Parecía una más de sus jugarretas. Una más de sus parodias y burlas hacia celebridades. Pero hacia 2004, cuando ya era una estrella del rap en ascenso, Eminem se metió con el menos indicado. En los cuatro minutos y fracción del sencillo Just lose it, incluido en el álbum Encore, el rapero condensó una feroz repasada a Michael Jackson, el rey del pop, pero que en ese momento enfrentaba a los fantasmas de la corte.
Por entonces, Michael Jackson movía a sus abogados para salvar una segunda acusación por abuso de menores, de la que finalmente zafó en 2005 al ser declarado inocente. Pero con la sombra de la primera acusación sobre él (de 1993), además de su excéntrico estilo de vida y su distancia de los medios, generó una imagen pública asociada a los escándalos. De todo eso se colgó Eminem para lanzarle un brief en que se burlaba de él, sin siquiera darse el trabajo de hacerlo con sutileza.
“¿Qué más podría hacer para hacer ruido?/he tocado todo menos niños pequeños/y eso no es una puñalada a Michael/eso es solo una metáfora, solo soy un psicópata”, canta en parte de la letra. En otro segmento hace otra referencia a la acusación de abuso: “Vengan aquí pequeños niños en mi regazo/adivina quién está de vuelta con un nuevo rap/y no me refiero al rap como en un caso nuevo/de abuso de menores”.
Una burla que se sumaba a su largo historial en que, con su afinado sentido de la cultura pop y el gusto americano por las celebridades, cargó contra famosos como Britney Spears, Elton John, Pamela Anderson, N’Sync, Marilyn Manson, Christina Aguilera, entre muchos otros. Un ejemplo, está en el tema The Real Slim Shady: “Will Smith no tiene que maldecir en sus raps para vender sus discos/¿y sentarme aquí junto a Britney Spears?/y mierda, Christina Aguilera mejor cámbiame de silla/así puedo sentarme al lado de Carson Daly y Fred Durst”. Así, despachaba a cinco famosos en una sola línea.
Y no se quedó ahí. Con su habitual estilo, Marshall Mathers III (su nombre real) no dejó ninguna duda en el videoclip de Just lose it; arranca con un doble de MJ (que hace moonwalk y todo) al que se le incendia el cabello (en referencia a un incidente que le ocurrió a “Jacko” durante el rodaje de un spot de Pepsi en los 80′s) y además se le cae la nariz, como un guiño a las operaciones estéticas de Jackson que le dejaban una nariz cada vez más perfilada.
El Rey del Pop se enfureció al ver el clip. Apenas una semana después de su lanzamiento, tomó el teléfono y llamó al programa radial de Steve Harvey Morning Show. “Estoy muy enojado con la descripción que hace Eminem de mí”, dijo en esa ocasión. “Una cosa es engañar, pero otra es degradante e insensible”.
En otra entrevista, Michael Jackson dejó en claro que no había que meterse con él y le rayó la cancha al rapero. “Yo he sido artista la mayor parte de mi vida y jamás he atacado a un compañero”, señaló, para luego rematar: “Los grandes artistas no hacen eso. No hay que hacer eso”.
Mientras, “Jacko” movió todo su poder para hundir la canción. Personalmente hizo gestiones con ejecutivos y dueños de medios para sacarla de circulación. Así, hubo cadenas como BET, que optaron por retirar el video “por respeto a nuestra larga relación con Michael Jackson que se remonta a más de una década”, como señalaron en un comunicado. Pero MTV declinó la petición y anunció que seguirían emitiéndolo, pues adoraban a Eminem y sus videos les generaban buenos números de audiencia.
Notando que sus alegatos en público lo perjudicaban más a él que a Eminem, Michael Jackson cambió de estrategia. Para ese entonces, además de artista, “Jacko” era también una personalidad influyente de la industria musical, a la que conocía desde su niñez. Así, por ejemplo, había adquirido el catálogo de The Beatles, por lo que con su empresa asociada Sony/ATV Music Publishing decidió comprar la editorial Famous Music por US$370 millones de dólares.
Esta editorial, por acuerdos de adquisición o administración, controlaba el catálogo de una amplia variedad de artistas, entre estos, Eminem. “El acuerdo de ayer significa que Sony/ATV posee los derechos de más de 125.000 canciones, de las cuales Eminem es una de las más destacadas y rentables”, detallaba una nota de The Guardian publicada el 31 de mayo de 2007. “La adquisición se produce solo unos meses después de la especulación de que Jackson se vería obligado a ceder los derechos del catálogo anterior de los Beatles porque se enfrentaba a la bancarrota”, agregaba.
El último dato no era menor, porque entre sus líos judiciales y su dispendioso estilo de vida (había que costear cirugías, adquisiciones de monos y gastos de su parque de diversiones de Neverland), sus deudas habían crecido demasiado. Incluso hasta para una estrella. En noviembre de 2003, El Mundo informaba que “el cantante tiene deudas por más de 200 millones de dólares (unos 167,6 millones de euros), y su rancho está sujeto a cuatro hipotecas”.
“Pretende ser ahora tan importante en la música como cuando tenía cinco años o cuanto tenía 20. Pero se ha perdido en el camino. Seguramente crea que la atención que recibe ahora de los medios es buena y que sólo le basta ganar el juicio para estar otra vez arriba”, comentó al diario The New York Times, Bobby Colomby, productor de algunos de los discos de los Jackson 5.
Así, no era mala idea adquirir derechos de artistas en ascenso. En un comunicado, señaló: “Este es un evento histórico para Sony/ATV Music Publishing. La diversa colección de canciones en este catálogo abarca desde clásicos atemporales hasta éxitos contemporáneos, y me complace agregar la adquisición de Famous Music a Sony/ATV “. En el paquete también estaban incluidos títulos de artistas como Björk, Shakira y Beck. Con la jugada, Jackson se vengaba de Eminem a la vez que ganaba dinero con él.
Años después, en 2016, Sony pagó US$750 millones a los herederos de Jackson por su participación en Sony ATV Music Publishing, incluyendo los derechos de The Beatles y Eminem, quien finalmente pudo recuperar sus derechos de publicación, siete años después de la muerte del Rey del Pop. La broma había resultado demasiado cara.