Drake, lo peor, y Rosalía, lo mejor: el veredicto de Lollapalooza 2023, según los entendidos

Rosalía y Drake

De manera unánime, los consultados destacan a la catalana como lo mejor que pasó por la última versión del festival en Cerrillos, además de nombres como Tame Impala y la vuelta de Pánico. Sin embargo, también se critica con dureza a Drake, además de los problemas de sonido, aglomeraciones, las condiciones del Parque Cerrillos y la conexión a internet.


Tres días duró la última versión de Lollapalooza Chile 2023, entre el viernes 17 al domingo 19 de marzo, que tuvo bastante de accidentado en la previa, con las bajadas de artistas como Blink-182 (reemplazados por Twenty One Pilots), cambios de horario en el último minuto, debido “a un retraso en la llegada de la carga con los equipos de las bandas” desde Argentina, donde varios se presentaron en la edición trasandina del evento; los problemas de sonido en algunos de los shows (como el de Billie Eilish el viernes) y la dificultad para conectarse a Internet en varias zonas del Parque Cerrillos.

Como en todo orden de cosas, el evento dejó aspectos rescatables y otros que no tanto, en una versión que generaba muchas expectativas con respecto a su segunda vez en el Parque Bicentenario de Cerrillos, a diferencia del 2021, cuando los organizadores tuvieron que levantarlo en solo un par de meses tras la salida del festival del Parque O’Higgins. Además, en charla con Culto en 2022, el director del evento, Sebastián de la Barra, anticipaba que esta versión podría tener “el mejor lineup en la historia del festival”. El nervio y la ansiedad estaban servidos.

Quienes acudieron al evento tienen diferentes visiones. “Te puedo decir que lo mejor fue Rosalía, de lo poco que pude ver. Creo que ella levantó el sábado”, señala Verónica Calabi, de 13C Radio y Play FM. “No puedo dejar de mencionar a Tame Impala, se lucieron, a pesar de los problemas que aquejaban a Kevin Parker. Cigarettes After Sex también fue otro punto alto. Rise Against, Aurora, Fred Again, Kali Uchis, no es mi estilo musical, pero logró un muy buen show”.

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El crítico musical de Culto, Marcelo Contreras, coincide con Calabi sobre la figura de la catalana. “Creo que en este momento es absolutamente la gran figura del pop latino. Tiene una peculiaridad que la hace super distinguible, ha sabido tocar una musicalidad en lo urbano como ningún otro artista lo ha hecho. Puede ser hasta injusta la etiqueta de definirla como urbano”.

“Ese mismo día actuó Louta que también era excelente. Se podría calificar que él también hace urbano pero con una serie de características musicales que es lo que uno a veces puede recriminarle a la música urbana, que tiene patrones rítmicos super establecidos que no tiene muchas variables. Estos artistas rompen con ese molde y me llamó la atención. Considerando que el festival tiene que ir cada vez más poniendo atención a esa música porque es la que engancha con los jóvenes”.

Felipe Rodríguez, también de Culto, destaca a la mujer de Bizcochito. “Lo mejor por lejos, el show de Rosalía. Un show vibrante, fresco, moderno, sin pirotecnia. Yo creo que es las grandes artistas que han pasado por la historia del Lollapalooza. Ella es una artista de categoría mundial, hace todo bien, no le puedo encontrar fallas. Su cuerpo de baile perfecto en las sincronizaciones con ella. Se nota que trabaja, tiene una excelente voz, además que empuja que la música latina esté en la Pole position del pop moderno actual, junto a Bad Bunny o Karol G. Gracias a ellos, se está desbancando al pop en inglés”.

Rainiero Guerrero, director de radio Futuro, opina: “Rosalía fue lo mejor por lejos, otro nivel de espectáculo y no solo eso, también entran otros elementos. Su simpatía, conexión y cercanía. Artistas que vienen y disfrutan su presentación y lo hacen con toda la pasión que eso significa. Sabiendo que el día de mañana tienes que ir a otro escenario y hacer lo mismo, pero te regalan eso como si fuese algo único. Esos artistas por eso trascienden porque hacen su trabajo todos los días, así como lo hace Paul McCartney y Kiss. Creo que ella fue, no siendo de mi total gusto musical, voló”.

“Creo que también se abrió espacio a nuevas bandas. Eso es algo bueno, donde Lolla tiene que seguir potenciando. Haberlo hecho, más que otras veces está bien”, agrega.

rosalía

Ignacio Franzani, de Play FM y Súbela Radio, por su lado, comenta que para él lo mejor también fue Rosalía. “A un año de lanzar Motomami logra montar un show apabullante. Desde todos los flancos, desde lo vocal, puesta en escena, audiovisual, coreografía. Un dominio absoluto del escenario y con un relato. Lo que hace ella es contarnos una historia, hace un concierto y un videoclip también. Su show es un videoclip para tiktok, tal como lo había hecho para promocionar Motomami pero lo lleva a cabo en vivo. Rompiendo el guión o haciendo un guión con más chispeza, como cuando canta el ceachei y se trollea a los asistentes de manera divertida y cariñosa. Hay una comunicación de amor absoluto a su público que se le cante cumpleaños feliz a un disco que cumplió un año, un disco que la llevó al siguiente nivel de su propia obra. Si ya El Mal Querer era un disco que fusionaba hábil y de manera única el flamenco con la música urbana, con Motomami logra un lenguaje propio. Rosalía fue lo mejor de Lollapalooza 2023″.

En lo musical me gustó la vuelta de Pánico, increíble que es como si no hubiese pasado el tiempo. La banda va al origen de su repertorio y es increíble. Estamos hablando de una banda que sentó las bases de lo que es ser un artista independiente en Chile. El show de Alex Anwandter también estuvo muy entretenido, fue un buen reencuentro con el público chileno. Cigarretes After Sex lo destaco también me encanta que tengan un sideshow que será hoy, es una oportunidad para escuchar lo más íntimo”.

Pánico
Pánico. Foto: Pedro Rodríguez.

En tanto, Nicolás Castro, de radio Horizonte, opina: “Me pareció que lo mejor fue Tame Impala. Creo que su show ha crecido un montón. Pasar del mundo indie a cerrar festivales, y hacerlo bien, con una propuesta que tiene tanto de pop como de sicodelia creo que es una gracia. Kevin Parker es uno de los grandes genios de su generación, por eso para él ha sido tan fácil transicionar al mainstream. Lo de Rosalía está en un nivel hace rato, superlativo. Su show, a pesar de que no es el mismo del Movistar Arena, es una versión un poquito más simplificada, creo que es un show que mezcla lo mejor de lo musical con las nuevas generaciones y los nuevos formatos”.

“Me gustaría destacar la vuelta de Pánico, en lo nacional me pareció lo más valioso por historia, porque era una reunión que se esperaba hace un rato, no había tanta expectativa de cómo iban a sonar y encontré que sonaron como si fuera 2005. Muy muy bien”.

Tame Impala
Tame Impala. Foto: Pedro Rodríguez.

Catalina Araya, de Culto, señala: “En general, las presentaciones de los headliners estuvieron a la altura de lo que se esperaba. Sin embargo, Rosalía logró destacar entre todos ellos con un número prolijo que prácticamente no tuvo fallas: una coreografía cuidada en cada uno de sus pasos, piezas al piano que expusieron toda su virtuosidad vocal, interacciones justas y precisas con el público, un setlist generoso con los hits y un manejo de las cámaras que dio la sensación constante de estar presenciando un video clip. Todo, muy ad hoc a lo que ha sido el último tour de la española, que condensó lo mejor de la gira Motomami en su paso por Lollapalooza Chile”.

Milla Kemp, de radio Horizonte, se suma: “Rosalía sin duda fue lo mejor. Dio el show más completo y largo, llevó a un formato festival lo que venía haciendo e hizo en Movistar Arena. Fue un muy buen show, en términos también de la cercanía de ella, la celebración del año de Motomami. Se lleva el mejor del festival y quizás uno de los mejores del año. Destaco también a Suki Waterhouse, Tame Impala y Pánico”.

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Drake, lo peor

En cuanto a lo menos destacado, Calabi asegura: “Hubo varios conciertos con retrasos y problemas técnicos que lamentablemente, dejando de lado lo artístico, entregan una experiencia incompleta y por lo mismo, no dejan buena sabor, como lo que pasó con Billie Eilish, que a pesar de todo, me encantó. Lo mismo con Drake”.

Contreras coincide con este último punto: “Drake terminó confirmando que lo de él parece ser una suerte de ingeniera comercial en torno a posicionar su música y batir récords a como dé lugar, que es la gran obsesión que tiene él o la gente con la que trabaja. Es un tiempo súper mezquino en vivo. Es incomprensible que un show dure menos de una hora siendo headliner y eso sin contar la serie de restricciones que le puso a la gente de prensa. Ocupó el festival y el escenario para hacer un show súper mezquino. Drake es un producto de ingeniería más que un artista musical que justifique todos los pergaminos que tiene en un correlato en vivo”.

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Ignacio Franzani también opina sobre Drake: “Fue el gran bochorno del festival con una partida tarde y con un final abrupto. Con problemas entre medio de seguridad y la reflexión es: un rapero que ha sido número 1 tantos años que ha estado en el peak de su carrera durante tanto tiempo, me imagino que en la interna es difícil mantener el fuego y la motivación”.

Milla Kemp señala: “Drake sin duda lo más malo. Desde él y su carácter, como hombre famoso que siente que no tiene que hacer un gran esfuerzo por el público latinoamericano siendo que era la primera vez que estaba acá. Las canciones estaban cortadas, problemas de seguridad, salió atrasado, duró menos de la mitad de lo que tenía que durar. Fue una decepción, mucha gente iba a verlo a él y se llevó una gran decepción, con cosas que no puede arreglar, diciéndole al público lo feliz que está de estar en Chile”.

Billie Eilish
Billie Eilish. Foto: Pedro Rodríguez / La Tercera.

Felipe Rodríguez también golpea al rapero canadiense. “Dentro de lo peor, estuvo Drake, que no respondió a lo que uno esperaba de él. Desafinado, soberbio, como que vino a pasear, le daba lo mismo. Tiene esa lógica antigua, como ochentera, del artista que viene a Sudamérica y que cree que la gente acá es inculta, ignorante, que no entiende nada, que no comprende su arte tan elevado y le da igual. No le importa que la gente esté agradada o desagrada con su espectáculo. Piensa que puede hacer lo que quiera”.

Nicolás Castro piensa similar: “Diría que lo peor fue Drake. Más que por el show, porque creo ya no están los tiempos para este tipo de headliners que salen amurrados, tarde, que toca corto. Son artistas que están en la cúspide de su carrera, que son megamasivos, hay gente esperándolos, era su debut en Chile, y no darle a los fans un show a la altura de las expectativas, me parece que fue muy contra estos tiempos. Es un gran nombre para tener en un festival, porque no había tocado nunca en Chile, pero esa actitud amurrada no va. Me parece que fue lo único negativo que decir en lo musical, pero a que mi gusto personal ya no se ve tan representado en el festival como al principio, creo que se arma acorde a los tiempos”.

Catalina Araya coincide: “El show de Drake era de lo más esperado de esta edición. Lamentablemente, y muy en sintonía con lo que fue su presentación en Lollapalooza Argentina, la primera vez del rapero en nuestro país dejó bastante que desear. No solo hubo un retraso de varios minutos (por razones poco claras, con una pataleta de su equipo que decantó, por ejemplo, en que los periodistas no pudieran ingresar a la carpa de prensa por más de 40 minutos). También fue un show bastante breve para un headliner, a ratos poco fluido, con canciones demasiado fragmentadas y que pudo entregar más. Ley pareja no es dura: la calidad de los shows debe medirse con la misma vara, y en comparación a los otros shows que cerraron las noches del festival, lo de Drake quedó bastante al debe”.

Rainiero Guerrero también se pronunció sobre lo peor del festival en cuanto a lo musical: “Se apuntó hacia otros géneros y quedó al debe a los que nos gustan los sonidos más orgánicos. Creo que lo negativo es la abundancia de ritmos urbanos. Hacen que se sienta en el ambiente un permanente beat. En un festival como este debiera haber más diversidad”.

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La organización

Marcelo Contreras se da el tiempo de poner el foco en la organización. “El festival tiene que solucionar con urgencia el tema de las aglomeraciones. Como nunca antes se interrumpieron varios shows producto de las aglomeraciones en las primeras filas y la gente se sentía sofocada, mucha gente desmayada o incómoda. Le pedían al público que diera pasos hacia atrás, unas medidas super paliativas que duran la nada. Un camino para solucionar eso y se hace en eventos del extranjero es sectorizar la zona. Por ejemplo, toda la primera área tiene un ingreso por hora, si llegaste temprano para ir a un show puedes ingresar hasta un tope y se cierra esa área. Eso se tiene que hacer o buscar otra solución de manejo de masas porque esto puede llevar a accidentes”.

El volumen del festival queda al debe. El viernes con Billie Eilish en que había mucha expectativa por ser una artista generacional que viene en un gran momento, la gente alegaba porque no escuchaban. El año pasado también hubo ese problema de bajo volumen, me recuerdo de Foo Fighters. Se ha vuelto algo común el festival y eso no era un problema hasta antes de la pandemia”.

Sobre la organización, Felipe Rodríguez asegura: “En general, me pareció que estaba bien organizado como siempre, pero me gustaría recalcar -que es una cosa más gremial- el pésimo trato de la productora Lotus hacia los periodistas con los 3 días sin internet. No se podía trabajar ahí. Entiendo si era el Festival de la sandía de Paine, que te creo que puedan tener problemas con el internet, pero uno que ya lleva más 10 ediciones, uno de los más importantes a nivel mundial, no se puede caer en este sinsentido que es no tener las condiciones mínimas para que los periodistas trabajen en forma profesional como se requiere. Porque cuando promocionan su festival, ahí te piden ayuda para que digamos quién va a venir, pero cuando venden las entradas se lavan las manos y que el periodista haga su trabajo como sea no más. Eso fue lo más patético y lamentable del festival”.

Rainiero Guerrero opina: “El sector de la prensa, puede ser 100% o 500% mejorable para el próximo año. En lo que atañe al público, me parece que Parque O’Higgins sigue siendo el lugar ideal. Es más cómodo, accesible y recorrible. Cerrillos carece de sombra y tocó en el fin de semana más caluroso del verano. No es un lugar cómodo y que ayude a la experiencia. Creo que los accesos y salidas fueron mucho más expeditas que el año pasado pero no termina de ser una buena experiencia en general por el lugar, poca área verde y mucho cemento. Si se pudiese hacer el esfuerzo de volver a Parque O’Higgins sería ideal. Esto se enmarca para mí en un problema que tenemos de la falta de venues (SIC) en Chile. Con suerte tenemos el Estadio Nacional que ya no sirve y no tenemos nada más”.

En la misma cuerda opina Ignacio Franzani: “Sigo echando de menos el Parque O’Higgins, sigue siendo inigualable. Más céntrico, arbolado, cómodo. Se extraña mucho. A pesar de que Cerrillos tiene una explanada mucho más grande, el problema es la sombra y el calor. A pesar de los esfuerzo, todo es un montaje para el Lollapalooza y eso al final queda como un gran peladero”.

Pero también destaca algunas cosas: “Lollapalooza siempre marcó desde el primer día un nuevo desafío acerca de la sustentabilidad y ser inclusivo. Todas las plataformas funcionan perfecto y moverse dentro del festival funciona bien. Es efectivamente un festival inclusivo con accesos a personas con discapacidad. Están las comodidades dadas, lo conversé con tres personas en silla de ruedas”.

Nico Castro valora: “Lo bueno es que el festival está avanzando cada vez más en esta misión autoimpuesta de ser un festival sustentable. Nunca lo vi tan sucio, vi que los puntos de reciclaje estaban súper bien, vi que habían innovaciones para accesiblidad, puntos de descanso. Además, se hizo un tema de mochilas con vibración para gente sorda, que no puede ir a festivales, accesos para gente con movilidad reducida, entonces cada vez es más sustentable e incluso, y eso es un punto súper bueno a destacar”.

Pero también pone reparos en el Parque Bicentenario de Cerrillos: “No sé si es culpa del festival, pero el espacio, para la fecha que se hace, es súper inhóspito. Me parece que por las condiciones que tiene el Parque Cerrillos, todavía, hacerlo en época de tanto calor me parece que hay que hacer un trabajo conjunto entre el festival con un acuerdo a largo plazo con el Parquemet. También con los vecinos, porque se están haciendo un montón de edificios residenciales alrededor, que van a ser tema en un momento, pronto. Si se va a mantener ahí, en ese espacio, necesita trabajo. Hacen falta más árboles, más verde, más espacios de sombra, porque se hacen muy difíciles los desplazamientos con el nivel de calor. Si se hiciera en abril, sería más amable, Primavera Sound con una época menos calurosa fue mucho más amable el espacio, pero para la fecha que se plantea, creo que hay que meterle trabajo al parque”.

Milla Kemp apunta a la experiencia: “Considerando las condiciones climáticas, creo que el festival podría hacer un mayor esfuerzo en otorgar áreas de descanso. Todos los días habían problemas de desmayo más allá de que habían puntos de hidratación. Para lo grande que es el parque los lugares con sombra son muy pocos. Temas de gente ahogándose o desmayándose creo que va más allá de la seguridad. Va en la actitud de los asistentes. El público de Lolla siempre ha sido joven pero este año lo vi muy generación Z”.

Catalina Araya opina: “A nivel organizacional, una de las cosas mejor resueltas de esta versión fue la logística de los patios de comidas. Hubo gran variedad de stands para consumir, se incluyeron algunas mesas y, en general, el servicio funcionó con fluidez. Pero la producción del festival también tuvo varios desaciertos y tropiezos. Entre ellos, las fallas de audio en algunas presentaciones esenciales, como la de Billie Eilish. Pero también hubo algunos errores en la distribución de escenarios, donde una de las bandas más afectadas fue Gufi. Los chilenos dieron una tremenda presentación y tuvieron una convocatoria enorme, con prácticamente todos los millennials del festival asentados en los alrededores de la denominada Aldea Verde. Un espacio más bien pequeño, que suele recibir a artistas más de nicho, o incluso emergentes. Categorías que los chilenos demostraron superar. ¿La consecuencia? Cientos de fanáticos que ni si quiera pudieron divisar el escenario, más una serie de reclamos por la poca accesibilidad de un espacio que no está diseñado para recibir a tanta gente”.

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