Acaso como un guiño a su poderosa historia, Los Jaivas arrancaron su presentación en el Festival de Viña, la madrugada del miércoles 22, con Tarka y Ocarina, la misma con la que abrieron su primer show en la Quinta Vergara, en 1983, cuando todavía permanecían en la tierra “Gato” Alquinta y Gabriel Parra. Un guiño para una celebración en torno a sus sesenta años de historia, en su ciudad natal, que se extenderá durante este año con una gira y la reedición de su discografía.

A las 2.01 de la madrugada, la banda arrancó con su presentación. Todo en clave de homenaje. Su vestuario estaba inspirado el diseño de René Olivares para la serie La Vorágine, el álbum compilatorio de su era antes de iniciar su carrera discográfica como Los Jaivas. Compenetrados con la música, en una Quinta Vergara todavía con buena parte del público en las aposentadurías siguiendo el show con entusiasmo, el grupo siguió con un par de sus sus clásicos; la ternura eterna de Mira Niñita, coreada a rabiar por la gente, seguida por la siempre contundente La Conquistada.

Foto: Dedvi Missene/La Tercera

Cuando el show promediaba casi media hora, los animadores Martín Cárcamo -también viñamarino- y María Luisa Godoy, entraron para hablar brevemente con el grupo y gestionar la entrega inmediata de las Gaviotas de Plata y Oro para la banda. Un momento que se hizo algo más largo de lo aconsejable y le restó ritmo al show.

Acaso para mantener el tono animado, Los Jaivas continuaron la clásica Pregón para iluminarse, una de las joyas facturadas por el grupo en sus días residiendo en la Argentina. Le siguió la noventera Hijos de la tierra con el charanguista Carlos Cabezas asumiendo la voz solista que en su momento ejecutaba con maestría el inolvidable “Gato” Alquinta. Todo con el fiato de venir de una serie de presentaciones que les permitió llegar con rodaje al Festival.

La gente en la Quinta Vergara coreó la clásica Sube a nace conmigo hermano. Acaso uno de los mayores himnos de la música popular chilena. Allí vino el momento de homenaje. La alcaldesa de Viña del Mar, Macarena Ripamonti, subió al escenario, dedicó unas elocuentes palabras al grupo y entregó las llaves de la ciudad de Viña del Mar.

Allí vino un momento tenso. Se anunció el cierre del show cuando la gente comenzó a gritar “¡Platino, platino!” alentados por el siempre ladino Mario Mutis. La noticia de la posible entrega de la Gaviota de Platino, el máximo reconocimiento que entrega el Festival, había marcado la jornada. Pero tras unos minutos sin arrancar la música, el grupo despachó el hit eterno Todos Juntos.

Tras tocar el tema, los animadores regresaron al escenario. Y, por fin, luego de la clásica charla con el público, vino el momento esperado. Los Javas son el primer grupo chileno en recibir la Gaviota de Platino (tras Luis Miguel, Isabel Pantoja y el póstumo a Lucho Gatica) entre los aplausos del público. “Muchas gracias al público, gracias a la gente, gracias a los chilenos que nos acompañan en las buenas y en las malas”, dijo Mario Mutis. Pero todo el embrollo solo complicó una celebración que debió quedarse solo en la música, a la altura de su gloriosa historia.