The Hurting: cuando Tears for Fears creó hits sobre los fantasmas de la niñez

The Hurting

En 1983, Roland Orzabal y Curt Smith debutaron con un álbum que, a través del synthpop, entró en territorios a los que otros artistas no se atrevían: los traumas de la infancia. A 40 años de su lanzamiento, en Culto lo analizamos y contamos su historia.


A inicios de los 80, dos muchachos de la ciudad inglesa de Bath, dejaron de lado el ska y decidieron desahogarse a través del synthpop. Dos años después, bajo el nombre de Tears for Fears, lanzaron The hurting, un LP que en 41 minutos, inspirado en la teoría primal, explora un territorio al que no muchos artistas de la época se atrevían a entrar. La tapa que eligieron para el disco ya parecía inusual para un disco de pop mainstream de la época; la fotografía de un niño agachado con los ojos tapados, y su temática aún más: los traumas de la infancia.

Estrenándose el 7 de marzo de 1983, lideró las listas de éxitos en su país natal, y generó ruido entre los círculos más indie fuera de la isla, un preludio al fenómeno inescapable en el que se convertirían dos años después con Songs from the big chair.

Traumas similares

Roland Orzabal, una de las dos mitades de dúo, nació en una familia dedicada al entretenimiento. Su padre Roland Orzabal de la Quintana, un francés de raíces argentinas y españolas, dirigía clubes para hombres de la clase trabajadora, mientras que su madre Margaret, era una stripper que también entrenaba a otras mujeres en el baile erótico. Ya que su padre pasaba mucho tiempo enfermo Roland fue criado principalmente por su madre, y el emprendimiento familiar causó que siempre estuviera rodeado de personas ligadas a las artes escénicas y musicales.

Muchas veces presenció a su padre agredir a su madre, y sin tener nadie a quien hablarle sobre esto comenzó a escribir canciones. Eventualmente, Margaret dejó a su esposo y junto a sus hijos se mudó a Bath. Fue ahí donde Orzabal conoció a Curt Smith, un chico de un ambiente más precario y una personalidad rebelde; la primera vez que se juntaron ambos fue en su casa ya que Curt, castigado por lanzar a un compañero de escuela por las escaleras, no podía salir. A pesar de sus personalidades diferentes, lograron amistarse por un interés compartido en la literatura y la música más de culto, como Blue Öyster Cult.

Los músicos también se unieron por una historia de vida similar, marcada por la pobreza en los council estates británicos. El padre de Curt también estuvo ausente en su crianza y falleció cuando este tenía 17 años, dejándolo en un completo estado de ira al que la adolescencia y los cambios emocionales que llegan con ella no ayudaban.

El grito primal

En su base, el disco tiene a la teoría primal. Desarollada por el psicólogo estadounidense Arthur Janov, proponía que la neurosis presentada en la adultez era la consecuencia de traumas adquiridos en la infancia, causando un dolor que las personas reprimen por años hasta finalmente explotar siendo adultos. Partiendo desde esta idea, Janov desarrolló un tipo de terapia en la cual el paciente recuerda situaciones ocurridas en la infancia y se le insta a la catarsis llorando descontroladamente, como un niño.

Irrumpió a finales de los años 60, llegando hasta a John Lennon. El primer álbum que lanzó con la Plastic Ono Band estuvo inspirado en gran parte por las sesiones que tuvo con Janov.

Tears for Fears

Roland descubrió a Janov cuando a los 17 años, una profesora de guitarra le dio el libro El grito primal, y este rápidamente se convirtió en su biblia, introduciéndosela a Curt. La teoría tuvo críticas dentro de la comunidad de la psicología, pero para Curt y Roland, ambos con crianzas difíciles y concluyendo la etapa de confusión y búsqueda de respuestas que caracteriza a la adolescencia, la respuesta todo estaba en ella.

Entre 1978 tuvieron la banda Graduate, en la cual canciones inspiradas por el ska y la estética mod, pero tras no tener mucho éxito se separaron de esta e incursionaron en el synthpop. Esta vez entrarían de lleno en los trabajos del psicólogo, con Roland sacando el nombre del dúo de otro de sus libros titulado Prisioneros del dolor. Tras asegurar con unos demos un contrato con el sello Phonogram, empezaron a grabar lo que sería su primer álbum.

El dolor

Podrías entender a un niño // Cuando llora de dolor?// Podrías darle todo lo que necesita // O te sientes igual?”. Empezar un disco de pop ochentero con letras como esa parecía ser una apuesta bastante atrevida, especialmente en un año donde Culture Club y Michael Jackson encabezaban las listas de éxitos, y Depeche Mode aún no tomaba el giro hacia un pop más oscuro.

The hurting se desenvuelve como un álbum conceptual. Los dos músicos señalan que el concepto se “diluyó” con las intromisiones de diversos productores que todo lo posible por convertirlos en el próximo hit ochentero, pero no se nota. Su lado B, con canciones como Watch me bleed, se siente como una sesión de terapia en la que el paciente explora las diferentes secuelas de sus traumas infantiles, dando una expresión pura de sus sentimientos. A medida que avanza, el paciente parece desahogarse más intensamente hasta situarse al punto del colapso en Start of the breakdown.

Para promocionarlo, la discográfica lanzó los sencillos Suffer the children y Pale shelter, contemplaciones sobre la falta de afecto parental. Ninguno fue exitoso, pero un representante del sello llamado Dave Bates aun les tenía fé, así que se atrevió a lanzar Mad world como un último intento por quedar en los primeros lugares de las listas de éxitos.

Había sido la primera canción que grabaron bajo el nombre de Tears for Fears, con letras que buscaban ilustrar los sentimientos de soledad en la carrera por el éxito en la que se había insertado con Graduate. En las letras de Mad world se desahogó, invocando al concepto janoviano de las pesadillas como una forma del inconsciente para liberar tensiones en el puente “los sueños en los que muero son los mejores que he tenido”. Casi 20 años después, la canción tendría un resurgimiento tras ser regrabada por Gary Jules y Michael Andrews para el soundtrack de la cinta Donnie Darko.

Como la letra expone los sentimientos más profundos de su narrador, Roland pensó que requería de una voz ligera, y por lo mismo Curt la canta en su totalidad. Los dos músicos pasaron un año encerrados en un estudio cercano al mítico Abbey Road craneando el próximo hit. Change, su cuarto sencillo que aborda la separación (“¿Dónde el fin de mí se convierte en el comienzo de tí?”) saldría después.

El pop “serio”

“Siendote honesto, The hurting fue toda una pelea porque no era tu disco pop promedio: Roland y yo pasamos mucho tiempo tratando de convertirlo en un álbum artístico. Queríamos que tuviera significado, y muchas veces eso va en contra de las pretensiones de las discográficas. Así que a veces fue una batalla cuesta arriba, pero gratificante cuando tuvo éxito, porque nos dimos cuenta de que podías hacer ambas cosas: podrías ser artístico y exitoso”, contaba Curt en 2013.

Tras liberarse al público, The hurting lideró los charts en Inglaterra, y se embarcaron en una serie de conciertos promocionales que los vieron salir en programas y publicaciones que hablaban de los últimos hits. Esto provocó que las publicaciones de música “más serias” como NME empezaran a ignorarlos.

“Creo que fuimos ‘cool’ por unos cinco minutos hasta que salimos en Top of the pops. John Peel tocaba nuestra música -dimos sesiones para él cuando nadie más nos escuchaba-, pero si luego firmas con una discográfica grande, dos jóvenes bonitos, te empujarán hacia el ‘poster pop’, y en ese punto perderás mucha gente”. A pesar de las temáticas serias de sus discos, las publicaciones se enfocaban más en su estatus como “boy band” o sus apariencias.

Tears for Fears en revista de 1983

El duo lo siguió con Songs from the big chair, álbum con el cual lograron hacerse conocidos en el resto del mundo. Fue ese el disco con el que captaron la atención de Janov, a sus 60 años no seguía mucho las nuevas corrientes musicales. Acordaron reunirse para almorzar cuando el psicólogo visitara las islas británicas, y tal reunión desilusionó al duo.

El afamado psicólogo les preguntó si estaban interesados en componer un musical sobre la teoría primal, algo que inmediatamente desilusionó a Curt. “Fue como si Dios hubiera bajado y pedido que le buscaras formas de ganar dinero”, recuerda Curt. Janov hasta les sugirió letras, las cuales eran pésimas porque intentaban describir conceptos muy complejos. Roland mantuvo su fe en la teoría por un tiempo, asistiendo incluso a sus caras sesiones de terapia, pero a los pocos meses las dejó.

El álbum ha sido citado como influencia por artistas de todo tipo desde MGMT a Gwen Stefani. Tomaría 5 álbumes para que los Tears exploraran nuevamente estos temas con The tipping point (2022). Esta vez, a sus 60 años, con nietos y experiencias dolorosas recientes -en el caso de Orzabal, la muerte de su esposa por demencia alcohólica-, el dúo exploró “el trauma de estar vivo”.

Sigue leyendo en Culto

Comenta

Por favor, inicia sesión en La Tercera para acceder a los comentarios.