuevas estaría en la Quinta Vergara como parte de Viña 2023. Y que incluso se iba a presentar el lunes 20 con Maná, dejándolo a él y su personaje Yerko Puchento como el número de humor de la jornada. Sin embargo, fuentes de la organización descartan la presencia del excantante de La Ley en la Quinta Vergara. Aunque en un momento se sondeó su presencia, finalmente el frontman no estará en el certamen.
* El humor en el limbo
El pasado 17 de enero, es decir, a casi un mes del arranque del evento, se confirmó de forma oficial la parrilla de humoristas del Festival, acaso uno de sus puntos más tradicionales y que habitualmente genera amplias expectativas, y buenas cifras de rating para la transmisión televisiva; por ejemplo, en Olmué y en el Festival de Las Condes, el humor fue lo más visto.
La lista paritaria de comediantes la integran Fabrizio Copano, Yerko Puchento, Belén Mora, Pamela Leiva, Rodrigo Villegas y la argentina Laila Roth. Un anuncio, que sin embargo, demoró más tiempo de lo habitual. La situación fue explicada a Culto por el productor general del evento, Daniel Merino.
“Yo creo que en un evento tan grande como este, que vuelve tras dos años y todos estuvimos haciendo otras cosas, es normal que la producción se retrase un poco y yo creo que en este caso ha sido mínimo. En el caso de los humoristas nos hemos tomado el tiempo de revisar cada rutina, ir a sus shows, y ver que el contenido conecte con la gente. Eso derivó en que nos tomamos un poco más de tiempo, pero eso nos permitió anunciar a los seis humoristas de una sola vez”.
Sin embargo, fuentes de la industria detallaron a este medio que la situación fue otra. Muchos comediantes estuvieron reticentes a aceptar la invitación a Viña debido a la alta posibilidad de ser programados junto a números de fuerte impacto juvenil, como Paloma Mami y Polimá Westcoast (ambas noches ya tienen boletos agotados). Por lo mismo, compartir velada con créditos que generan alta euforia, puede derivar en pifias o impaciencia por parte del público, según el análisis que hicieron algunos equipos que trabajan con humoristas nacionales.
Una situación que se pudo observar, por ejemplo, con el caso de Pablo Zúñiga, quien debió salir entre pifias tras su tibia rutina en el Festival de las Condes, frente a una audiencia que esperaba por la presentación del fenómeno de la música urbana, Pailita. Algo similar vivió hace unos días Daniel Alcaíno, con su personaje Yerko Puchento, quien fue pifiado en el Festival de Puente Alto por el público que esperaba a otro fenómeno del trap chileno, Cris MJ.
La situación se hace más compleja al no haber claridad sobre los días en que se van a presentar los humoristas. Ningún comediante tiene jornada asignada de manera oficial. Un punto difícil, a su vez, por la dificultad de cerrar la parrilla musical, que en buena parte define el perfil del público que asistirá cada noche a la Quinta Vergara y que, por consecuencia, recibirá a cada humorista.
* La orquesta que debió volver: un problema hasta con la alcaldesa
Fue la mayor polémica del evento hasta ahora. En charla con Culto, el productor Daniel Merino anunció que la orquesta de 30 músicos, habitual acompañamiento que secunda las competencias y que integra desde hace 63 años el certamen, se quedaría trabajando desde Santiago. Desde la capital se enviarían las pistas grabadas para ser disparadas en vivo en la Quinta Vergara, con un sistema digital a cargo de Carlos Figueroa, el director de la orquesta desde los últimos años.
La decisión no fue precipitada: se tomó a mediados del año pasado, por razones financieras, para optimizar costos y ahorrarse puntos como el traslado o la alimentación de los músicos.
“No vamos a llevar a los 30 músicos, nos sumaría 30 personas más, pero todo se graba en un estudio con calidad profesional, con el mismo staff de los últimos años”, detalló Merino en esa ocasión, apuntando a la posibilidad de contagios de covid-19 (y su aislamiento obligatorio), así como a los ajustes presupuestarios que ha enfrentado la organización.
La polémica explotó sin matices. Músicos y especialistas de todos lados lo calificaron de “falta de respeto” con la música nacional, “aberrante” y “nefasto”, y apuntaron a que se rompía una tradición legendaria. Incluso la SCD se pronunció al respecto con un duro comunicado: “Después de 60 años, la orquesta se ha convertido en un icono del festival. No sólo forma parte vital de la dinámica de un evento que es en esencia musical, sino que también desde el punto de vista televisivo es un actor relevante y parte de la identidad y lenguaje del Festival”.
Su director hasta 2010, Horacio Saavedra, señaló a Culto que la decisión pasaba por el formato actual del evento. “Yo dejé Viña el 2010, y creo que fue la época justa para retirarse, en la decadencia del festival. Ya no es un festival de la canción, es un show de televisión, y prefiero quedarme con los lindos recuerdos de la mejor época, cuando teníamos la tremenda orquesta y acompañábamos a tantos artistas de todo el mundo.”
Incluso en una carta, el señero músico Valentín Trujillo calificó el hecho de “musicidio” y disparó: “¿Prefieren gastar en alfombras rojas para fiestas?”.
En privado, fuentes de la organización reconocen que la polémica generó tal presión mediática, que se decidió enmendar la situación a fin de evitar mayores críticas o que se precipitara un escenario más incontrolable en el propio desarrollo del espectáculo.
Un aspecto relevante fue que la decisión también recibió críticas públicas por parte de la propia alcaldesa de la Ciudad Jardín, Macarena Ripamonti. O sea, la determinación de prescindir de la banda de músicos enfrentó internamente a la edil con la productora Bizarro, encargados de la cita.
Los promotores quisieron también apaciguar ese conflicto y que no escalara.
“Este tipo de cosas es la que nos hace pensar el modelo en que se está ejecutando el Festival de Viña del Mar. Hace varias décadas que se está decidiendo entregar la ejecución del festival a terceros, que concesionan y que tienen la potestad y facultad de hacer este tipo de modificaciones. Esto nos lleva a tomar la siguiente decisión. ¿Es esto lo que queremos? ¿Es pertinente? ¿Es adecuado? ¿Está bien que el municipio no tenga participación sobre estas decisiones? Es algo que vamos a evaluar para las próximas licitaciones del festival”, aseguró hace unos días Ripamonti, cuando se reveló que Viña no contaría con orquesta.
El regreso presencial de la Orquesta a la Quinta Vergara fue informada esta jornada y de inmediato fue valorada por entidades como la SCD.
“Como representantes de la comunidad musical chilena, SCD valora la decisión anunciada por los organizadores del Festival de Viña del Mar este martes 7 de febrero, que reintegra a la Orquesta de este certamen en su edición 2023 y que enmienda el error cometido en las semanas anteriores, cuando atendiendo razones económicas se decidió suprimir su presencia en vivo”, comienza el texto”.
* El festival de la crisis
El regreso del Festival no ha sido fácil. Factores como la situación económica a nivel mundial post pandemia, el alza del dólar y la pandemia que aún se mantiene latente, volvieron más compleja la organización del evento y su logística.
Por ejemplo, ello obligó a optimizar los recursos. “Cambios va a haber, por ejemplo, a que vamos a reducir equipos técnicos: antes iba todo el mundo a Viña, ahora puede que mucha gente se quede en Santiago. Son cuatro mil personas las que trabajan en el evento y eso es un enorme desafío logístico en cuanto a transporte, hotelería y comida. Por ahí va el cambio, vamos a tratar de compensar en ese punto”, detalló el productor Daniel Merino en septiembre pasado.
Pese a ello, se invirtió en una nueva escenografía, que costó alrededor de 600 millones de pesos, debido a que la que se ocupaba desde 2020 se dañó de forma irremediable al permanecer guardada sin mantención y sin uso durante los últimos dos años en que el evento no se realizó.
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