La noticia remeció a la escena urbana el pasado viernes 26 de mayo. La trágica muerte de Galee Galee, uno de los artistas respetados del circuito a los 29 años. Un músico que había conseguido incluso presentarse en Lollapalooza Chile 2022 y firmar un contrato discográfico con Sony Music. De hecho, su primer sencillo para la multinacional, A perrearla, había contado con la participación de Cris MJ y Pailita, dos de los nombres más masivos de la generación.

Lo ocurrido con el artista (cuyo nombre era Gabriel Zúñiga) derivó en lamentos en las redes sociales. Una situación contradictoria, ya que en el ciberespacio el músico había recibido esa misma jornada una “funa” por parte de una expareja. Pero fueron varios de sus compañeros de escena quienes levantaron la voz para marcar un punto que va más allá; la situación de la salud mental de los jóvenes artistas.

Galee Galee. Créditos: Claudio Alveal

Uno que estaba particularmente afectado por el deceso de Galee Galee era Pailita. El magallánico tenía invitado al artista para sus shows en Movistar Arena, el 4 y 5 de junio, por lo que se espera que se le rinda un homenaje. También estaba invitado al show de King Savagge en Sala Metrónomo ese mismo viernes 26 de mayor, ocasión en que también se le recordó con un sentido momento junto al público, con la noticia muy fresca.

Pailita aprovechó la ocasión para descargarse en las redes sociales. Allí recordó un episodio, cuando quiso enfrentar al comediante Fabrizio Copano por un chiste que este lanzó sobre él durante su presentación en el Festival de Viña, lo que solo fue impedido por la producción del evento que logró contenerlo. “Aquí nadie puede decir que no es un motivo por el cual llegar a ese punto, pero ustedes no saben lo que se siente. Cuando fue el Festival de Viña y el otro pajarón tiró un chiste de que me comía a mi mamá, quería puro desaparecer de este mundo lleno de burlas y odio porque nadie se puso en mi lugar”, escribió en una historia publicada en su cuenta de Instagram que borró horas después.

No ha sido un mes fácil para Pailita. Tras el incidente que protagonizó con carabineros por el que fue detenido a mediados de mayo, el artista recibió apoyo psicológico por parte de su equipo. También su mánager decidió pasar más tiempo junto a él a modo de acompañarlo. En su equipo además han mantenido un círculo férreo a su alrededor, con las mismas personas que trabajan con él desde sus inicios para protegerlo. Por lo pronto, dicen desde su entorno, tras sus shows en el Movistar el artista se tomará un tiempo de descanso.

Otro caso es el de Marcianeke, uno que era cercano a Galee Galee. “El género está de luto ctm. Mi hermano, mea volá. Te amo mucho. Seguirás sonando y haré lo posible para que así sea. Descansa en paz mi rey. Cuídame a mí y a todos tus hermanos del género. Mira cómo rompíamos tarima”, escribió el hombre tras Dímelo Ma, en su cuenta de Instagram. “Que injusto. No puedo asumirlo mi hermano, nos vimos hace tan poco”.

“Ahora te entiendo tanto. Mundo kl hijo de la pe…, del k dirán (sic). Por qué ctm no me llevaste contigo”, agregó en un dramático mensaje.

Marcianake, cuyo nombre real es Matías Muñoz, es precisamente uno de los casos en que un joven artista debe enfrentar una alta exposición. Ha revelado que en su minuto padeció de depresión y que la música fue su refugio, en un momento particular de su vida en que incluso pasó por tendencias suicidas. Así lo detalló en charla con este medio. “Era un refugio más que nada, porque yo sufría de depresión severa. Varias veces. Tuve tratamiento de pastillas. A veces no me tomaba las pastillas y tenía la idea de suicidarme, no me resultaba, y andaba como estúpido, lento en todos lados. Son experiencias que a uno lo hacen más fuerte y sabes más cosas”.

Y ahí apuntó a un asunto de fondo, como el manejo de la exposición a la que se debe enfrentar. “Lo mío era que sacaran la música y que sacaran la información de los temas que sacaba. Y uno igual pierde un poco la privacidad. De seguro saliendo de aquí yo me voy a sacar como 20 fotos con quien se me cruce…”.

En privado, quienes trabajan en productoras con artistas del género detallan que algunos de ellos han dejado de salir a lugares públicos, precisamente por no contar con espacio para su privacidad. “No están acosutmbados a salir a comer y no poder, tienen que estar escondidos en sus casas”, apuntan. Es decir, el tema no es nuevo en los equipos.

Desde otra vereda está el caso de Young Cister. El año pasado el artista lanzó su hit La terapia, en que si bien aborda el desamor, también es una derivada de su propio interés por el tema de la salud mental. De hecho para la ocasión abrió una línea de WhatsApp para sus seguidores y no ha ocultado que en su momento ha tomado terapias psicológicas, tal como otros artistas. Un single que llegó tras un período en que nombres como Jairo Vera o Cris MJ revelaron sus propias tensiones con la exposición pública a la que se vieron sometidos de golpe y sopetón.

“La mayoría de los artistas urbanos viene de barrios populares, de la periferia, donde la educación emocional no existe; hay familias que están rotas. Nunca se nos enseñó cómo relacionarnos, cómo convivir, cómo tener relaciones sanas. Lo que pasa hoy, es un reflejo de todo eso”, le dijo a este medio con ocasión del lanzamiento del sencillo.

Young Cister. Foto: Pedro Rodríguez / LT.

Tras una temporada exitosa que incluyó su presentación en el Festival del Huaso de Olmué, Lollapalooza y su primer Movistar Arena en solitario, el artista decidió acotar sus shows en vivo y concentrarse en su próximo álbum de estudio. “Es porque quiero descansar un poco, ha sido un año agitado con dos Movistar y eso me descargó mucha la energía, las emociones, en lo físico porque fue muy agotador, pocas horas de sueño, es para estar bien”, señaló a Culto. Por cierto, también se refirió a lo ocurrido con Galee Galee, en un breve posteo en sus historias de Instagram.

Alta exigencia y falta de contención

Lo ocurrido con Galee Galee sumó un antecedente más. El asunto ya es tema en los equipos de los artistas, los que ya venían manejando la intensa agenda y la alta exposición de sus rostros. “Claramente con lo que pasó con Galee Galee, los equipos están más preocupados, están tomado mayor conciencia. Siempre se ha tomado -detalla Don Lota (Rodrigo Ruiz Garcés), hoy director de Alto en Flow, primera revista dedicada a cubrir el género urbano-. Pero es difícil cuando el nivel de trabajo es tan alto. No se puede parar. Acá si tú no estrenas un tema todas las semanas, es como si estuvieras apagado, como se llama en el ambiente cuando no están trabajando. Entonces esa presión es difícil de manejar si lamentablemente no hay un tiempo para darse; o están grabando, o están haciendo videos, o están de gira, entonces esa cantidad de compromisos profesionales que se asumen, muchas veces terminan pasando por encima de la salud mental”.

Pailita fue invitado a la presentación de Polimá Westcoast en la reciente edición del Festival de Viña del Mar. FOTO: OSCAR GUERRA / AGENCIAUNO

Desde su experiencia trabajando en los equipos de varios de los rostros de la música urbana, Nicolle Hernández apunta a la situación de los entornos de donde vienen los artistas. “La fama les llega de inmediato, y no tienen un piso firme, una contención familiar, no existe eso”, detalla. “Ellos se fijan mucho en cómo los tratan, entonces al principio no estaban preparados, los mánagers tampoco porque la mayoría de los mánagers son amigos que después se convierten en eso”.

Para Don Lota, todo el asunto ya debiera pasar a ser prioritario. “Si este tema no se lo toman en serio tanto los sellos que tienen a estos muchachos, como los propios equipos de trabajo, vamos a estar constantemente preocupados cada vez que alguien publica algo sobre ellos que pueda ser complicado, vamos a estar en situaciones de alerta, de ver como reaccionar”.

Y apunta a otro factor. “Esta cultura de la funa va a seguir, no porque pasó esto con Galee Galee la gente va a penar de manera distinta y no hacer funas. Ya se ha demostrado que es una herramienta poderosa y muy peligrosa que puede llegar a generar la resolución del problema sin importar las consecuencias. Claramente los equipos van a tener que trabajar en esto y los muchachos, siento yo, van a ser ellos los que tengan que exigir condiciones mínimas para poder trabajar en paz”.

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