Si de algo se puede jactar Joâo Donato (88) es que su vínculo con la música es tan profundo como un recuerdo de la primera infancia. “Yo de niño me despertaba en mi casa con mi hermana tocando las lecciones de piano. Ella tenía 3 años más que yo, entonces me acostumbré a escuchar piano desde chiquitito”, le cuenta a Culto. Así despertó su interés en el instrumento con el que haría historia en la música brasileña.
Hombre clave para el surgimiento de la bossa nova y el latin jazz a mediados del siglo XX, Donato se alista para encabezar una presentación en homenaje a dos de sus compañeros de ruta, los célebres Tom Jobim y Joâo Gilberto, este sábado 27 de mayo desde las 20.00 horas en el Nescafé de las Artes. En la ocasión lo acompañarán músicos con recorrido como Jaques Morelenbaum, Wanda Sa, Paula Morelenbaum y Danilo Caymmi, quienes pulieron sus credenciales al integrar bandas de figuras como Jobim, Sergio Mendes, Caetano Veloso, Gal Costa, entre otros.
Se espera que los músicos interpreten un repertorio de temas clásicos del género, como Garota de Ipanema, Insensatez, Chega de Saudade, Aguas de Marzo, Inútil paisajem, Desafinado, Minha Saudade, entre muchas otras. Esta última, fue compuesta precisamente por Joâo Donato. “Escribí este tema instrumental para mi sobrino José Roberto, hijo de mi hermana pianista. Lo grabé a principios del año 50′ con el guitarrista Luis Bonfá -recuerda-. Entonces le presenté este tema a Joâo Gilberto y él escribió la letra Minha Saudade, una poesía un tanto minimalista que resultaba extraña en la época. Saudade es una palabra que no tiene traducción al español, puede entenderse como nostalgia, extrañeza”.
Originalmente, el show se había agendado para septiembre de 2022, pero se debió mover por “razones logísticas y de agenda internacional”, según detalló la organización. Sin embargo, las entradas de las fechas originales serán válidas para este sábado y quienes deseen la devolución, deberán solicitarla por el mismo canal que fueron adquiridas, es decir, la boletería del Teatro o el formulario de devolución de la plataforma Ticketek. De todas formas, el show ya está vendido por completo.
Una generación de la bossa nova
Pianista de larga trayectoria, Joâo Donato se formó escuchando música que le evocó la sensación melancólica que luego traspasó a los años formativos de la bossa nova. “Me gustaba escuchar los discos de papá, entre estos me gustaba la Tristeza de amor, de Fritz Kreisler violinista y compositor austríaco -recuerda-. Me gustaba porque me dejaba un poco nostálgico y era un sentimiento que me gustaba desde pequeño. Después empecé a crear mi música orientado por esas primeras impresiones de sentimientos musicales. Me gusta hacer música que tenga un poco de esa característica”.
¿Qué fue lo que le gustó del piano?
La amplitud, los graves, los agudos, las regiones musicales que abarca la extensión de una orquesta, desde el más agudo al más grave. Entonces tenemos todas las posibilidades de colores de sonidos musicales, los acordes, las armonías. El piano es uno de los instrumentos más completos de la orquesta
Durante su juventud Donato se mudó desde su natal Acre a la bullente Río de Janeiro, por entonces capital de Brasil. Allí comenzó todo. “Yo llegué desde el Amazonas y nos conocimos con Tom Jobim y Joâo Gilberto, que llegó desde Bahía -recuerda-. Nos hicimos amigos, encontramos afinidad musical y de pensamiento. Todas las noches íbamos a escucharnos los unos a los otros en los clubes donde estábamos tocando. Después hicimos música juntos, viajamos. Éramos amigos hasta el final cuando se murieron”.
En alguna ocasión, Joâo Gilberto reveló que se inspiró en usted para crear el sonido de la bossa nova en la guitarra
Andábamos mucho juntos siempre, entonces había una influencia natural de mí para él y de él para mí. Pero de muchos otros también, como Antonio Carlos Jobim, Milton Barrueto, todos colaboraron un poquito para que la bossa nova se tornase una cosa tan atrayente. Fue influencia natural de todos.
¿Fue difícil lograr que la bossa nova fuese aceptada en los clubes?
Sí. La música producida en Brasil tenía una estructura tradicional del ciclo anterior, tanto en la característica de la estructura melódica como en la letra que trataba del abandono, la tristeza. Cuando nosotros, jóvenes de 15-17 años, trajimos la bossa nova le dimos una frescura típica de juventud. La bossa nova trataba temas relacionados con el amor, el mar, la sonrisa, el viento, el bienestar, temas compatibles con la vida en Río de Janeiro. Nuestra inspiración fue el jazz, Chet Baker, Stan Getz, los compositores. Después fuimos aceptados como una música que empezó a gustar. Demoró un poquito, pero llegó.
En 1959 usted se mudó a Estados Unidos para tocar jazz ¿qué fue lo más difícil de esos primeros años?
Lo más difícil fue entrar en el mercado y mantenerme económicamente. No existían las facilidades que tenemos hoy con las redes sociales, YouTube, etc. Lo que se sabía de Estados Unidos era lo que se veía en las películas, en las revistas, en los libros, los que se escuchó de los músicos que habían viajado antes a América. Pero cuando conocí a los latinos el campo se abrió. Conocí a los mexicanos, colombianos, puertorriqueños, cubanos, panam
eños. Trabajé con Tito Puente, Mongo Santa María, Eddie Palmieri, Johnny Martínez, toda esa gente que trabajaban bastante en Nueva York, hasta donde me mudé desde Los Angeles. Después llegaron los brasileños Joâo Gilberto, Tom Jobim y me llamaban para acompañarlos en los programas que tenían en América.
Y a propósito de los latinos, hoy es la música creada por esa gente la que está en boga ¿qué opinión tiene del reggaetón?
El reggaetón es cualquier cosa, no es una música elegante, noble. Es una cosa comercial que no tiene mucho significado espiritual.
A su edad ¿ha pensado en el retiro?
Me siento un jovencito de 88 años, no he pensado en parar. Cuando me sienta más viejo, voy a parar un poquito.