Matrimonio (y rivalidad) con su hermano
La miniserie de cuatro episodios se introduce a fondo en la figura de la legendaria reina Cleopatra, una de las figuras icónicas de la antigüedad clásica, como parte de la serie de documentales sobre reinas africanas, que tiene a Jada Pinkett Smith (la esposa de Will Smith) como productora.
La narración alterna el trabajo documental con las intervenciones de expertas en el tema, ilustradas en recreaciones ficcionadas organizadas con un esquema dramático clásico. Allí es donde destaca el trabajo de la actriz Adela James (Casualty), quien interpreta a la soberana, presentada en la producción como una mujer fuerte, de vasta cultura y aguda capacidad estratégica.
En el primer episodio (llamado Rivales), se detalla el ascenso al poder de Cleopatra, tras la muerte de su padre, Ptolomeo XII. En ese punto, siguiendo la tradición, debe casarse con su hermano menor, Ptolomeo XIII. Una costumbre arraigada en la nobleza egipicia. “Tenía que haber un faraón y una faraona -detalla la profesora Shelley P. Haley - Porque Isis y Osiris eran los grandes dioses de la religión egipicia y como los faraones, las faraonas también eran diosas”.
Pero el matrimonio escondía una interna. El joven Ptolomeo XII era influenciado por su tutor, Potino, quien deseaba ganar posición a través de su joven discípulo. Mientras, Cleopatra tenía sus propias consejeras, Charmin e Iras. Así, no tardaron en surgir las intrigas palaciegas y la disputa por consolidar el poder, lo que llevará a un conflicto entre ambos. Incluso, Potino orquestó un golpe para sacar a Cleopatra del camino, apoyado por parte de la elite de Alejandría, lo que la obligó a exiliarse en Siria. Pero la guerra civil romana le abrirá una oportunidad.
¿Negra o blanca?
En el primer episodio también se hace referencia al asunto del color de piel. Un tema que generó polémica, al conocerse el protagónico de Adela James, una mujer de color. Algunos expertos aseguraron que la Reina tenía más bien rasgos europeos, al descender de Macedonios como parte de la dinastía Ptolemaica (fundada por Ptolomeo, uno de los generales de Alejandro Magno). Pero la serie la retrata más bien como una orgullosa reina africana. Y para entonces, habían pasado al menos dos siglos desde la instalación de los macedonios en el trono.
Así, las expertas detallan sus argumentos para respaldar el cast. “Los antiguos egipcios tenían una gran variedad de color de piel como vemos en otras culturas africanas hoy en día -detalla en el documental la profesora Shelley P. Haley-. El color de la piel variaba desde el negro al marrón claro, como los pueblos de Sudán del sur al Egipto moderno”.
Respecto a Cleopatra, la especialista Sally-Ann Ashton, explica: “Dado que Cleopatra se representaba a sí misma como egipcia, parece muy extraño que insistamos en describirla como totalmente europea”. Asimismo, se destaca que en la época hubo variadas representaciones de la soberana y muchas de estas, eran distintas entre sí. En ese punto, se abre la chance de discutir la idea de la imagen helenizada y europea de Cleopatra como se le representó en bustos y monedas de la época.
La alianza con Julio César...¿sin alfombra?
Cuando Cleopatra y el joven Ptolomeo XIII asumen el coreinado, Roma se encuentra sometida al vaivén de uno de sus conflictos civiles, entre Julio César y Pompeyo Magno. Por entonces, Egipto era una suerte de reino cliente, y además, el padre de Cleopatra se había endeudado al pedir dinero a los caudillos romanos, en particular a Pompeyo. De allí, que poco a poco, ambos soberanos tomaran posición.
Cuando Julio César (en la serie, John Partridge) derrota a Pompeyo en Farsalia (48 a.c), este último huye a Egipto en busca de ayuda. Un giro propio de la geopolítica de la antigüedad. Eso le da la chance a Cleopatra, pues entiende que debe ganar el favor de César, al haber apoyado su padre a Pompeyo. Potino se le adelanta, y convence a Ptolomeo XIII de asesinar a Pompeyo y enviarle su cabeza a Julio César, pero a este la jugada no le agrada en absoluto. “Malinterpretaron el sentido del honor romano”, explica Shelley P. Haley. Mal que mal, Pompeyo era su exyerno y una personalidad relevante en la República romana.
El error la da la posibilidad a Cleopatra de hacer el siguiente movimiento y se acerca a César. Pero nuevamente la fantasía choca con la realidad. La historia dice que ella se hizo introducir en una alfombra al palacio de Alejandría para lograr que César la recibiera, tal como, por ejemplo, se recrea en la película de 1963 protagonizada por Liz Taylor y Richard Burton. Pero las expertas ponen la cuota de cautela. ”La emocionante historia de que la hicieron entrar escondida en una alfombra es poco probable”, dice la profesora Jacquelyn Williamson.
La inteligencia, el talento diplomático y el carisma de Cleopatra hicieron el resto. “Julio César conoció a esta mujer que era fuerte, era inteligente y era una mujer africana, que no solo se veía como gobernante, sino también como una diosa”, dice la doctora Sally-Ann Ashton. Así surgió la chispa entre ambos. Un romance que se volverá legendario.
“Una de las cosas que habría atraído a Cleopatra de Julio César es que era un jugador político muy hábil. Y esto era clave e inherente al ADN de un ptolomeo”, asegura la profesora Williamson.
Arsínoe, una sombra sobre el poder
No solo Ptolomeo XIII era un obstáculo para Cleopatra. También lo era Arsínoe (interpretada por Andira Crichlow en la serie), su ambiciosa hermana menor, quien no escondía su deseo de ascender al trono. No tenía chance porque el testamento del padre era claro; los regentes eran Cleopatra y Ptolomeo. Pero aquello no parecía disuadirla. Así, el documental también explica parte del entramado de poder propio de las familias más poderosas de Egipto.
Por ello, al momento de estallar el conflicto entre los hermanos, Arsínoe se alió con Ptolomeo. Estos decidieron apelar a una suerte de patriotismo para enfrentar a Cleopatra, que ya había conseguido el favor de Julio César. Más aún, ya estaba embarazada de este y tiempo después dio a luz a Cesarión, el hijo de ambos, que podría significar la unión de Roma y Egipto.
La guerra civil egipcia fue dura y devastadora. Las veteranas legiones romanas hicieron sentir su poder y consolidaron el poder de Cleopatra, tras meses de combates y masacres. Muerto Ptolomeo (cayó o lo empujaron al agua mientras vestía una costosa armadura, lo que no le permitió flotar) y derrotada Arsínoe, César decidió llevársela para exhibirla en su desfile triunfal de regreso en Roma. Una práctica habitual como ya lo había hecho con Vercingétorix, el rey de todos los galos, tras forzarlo a rendirse en Alesia.
Al despedirlo, Cleopatra le pide a César que le jure una cosa: que hará ejecutar a Arsínoe. Pero la historia da un giro, y la plebe romana queda horrorizada ante la desfachatez de César de exhibir a una prisionera tan joven. La presión es tal que el magnánimo César debe perdonarle la vida. Y con ello traiciona a Cleopatra. Así Arsínoe es exiliada a Éfeso. Pero su presencia será una pesada sombra. Todo cambiará cuando Marco Antonio (Craig Russell) entre en escena. Y como lugarteniente y amigo de César, será quien consolide una nueva alianza con la reina egipcia.
Una mujer poderosa
No todo es ficción. El documental traza algunas de las tensiones que cruzaron la vida política de Cleopatra. Sobre todo una vez que ya se sentó en el trono. Una idea a la que en Egipto estaban habituados, pero no así en Roma. Ello la hizo ganarse rápidamente la tirria de algunos de los más insignes romanos.
“El sistema de poder romano estaba muy centrado en los hombres y la reputación de Cleopatra se dañó porque no era lo que los romanos esperaban de una mujer adecuada”, dice la profesora Williamson. “Las egipcias tenían casi los mismos derechos que los hombres. Elegían con quien casarse, de quién divorciarse, podían iniciar negocios”, agrega.
A diferencia de Roma, una república aristocrática totalmente masculina, los egipcios llevaban milenios de rígidas monarquías hereditarias estructuradas sobre casas nobiliarias afines. De allí que Cleopatra creciera formada en las intrigas palaciegas, las decisiones de sobremesa y las negociaciones complejas; algo que en la sociedad romana era difícil de asimilar. “Hablaba varios idiomas, era increíblemente sofisticada”, dice Williamson.