La conmovedora historia del hombre que amó a Tina Turner hasta la muerte y que le donó un riñón
Erwin Bach, un ejecutivo discográfico alemán, acompañó a la artista desde mediados de los ochentas hasta el final de sus días. Una relación basada en la comprensión mutua, que solo formalizaron años después en un matrimonio y de la que incluso él dio prueba total al donarle uno de sus riñones a la artista, cuando esta enfermó.
Acaso uno de los tópicos claves de la canción popular, el desamor, fue una larga canción en buena parte de la vida musical de la fallecida Tina Turner. La relación con su primer marido, Ike Turner, en el amanecer de su carrera como cantante, estuvo marcada por el maltrato físico y psicológico hasta buena parte de los años setentas. Una tragedia que ella soportó en silencio hasta que decidió escapar. Fue así que se divorció, recuperó su libertad y se volvió la solista de interpretación intensa que descolló hacia los ochentas.
Fue en esta época de definición, cuando lanzó el fundamental álbum Private Dancer (1984), en que Tina Turner tuvo la chance de reencontrarse con el amor. Ocurrió en 1985, cuando tomó un vuelo hacia Düsseldorf, Alemania. Como se estila en la industria, la compañía EMI envió a uno de sus ejecutivos a recoger a la artista al aeropuerto. El elegido fue Erwin Bach. Oriundo de Colonia, era un hombre con experiencia en el rubro, ya que se había fogueado en las oficinas atendiendo asuntos en el mercado europeo para artistas como Queen, Paul McCartney y hasta Pink Floyd.
Pero lo que parecía un trámite se volvió un momento decisivo. Una epifanía. Al encontrarse por primera vez ocurrió el flechazo. “Su manager Roger [Davies] me pidió que recogiera a Tina”, recordó Bach en el documental Tina (2021) de HBO. A ella le encantó apenas verlo. “Entonces Roger me dijo: ‘Tina, viajas con Erwin’, y yo quería decir: ‘¡Sí!’. Era realmente tan guapo. Mi corazón [latía rápido] y significa que un alma se ha encontrado, y mis manos temblaban”, recordó la artista en el mismo registro.
“Disfrutamos el viaje”, apuntó Bach. “Disfruté conduciendo a la artista, en realidad una superestrella. Normalmente estás un poco nervioso, pero yo tampoco estaba nervioso. Solo estaba haciendo el trabajo”.
Pese al ajetreo propio de la vida en la carretera, Tina se fijó en el alemán. “El día que conocí a Erwin por primera vez, en un aeropuerto de Alemania, debería haber estado demasiado cansada por mi vuelo, demasiado preocupada con los pensamientos de mi gira de conciertos. Pero lo noté e instantáneamente sentí una conexión emocional”, recordó.
Un riñón tras el matrimonio
Al poco tiempo comenzó el romance. Acaso por su experiencia con estrellas musicales, Bach manejó con mucho aplomo la situación. “Erwin, quien es una fuerza de la naturaleza por derecho propio, nunca se ha sentido intimidado en lo más mínimo por mi carrera, mis talentos o mi fama. Él me muestra que el amor verdadero no requiere que mi luz se apague para que él podemos brillar. Por el contrario, somos la luz de la vida de los demás, y queremos brillar tan intensamente como podamos, juntos”, recordó Tina en sus memorias My love story (2918).
Al conocerse, él tenía 30 años, mientras que ella ya frisaba los 47. Una diferencia de edad que, cómo no, desató las críticas con el paso de los años. “Increíblemente, considerando el tiempo que habíamos estado juntos, todavía había personas que querían creer que Erwin se casó conmigo por mi dinero y mi fama. ¿Qué más querría un hombre más joven con una mujer mayor? Erwin siempre ignoró los rumores”, apuntó Tina en el mismo texto.
Y efectivamente, tras años de relación, se casaron en 2013. Pero no fue sencillo. Previamente, Bach le pidió matrimonio dos veces, cuando ella cumplió 50 años. Una experiencia que detallaron en una entrevista con el popular programa de Oprah Winfrey, en EE.UU. “Estaba tratando de mostrarle a Tina mi compromiso. Creo que cuando una mujer cumple 50 años debe tener un compromiso de su pareja”, explicó Bach. “Estaba comprometida y quería mostrar esto, así que me arrodillé. Nunca había hecho eso antes en mi vida, nunca antes había estado casada. Y tenía mi anillo listo... tenía todo listo”.
Pero ella dudó. Una cosa era tener una relación, otra volver a encadenarse a una persona tras haber pasado una experiencia atroz con Ike (quien muró de sobredosis de cocaína en 2007). “Aunque me preguntó, no pensé que fuera real, no le creí”, señaló Tina Turner. “Pero no quería decir ‘No’ porque quería continuar con la relación”.
Finalmente dieron el sí años después. Lo hicieron en una ceremonia civil en Suiza, país donde residían desde 1995. Al estilo de las estrellas, la fiesta se celebró en su lujosa casa junto a un lago con 120 invitados, entre los que estuvieron Oprah Winfrey, Giorgio Armani y David Bowie.
Pero apenas unos meses después de la boda, Tina enfermó. Sufrió un derrame cerebral que golpeó su salud. Lo peor vendría en 2016, cuando se le diagnosticó un cáncer intestinal. Tras sufrir los rigores de un tratamiento convencional, ella decidió seguir medicación homeopática que empeoró su condición y la dejó con un cuadro de insuficiencia renal.
En ese momento, Bach le donó un riñón a su esposa. La operación se realizó en 2017 con éxito, aunque ella igualmente quedó con secuelas. “Estoy feliz de decir que, gracias a mi amado esposo, Erwin, por darme uno de sus riñones, el regalo de la vida, tengo buena salud y amo la vida todos los días”, escribió más tarde la artista.
Para ella, la vida junto a Bach, hasta el final de sus días le dio la tranquilidad que nunca encontró en los ajetreados y violentos días con Ike. “Puedo mirar hacia atrás y entender por qué mi karma era cómo era -escribió-. Lo bueno salió de lo malo. La alegría salió del dolor. Y nunca he sido tan completamente feliz como lo soy hoy”.
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