Como un resumen de lo que ha ocurrido en los últimos días, la última noche del Festival de Viña nuevamente convocó a público juvenil. Más aún, a una hora del arranque del show se podía ver a familias, incluso a niños, llegando hasta la Quinta Vergara ¿el favorito? los cintillos, lienzos y carteles delataban que el colombiano Camilo, quien debutaba en Chile, era el más esperado de la jornada.

Y quedó claro cuando el animador Martín Cárcamo preguntó al respetable. “¿A quién están esperando?” le siguió un sonoro: “¡A Camilo!”. Tras el saludo de los conductores y la tanda comercial, el público más juvenil se mantuvo gritando “!Camilo!¡Camilo!”. Claramente marcando el pulso de la noche de una Quinta Vergara que si bien no lucía repleta, si tenía una buena concurrencia, en especial en la galería. “Está con Evaluna (Montaner, su esposa)”, contó casi en susurro María Luisa Godoy (fiel a su formación de periodista), a modo de un pequeño secreto con el público.

Foto: Dedvi Missene/La Tercera

Pero ante las menciones de los otros protagonistas de la noche de cierre, también hubo reacciones; ovación para Nicki Nicole y también aplausos para la comediante Laila Roth. Antes de regresar, lo animadores pidieron al público levantar las manos y hacer el gesto del corazón para recibir al colombiano. Incluso se “ensayó” una vez.

Tras la tanda comercial, y cumplir de manera algo forzada el clásico ritual del beso, los animadores dieron paso a la presentación del colombiano. Allí pidieron el gesto de los corazones con las manos al aire para recibirlo, en una jugada sacada del manual televisivo más clásico. Las luces bajaron, la banda comenzó a tocar y Camilo apreció, vestido de blanco, desde la plataforma y tocó brevemente un tambor para acompañar la sección instrumental. Luego, bajó por las escaleras hasta el escenario cantando el sencillo Kesi.

Le siguió un doblete con los hits Ropa Cara y Favorito, seguidos con entusiasmo por la fanaticada más militante, en especial por los más jóvenes y niños, que parecen conectar mejor con el estilo despreocupado y positivo del artista. Camilo es ante todo un personaje bien desarrollado; el aro con forma de esqueleto, las pinturas faciales, el collar de cuentas, el bigote torcido hacia arriba, lo prefiguran como un elemento llamativo en una generación forjada a partir de la imagen.

FOTO: OSCAR GUERRA / AGENCIAUNO

“Venía desde hace rato contando los días para poner un pie en Chile”, contó Camilo en la primera pausa, invocando a Dios, pero también abriendo los fuegos de sus primeras presentaciones en el país, que incluyen dos fechas en el Movistar Arena y otra en el Gran Arena Monticello.

Se muestra locuaz y despliega su simpatía, antes de confirmar lo que contó María Luisa Godoy al público: invitó a Evaluna Montaner (la hija de Ricardo, alguna vez un muy criticado animador del Festival) al escenario, ante la ovación del público, con quien cantó Por primera vez y Macchu Picchu (tras la jugada muy televisiva de cantarle la primera línea al oído). Todo se selló con una romántica seguidilla de piquitos para deleite del respetable, que deliraba con lo que veían. Amor escenificado.

FOTO: DIEGO MARTIN / AGENCIAUNO

Le siguieron temas como Tatoo, que le permitieron acercarse al público a través de las pasarelas, y darse un baño de masas que incluyó regalos de peluches, carteles y otras muestras de admiración materializadas en objetos de todo tipo. Así, el show ya había completado casi cuarenta minutos, con una presentación que mostró ritmo rápido y un repertorio con canciones bien construidas y conocidas para la audiencia que llegó hasta la Quinta Vergara.

Con el hit Vida de Rico, coreada con entusiasmo por el público, cerró la primera parte del set, antes de dar paso a la entrada de los animadores. Ahí la “tribu”, como le llama él a su público haciendo gala de su exhibida espiritualidad, comenzó a pedir sin más la Gaviota de Plata. Y tras otorgársela, no hubo dudas, y comenzaron a pedir de inmediato la de Oro.

“Muchas gracias tribu por confirmar que no solo yo creo que el amor es la más grande todas las revoluciones”, lanzó antes de seguir con el hit Desconocidos, un neo clásico del pop latino de alta rotación radial, lo que explica en buena parte la popularidad del artista. La “tribu”, entregada, solo fue siguiendo el set entonando cada canción.

El emotivo cierre llegó con Indigo, una de las canciones que reconoce que el músico reconoce como una de sus favoritas y que se inscribe en ese grupo de canciones compuestas para los hijos. Un momento que marcó una comunión con su público que esperó tiempo por ver a su ídolo, y dejó en claro que el colombiano es uno de los nombres con buena proyección en el país.