María José Navia: “Un cuento perfecto es un milagro”

María José Navia wsp
María José Navia. Foto: Isabel Wagemann.

Todo lo que aprendimos de las películas, se llama el nuevo volumen de cuentos de la destacada narradora nacional. En sus páginas, cuenta historias de personajes que viven momentos de cambio y explora ciertos vínculos poco comunes. En charla con Culto, desmenuza el libro y defiende el formato.


Si algo echó de menos la escritora nacional María José Navia (40) durante la pandemia, fue la posibilidad de ir al cine a ver películas, una de sus actividades favoritas. Si bien, suplió en parte esa necesidad con las plataformas de streaming, el bichito le quedó en su interior. Y cuando eso ocurre, no queda más salida que la escritura.

Como cuentista de corazón que es, Navia comenzó a escribir un cuento que tituló Mal de ojo. Sin ninguna otra pretensión, sin siquiera plantearse la idea de armar otro libro. En el relato cuenta la historia de una chica diabética que ve cómo producto de la enfermedad va paulatinamente perdiendo su visión, y entra en una lucha desesperada por revertir un pronóstico que se ve desfavorable, al tiempo que conoce y se enamora de un joven padre de familia.

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María José Navia. Foto: Isabel Wagemann.

Al finalizarlo, siguió escribiendo más y más cuentos hasta que llegó a tener suficientes para una nueva colección. Ese es el libro que acaba de publicar en nuestro país, se llama Todo lo que aprendimos de las películas, y aparece a través de la española editorial Páginas de espuma. Una de las más importantes de la madre patria, y que se especializa en publicar libros de cuentos. Entre otros, han editado nombres como Jorge Volpi, Guadalupe Nettel o Samanta Schweblin.

Este libro, y el hecho de ser editada en España, de algún modo significa un salto hacia adelante en la trayectoria de Navia, tras su aclamado Una música futura (2020). Incluso, a inicios de año fue una de las finalistas del prestigioso Premio Internacional Ribera del Duero, dedicado solo a los cuentistas. De alguna forma, Todo lo que aprendimos de las películas, la consolida como uno de los nombres a tener en cuenta en la narrativa chilena, en la que no solo destaca por tener una escritura sólida, también por estar siempre con un pie en lo pop.

“Un tema que quería que apareciera en el libro son las películas, y lo hice de dos formas -comenta Navia a Culto-. Por una parte, la idea del cine como educación sentimental, como un vistazo al futuro. Por ejemplo, vemos un beso antes que nos den un beso por primera vez. Me interesaba ver las películas como algo cotidiano. La reflexión sobre el cine en mi libro no va tanto como una muestra erudita de las grandes obras, sino más bien, las películas son importantes para los personajes y los hacen formar parte de quiénes son. Los marcan, les dejan imágenes”.

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María José Navia. Foto: Isabel Wagemann.

“Por otra parte, quería rescatar la idea de ir al cine. Con la pandemia, pensé que eso se iba a acabar. Me parece que es una experiencia bonita y transformadora. Eso de ir a una sala de cine con un montón de gente que no conoces y de pronto estamos todos riéndonos o llorando. Es una experiencia en comunidad. Por eso, en algunos de los cuentos hay personajes que se refugian en el cine y también pensé la colección de cuentos como un grupo de extraños que están viendo una película”.

Por ello, hay nexos sutiles entre algunos de los 10 cuentos. El tema de la visión, la luz y la oscuridad; la vida de una escritora (Constance) que aparece más de una vez; o una casa que aparece tres veces en el libro y que de alguna manera influye en los personajes. “La idea fue jugar con esos motivos y afinidades. Por eso hay personajes que en un cuento son secundarios, y en otro, son principales. Fui creando un mundito, siempre espolvoreado de películas”.

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María José Navia. Foto: Isabel Wagemann.

De alguna forma tratas temas que has tocado en tus otros libros, con personajes algo atormentados. Hay una diabética a punto de perder su vista, una pareja que no puede tener hijos. ¿Sientes que son tu obsesión como escritora?

Cuando una tiene un estilo, un cierto mundo y una cantidad de libros obviamente hay obsesiones que se repiten. El mago de Oz aparece en todos mis libros, también el tema de los cuerpos, las enfermedades. Si bien hay ciertas temáticas comunes en mis libros, en cada uno trato de darles un giro distinto. Con los mismos patines, hacer otra pirueta. En Kintsugi (2005), la conexión se da a través de la familia; después, en Una música futura está el tema de la tecnología, acá le bajo el volumen a eso. Aquí también tomé motivos de los cuentos de hadas, como las sirenas, o la casa embrujada. Más que atormentados, estos son personajes en momentos de cambio, en momentos difíciles, esa soledad que viene con la enfermedad. Además, hay vínculos afectivos transitorios y que no quise que fueran los mismos de siempre, como el nexo entre una chica y la expareja de su madre.

Imagino que como escritora tienes que conocer bien a estos personajes que están en sus momentos de cambio. ¿Cómo los vas conociendo?

En verdad, no me los imagino, para mí son lenguaje. Son las oraciones los que los van creando, voy conociendo sus mundos a medida que los voy armando con las palabras. No sé cómo continúan sus vidas. La chica de Mal de ojo habla entrecortado por el momento complicado en que vive, me parecía que ella no podía contarse en oraciones largas y tranquilas.

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María José Navia. Foto: Isabel Wagemann.

Alguna vez me comentaste que el cuento es tu género literario favorito. Publicaste en Páginas de espuma, que es una editorial especializada en el formato. ¿Por qué te acomoda el formato cuento?

El formato cuento me encanta porque soy obsesiva, maniática y me permite trabajar de la manera que a mí me gusta trabajar. Tengo el método de terminar un cuento, grabarlo en voz alta, escucharlo, escucharlo, e ir cambiando oraciones. Es difícil hacer eso con una novela de 400 páginas. Grabar 7 horas de audio y después escucharlo me parece que debe ser complicado. Ahora, de hecho, estoy escribiendo una novela y tuve que inventarme un método de trabajo distinto, porque el que uso siempre no me sirve. El cuento me permite ese trabajo de relojería, poder trabajarlos con cuidado. Así puedo ir jugando con las conexiones entre los cuentos. Me encanta leer cuentos y siempre recomiendo libros de cuentos. Cuando se hacen esas listas de los mejores libros del año, solo se recomiendan novelas, incluso en mi vida cotidiana, cuando alguien me pide que le recomiende un libro para las vacaciones, lo que te están preguntando es ‘Recomiéndame una novela’. Yo recomiendo cuentos y me responden ‘Pero son cuentos’ y yo ‘Sí, me dijiste recomiéndame un libro’ (ríe). Un cuento perfecto es un milagro y eso es maravilloso. Las novelas tienen muchísimas virtudes, pero son más imperfectas, y a esa perfección se puede llegar en el cuento.

Pasando a otro tema, ¿qué te parece la llegada de Jaime de Aguirre al ministerio de las Culturas?, ¿cómo lo ves desde el mundo del libro? considerando que él viene desde la TV

Me parece que alguien que viene del mundo de la TV no tiene por qué no hacer un excelente trabajo en relación al mundo del libro. En ese sentido, toda la confianza y la expectativa de ver qué va a pasar. Con estos nombramientos hay que tener paciencia, dejarlo hacer, que el nuevo ministro se desempeñe en su cargo, tome decisiones. Lleva poquito como para opinar mucho, le deseo lo mejor porque está a cargo de un ministerio donde hay mucho que hacer. Al menos, de mi parte, tengo una expectativa tranquila.

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