Prometeo Americano: el Triunfo y la Tragedia de J. Robert Oppenheimer, de Kai Bird y Martin J. Sherwin (Debate)
En octubre de 1945 el presidente Harry S. Truman recibió a Robert Oppenheimer. Tras el lanzamiento de la bomba atómica en Hiroshima y Nagasaki, Oppenheimer era una celebridad en Estados Unidos. Pero el director del Proyecto Manhattan, el “padre de la bomba atómica”, no se sentía orgulloso. Oppenheimer veía el enorme peligro de las armas nucleares y creía urgente controlar su desarrollo. Trató de comunicarle la urgencia de sus temores a Truman, pero el presidente no parecía preocupado. Entonces el eminente físico le dijo: “Señor presidente, siento que tengo las manos manchadas de sangre”. El comentario irritó a Truman. “Las manos manchadas de sangre, qué valor, no tiene ni la mitad de sangre que tengo yo en las mías. Uno no va por ahí lloriqueando”. El encuentro lo recrean los autores de esta monumental, minuciosa y notable biografía ganadora del Pulitzer que relata el ascenso de Oppenheimer y su estrepitosa caída. Formado en física en Harvard y doctorado en Alemania, lideró el proyecto que desarrolló la primera arma nuclear de la historia. Tras el fin de la guerra fue nombrado asesor jefe de la Comisión de Energía Atómica de Estados Unidos y abogó contra el uso de las armas nucleares. En plena Guerra Fría, el brillante científico fue investigado por el FBI, acusado de comunista y sometido a una audiencia de seguridad en 1954. Fue liberado de cargos, pero quedó separado de su cargo. Recién en 1963 su figura fue rehabilitada por el presidente John F. Kennedy.
La Vuelta al Perro, de Cynthia Rimsky (Overol)
“Al día siguiente de entrar en cuarentena la calle principal del pueblo apareció cruzada por un alambre tendido entre las dos orillas con el letrero ‘Vuelve a tu casa’. En la calle del medio un tractor impide el paso. En la calle última cruzaron el camión cisterna, el mismo con el que en verano mojan la calle metódicamente a las siete de la tarde, cuando ya no pasan autos que levantan polvo”, observa la narradora, una escritora chilena instalada en un pueblo de provincia en Argentina. Su abuelo, cuenta, vino de Ucrania o Polonia a un campo de Entre Ríos, pero debido a una plaga de langostas que se comió la plantación, tuvieron que emigrar. “Eso hizo que yo naciera en Chile y no en Argentina”, dice. “Ayer, en mi jardín, apareció una langosta”. Radicada en Argentina hace 10 años, la autora de Poste restante narra pequeñas escenas cotidinas de un pueblo en pandemia, rodeado de plantaciones de soja; recorridos por las calles de tierra que ven crecer el pueblo con las casas de fin de semana. Con fotografías borrosa en blanco y negro de María Aramburú, la autora camina y observa, se detiene en el paisaje, escucha a sus vecinos y reflexiona también sobre el oficio, la memoria, el país que dejó ( “aprendí a flotar en esa democracia; fingía que estaba de acuerdo”, escribe, “después me emborrachaba”) y los libros olvidados.
El Sueño de Francia, de Juan Francisco Bascuñán (Planeta Sostenible)
La imagen de las montañas es lo primero que impresiona a Isabel: “Simplemente la cordillera de los Andes es colosal. Llevamos un buen rato sobrevolándola, montañas tras montañas, valles y más valles, cumbres nevadas al infinito”. Sentada en el avión que la lleva al norte con sus amigas, Isabel se pregunta por los conquistadores que cruzaron esas cumbres sin abrigo y sin mapas. Ella y su grupo llegan a San Pedro de Atacama, donde se hospedan en un hotel que les ha organizado un tour por el desierto. Observando imágenes indígenas ancestrales, Isabel siente una extraña conexión con el entorno. En paralelo, una niña y su familia cruzan penosamente la cordillera a pie, junto a un grupo liderado por coyotes que trafican droga, y se internan en el altiplano. En un momento, la familia huye de los coyotes. Y mientras el invierno boliviano desata una tormenta en el desierto, se cruzan con el bus de turismo que lleva a Isabel y sus amigas. Pero el conductor decide no detenerse, aun pese a sus gritos de ayuda. Alternando los puntos de vista y bellamente ilustrado por Valeria Cis, el libro busca sensibilizar a los lectores con el fenómeno de la migración, a través de un relato que dialoga con lo onírico y la dimensión sobrenatural.