Fue el momento más complejo que han debido enfrentar los animadores del Festival de Viña, Martín Cárcamo y María Luisa Godoy, la noche del jueves 23 de febrero. El final del show de Christina Aguilera, que duró algo más de una hora, dejó al público con ganas, y con sonoras pifias reprobó lo breve que se sintió la presentación. Justo en la previa a la performance del comediante Fabrizio Copano.
Incluso, desde la galería no pocos comenzaron a pedir la Gaviota de Platino para la artista, quien salió rauda de la Quinta Vergara y minutos después ya partía rumbo a Santiago. Mientras, durante la tanda de comerciales se desmontó el equipo de la cantante estadounidense y se comenzó a instalar el escenario para Copano. Las pifias amainaron por un momento, pero regresaron fuerte cuando la transmisión televisiva fue al backstage y luego regresó con los animadores.
La pifiadera era tal, que desde la platea no se podía escuchar lo que decían los animadores en el escenario, en especial a María Luisa Godoy. La conductora de TVN tomó el control de la situación e hizo ver al enardecido “Monstruo” que Aguilera ya iba rumbo a Santiago y que era tiempo de dar paso al show de Fabrizio Copano, quien, con aplomo, hizo de lo ocurrido parte de su rutina y lo sacó adelante con clase.
Otro momento complicado ocurrió el martes, durante la entrega de la Gaviota a la comediante Belén Mora, que si bien, fue pedida por parte del público, buena parte de la platea pifiaba y hacía más difícil la situación. Allí, los animadores trataron de manejar los tiempos para hacer la ceremonia algo más decorosa, pero a ratos la situación se vio forzada.
Los expertos hacen su lectura de lo ocurrido y cómo lo manejó la dupla Cárcamo/Godoy, que anima el Festival desde 2019. Uno que defiende su manejo es Álex Hernández, el ex director del Festival. “Los momentos complejos son parte del espectáculo -dice a Culto-. Cuando ves los vídeos de backstage que hacen los chicos de Cafeína, notas claramente lo emocionante que son detrás de el escenario, por eso que esos docurealitys los espera la gente, para entender esos momentos cómo parte de un espectáculo. Lo de Christina lo manejaron con verdad, ‘ella ya va camino a Santiago’. Luego el cariño hacia Fabrizio y su capacidad lo hicieron navegar bien su rutina”.
Más crítico es el periodista René Naranjo, con años de cobertura del Festival. Según él, lo de anoche fue manejado principalmente por la habilidad del comediante. “Lo de Copano ayer fue paradojal, con el publico a pifias pidiendo a Christina Aguilera -dice-. Los animadores estaban nerviosísimos, mucho más nerviosos que el mismo Copano, que entró y rápidamente manejó la situación. Se vio un contraste entre Copano, que dominó la escena de inmediato, y el nerviosismo de los animadores”.
“Esos son los momentos complicados para los animadores de Viña, cuando el público está vivo y su energía está arriba -añade Naranjo-. En el tema de Belén (Mora) ellos tenían que entregar la Gaviota, por que era muy insólito que Belén se fuera sin ningún premio, eso lo entiendo, pero el público no estaba de acuerdo. Lo que hay que hacer es manejar la energía del público y compatibilizarla con el show televisivo. En eso ellos se vieron tensos, los sentí que no estaban fluyendo bien, que estaban trabados. La entrega de la gaviota de Plata a ella no fue con el dominio escénico que debiera ser. Ellos no tienen el dominio de escena que debieran tener los animadores de Viña. Ese es el desafío, conciliar la emisión televisiva con la energía del público”.
Una opinión similar es la del editor de Glamorama, Cristián Farías. “Copano se salvó solo. Nadie lo ayudó a salir de la fauces del ‘Monstruo’ -señala-. Los animadores no lo apoyaron en nada. La Quinta Vergara se caía a pifias exigiendo el regreso de Christina Aguilera y Cárcamo continuaba con una sonrisa pegada en la cara y Godoy intentó alzar la voz durante dos segundos. Y eso sería. Lanzaron al comediante al ruedo. El invitado de James Corden sacó todo su talento y experiencia. Con dos o tres chistes cortos, manejo de tiempos y tonos de voz, revirtió la situación, dio vuelta el escenario a su favor”.
Por su lado, la periodista y comentarista de cine, Ana Josefa Silva, opina: “En el caso de lo que ocurrió con Copano, mantuvieron lo que uno espera, que es la serenidad, apelar al público dentro lo que se puede. Ser un poco como el papá y la mamá, decir: ‘Esto es lo que hay, y esto es lo que va a venir’. Creo que ellos tuvieron aplomo, fue su prueba mayor”.
Respecto a lo ocurrido con Belén Mora, señala que “ahí los animadores tuvieron una entereza gigantesca. Ahí la que cometió un error fue Belén Mora. Siempre hay que estar escuchando al público, como la frase del Puma Rodríguez. Ese escuchar es un percibir, es mirar lo que está pasando. Hay algo que instituyó Vodanovic, quién al inicio de la noche nombraba a cada uno de los artistas como una manera de palpar lo que iba a pasar, porque el público reacciona al nombre. Cuando se nombró a Belén, hubo pifias, y eso para los animadores era una alerta, una información, ya estaban atentos. Belén deberá haber estado atenta a eso”.
¿Fue forzada la Gaviota para Belenaza, pese a que se estaba pidiendo desde buena parte de la Galería? opina René Naranjo: “Creo que sí, pero entiendo a la producción del Festival. No podían dejar que Belén Mora se fuera con las manos vacías, se tenía que ir al menos con una Gaviota, porque era demasiado castigo. Yo lo entiendo, pero hay que saber manejar el escenario, hay que saber generar el clima para entregar el premio, esa es la pega de los animadores. Ahí Copano se mostró como un maestro del escenario. Sin darle mayor importancia (a las pifias), sin transmitir el nerviosismo de los animadores, fue paradojal. Por eso lo dio vuelta rápidamente”.
Por su lado, Ana Josefa Silva plantea: “Su Gaviota fue forzada. Ahí ella hizo oídos sordos, tanto al comienzo como al entremedio, cuando ya habían unas poquitas pifias. Pero lo que tienes que saber en Viña: las poquitas pifias son el carboncito que se está encendiendo antes del gran incendio, si eso no se apaga, prende. Eso ha sido siempre, desde que Viña es Viña”.
Una dupla con fiato
Más allá de las situaciones puntuales, se trata del tercer Festival que Cárcamo y Godoy conducen juntos, desde que tomaron el desafío en 2019 y sucedieron a Rafael Araneda y Carolina de Moras. Así, han debido retomar la conducción tras los dos años de para.
También han probado otras fórmulas; aparecer desde el público (como el día martes) y aprovechar las pasarelas para conectar con el público en un estilo más cercano. En general suelen responder a las peticiones de saludos de la gente de las plateas, en los momentos previos al arranque de la transmisión televisiva, donde se ubican habitualmente en la pasarela lateral. Los expertos valoran el fiato logrado entre ambos, pero también se marcan algunos matices.
“Ni Vodanovic con ninguna de sus partners. Ni Rafael Araneda con Carolina de Moras, menos con Eva Gómez. Godoy y Cárcamo muestran un nivel de afiatamiento que no se veía desde los tiempos de Segio Lagos y Tonka Tomicic -dice Cristián Farías-. Se coordinan como coreografía. Son todo miradas y sonrisas cómplice. Se ceden el paso, anuncian a dúo. Son el reino de la buena onda y despacho de Gaviotas. La dos años fuera de la Quinta Vergara solo los unió”.
Por su lado, René Naranjo marca un punto. “Yo creo que les pesó el receso obligado por la pandemia. Los noté tensos, los noté poco sintonizados con la energía de la Quinta. Entiendo que desde la sala de dirección les están dando instrucciones y ahí hay un tema que es difícil de conciliar, que es el público con el show televisivo, pero ese es justamente el rol de animador. Eso tiene que ser fluido, y eso a mí me pareció tenso, trabado”.
Naranjo además hace notar un detalle ocurrido durante el show de Los Jaivas, la noche del martes 21, cuando entraron para entregarles los premios pero al costo de cortar el ritmo de la presentación. “Hay un problema del timming de cuándo entran los animadores al escenario. Eso se vio notoriamente en el show de Los Jaivas. Habían construido una auténtica emoción en el escenario, un ambiente muy especial como solo pueden hacer los maestros de la música. Ellos preocupados de entregar las Gaviotas cortan, rompen ese clima. Ahí falta mucho por hacer. (Tienen que) tener más sintonía con la energía del escenario y saber entrar mejor”.
Con su experiencia como exdirector del Festival, comenta Álex Hernández. “Creo que María Luisa y Martin están en un punto de equilibrio muy bueno, donde queda claro el fiato y la generosidad. El complemento está nítido, además hay un guión amigable que ellos hacen propio”.
Por su lado, Ana Josefa Silva, plantea que la dupla ya se ve más afiatada: “Absolutamente. No estaba tan segura de fuesen la mejor pareja, a pesar de que ya habían estado. Me llamó la atención el aplomo con el que partieron. Lo importantes es cuán tranquilos mantienen al público, porque el rol de los animadores es ese, ser una banda de traspaso. Darle tranquilidad al público, controlar situaciones. Lo más complejo fue anoche con lo que pasó al inicio de la rutina de Fabrizio Copano. Lo lograron asumir, no digo controlar porque es casi imposible, es bancárselo. La gente estaba onfire. Los animadores tuvieron aplomo, y han estado muy coordinados, prácticamente nunca se han pisado, se han lucido pero a la vez no le han robado cámara a nadie. Han hecho el rol que tenían que hacer, literal, conductores. Ellos se sintieron cómodos, se sentían fluidos, naturales y eso es lo que uno espero como espectador. Eso pasa también en el Teatro, cuando alguien está nervioso, se transmite. También cuando manejaron lo de Christina Aguilera, diciendo que ya se había ido. Para eso están, no se pusieron nerviosos, asumieron lo que sabían y lo transmitieron al público. Con serenidad, como el papá y la mamá que te dan tranquilidad”.
La quinta noche del Festival de Viña marcó un rating promedio de 29,0 puntos, según los datos de Kantar Ibope. El peak se marcó a las 00:04 con 43,6 puntos de rating, durante la presentación de Fabrizio Copano, que hasta ahora es lo más visto del evento.