El incómodo (pero exitoso) debut de Rodrigo Villegas en el Festival de Viña de 2017
El comediante llegó por primera vez a la Quinta Vergara hace seis años, despachando una rutina basada en sus experiencias como hombre con sobrepeso y apelando a su carisma sobre el escenario. Antes de llevarse las dos gaviotas, un altercado en la galería amenazó su presentación.
Un viernes 24 de febrero, en la penúltima noche del Festival de Viña 2017, Rodrigo Villegas se subió por primera vez al escenario de la Quinta Vergara.
Surgido en el programa Morandé con compañía, el comediante saltó al escenario pasada la medianoche y tras el término del show del colombiano Maluma, gran estrella del evento de ese año.
Villegas comenzó relatando un supuesto encuentro que le “subió la autoestima” y que definiría el eje de su rutina de 50 minutos. “Venía entrando acá a la Quinta Vergara y una señora me dijo: oiga, usted no es tan gordo como se ve en la tele”, señaló. “Después analicé la frase y la vieja me dijo guatón igual”.
No tardó en lanzar patadas al cielo y despachar pasos de baile, como preámbulo de un momento en que intentaría ilustrar que había sido campeón comunal de hula hula. Con esa exhibición de carisma y gran capacidad de reírse de sí mismo, de inmediato sintonizó con el público.
“¿Dónde están los guatones está noche?”, preguntó directamente a la audiencia. “¡Grande! ¡Somos hartos!”. Acto seguido contó que su esposa se habría perdido tres temporadas de la serie The walking dead cuando él se cruzó ante la televisión, ventiló que en la intimidad ella lo había confundido con Pancho del Sur, y detalló el esfuerzo que implicaba cortarse las uñas de los pies.
También abordó su experiencia con el Holter, el examen para medir la presión arterial y la curiosa determinación que tomó tras acudir al médico. “Estoy haciendo dos dietas, porque con una quedo con hambre”, dijo.
Luego de asegurar que “los guatones somos discriminados”, se vivió un curioso episodio: aleonó a la Quinta Vergara a elegir a un presidente con sobrepeso, adelantando una serie de llamativas medidas. “¡Se siente, se siente, guatón presidente!”, gritó el público, completamente entregado al humorista. También respondieron con risas a sus apuntes sobre por qué “antiguamente los papás eran respetados”.
La jornada era dulce para el comediante, hasta que un incesante ruido proveniente de la galería amenazó con interrumpir su show antes de cumplirse la primera media hora. Confundido, primero intentó zafar invitando a todos a realizar una ola y luego a tomarse una selfie.
Pero cuando los gritos y las pifias continuaron paró en seco: “No sé qué mierda pasa allá arriba, hueón. Qué chucha”.
Los animadores irrumpieron para hacerse cargo de la situación. Rafael Araneda explicó lo que se sabía hasta ese momento: que había un problema de seguridad en la galería, con una persona protagonizando un altercado y Carabineros acudiendo al lugar. La gente vitoreó el nombre del humorista, demostrando que el inconveniente no estaba ligado a su trabajo.
Por su parte, Villegas dejó atrás los nervios atreviéndose con un inglés champurreado para los televidentes del extranjero. Luego, sin hacerle el quite al humor escatológico, imaginó un diálogo por WhatsApp con su perro y pidió permiso para contar un chiste sin censura en que indagó en que “los guatones no tenemos éxito con las mujeres”.
Volvió a ensayar pasos de baile, para después continuar con el relato de sus desventuras en el romance. “Ocho fueron. Ocho. Fueron los mejores ocho segundos de su vida. No se va a olvidar nunca la mina”.
En reconocimiento a su rutina –que en la televisión marcó un peak de 43 puntos de rating–, el comediante se ganó la Gaviota de Plata y la Gaviota de Oro, las que dedicó a su difunto padre. Así coronó una noche triunfal, pero no exenta de momentos de tensión. Con el recuerdo de 2017, este miércoles va por segundo encuentro con el “Monstruo”.
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