Renegaba de sus primeros poemas, aquellos anteriores al creacionismo. Pero en uno de ellos escribió la que acaso sea una de sus profecías más certeras: “De pie en la popa, siempre me veréis cantando”. Poeta mago, ególatra, audaz, creativo y brillante, narciso: la vida de Vicente Huidobro fue una sucesión de batallas -poéticas, políticas y estéticas- en busca de grandeza. Y entre sus saltos al vacío y su vanidad, siempre abrazó la poesía. Ese es el perfil que asoma del libro de Marilú Ortiz de Rozas, una biografía tímidamente novelada. A través de la voz de sus tres esposas -Manuela Portales, Ximena Amunátegui y Raquel Señoret- y de la presencia constante de la madre, recrea la vida y personalidad de un poeta orgullosamente inventivo, enormemente talentoso y hábil publicista de sí mismo. Un hombre apasionado que rompió su matrimonio para escaparse con una joven de 16 años, a la que más tarde maltrató; que fue criado como príncipe y se inventó un secuestro. Un poeta que se sentía a gusto en París con Apollinaire y Picasso, y que en Chile lanzó una campaña presidencial que prometía “quemar lo que hay quemar”. Documentada y rigurosa, la novela se mueve cómoda en las aguas del ensayo pero se suelta menos al momento de narrar. Aparece Huidobro a través del recuerdo de sus esposas, pero lo vemos poco en acción. Con todo, la novela resalta la perspectiva de sus parejas y ofrece una aproximación valiosa al poeta y su época, a su talento y fragilidad, a sus mitos y a sus magníficas derrotas.

Hacia mediados del siglo XXI, el mundo vive dominado por dos potencias: el imperio de Google y el chino. En 2043 Chile y Sudamérica viven bajo dominio asiático: son colonias donde todos los aspectos de la vida son controlados por los benefactores chinos, desde el comercio, la provisión de alimentos hasta el sistema de justicia. La sociedad se ha automatizado y los ciudadanos viven con su conciencia dopada. Cualquier esbozo de rebelión es reprimido por androides policías que disparan sedantes. Si un grupo busca organizarse, rápidamente los drones lo persiguen y los reducen mediante opiáceos. En ese contexto, Pedro Rodríguez es un nostálgico: un anticuario que trafica libros y vinilos, cree en las emociones y aún recuerda un país predigital. Pedro Rodríguez fue condenado por sedición y en su casa fue hallada una novela, atravesada por la misteriosa figura de Mara Goldberg. El manuscrito es rescatado por un funcionario que decide huir y exiliarse. El autor de Cóndor rebobinado, un notable conjunto de cuentos, publica una novela distópica que se siente muy próxima. Con destreza narrativa, humor y habilidad para extrapolar ficciones, Nicolás Medina construye un universo sombrío y reconocible, magnético y cruzado de ironías.

Ilustradora y animadora, en 2017 Fernanda Frick estrenó Here’s the plan, un corto animado que tuvo una cálida y exitosa recepción. Estrenado en Nashville, premiado en Chilemonos, estuvo incluso en camino al Oscar. Ese mismo año la autora comenzó a trabajar en su adaptación a novela gráfica. Y luego de publicar otro libro en el género, Trazos, da a conocer ahora la versión en cómic de su filme. La historia gira en torno a Kat y Doug, una pareja formada por una gata y un perro que comparten el amor por la cocina, especialmente por hornear pasteles. Sueñan con instalar una pastelería y trabajan para conquistar su sueño. Son muy felices cuando lo logran, pero agobiados por un desastre accidental deben cerrar. Vuelven a dedicarse a otras actividades, laboriosamente, siempre con el plan de volver a la pastelería. Pero pasan los meses y los años, la familia crece, las responsabilidades también, y la distancia comienza a instalarse entre ellos. La amargura y la frustración los invade y parece que los conducirá irremediablemente al naufragio, pero de algún modo, con amor y un golpe de rebeldía, buscarán revivir el plan. Una historia emotiva y luminosa en torno a los sueños y el amor en pareja, bellamente desplegada con delicadas ilustraciones.