A tono con su personalidad decidida, el joven vendedor Farrokh Bulsara (el nombre real de Freddie Mercury de Queen) no dudó en acercarse a David Bowie cuando este se quedó mirando un par de botas de gamuza en un escaparate.

Por entonces, Bulsara ocupaba los sábados para atender un puesto en Kensington Market. Una aventura para ganar dinero, matar el tiempo y rodearse de ropa escandalosa. Mientras Bowie se probaba las botas (para luego no llevárselas), Bulsara le preguntó sobre la vida en el negocio de la música. La respuesta lo sorprendió: “¿Por qué querrías entrar en este negocio?”. De entrada, el “camaleón” le advertía de una ruta borrascosa.

Pero el cantante no se amilanó. Por entonces ya dedicaba varias horas de ensayo junto a sus compinches Brian May y Roger Taylor en su proyecto de banda de rock. Una idea que venían probando con más pena que fortuna. “La idea de Queen la concebí mientras estudiaba en la universidad”, contaba Freddie a Melody Maker en 1973. “A Brian, que también estaba en la universidad, le gustó la idea y unimos fuerzas”.

Queen en 1973

En rigor, Freddie Mercury se unió a Smile, una banda sin mayor proyección en la que estaban Taylor y May. Una noche les demostró que era un cantante competente y que el escenario era su lugar natural. Desde entonces, ya con el nombre de Queen, los amigos comenzaron a probar bajistas. Pasaron unos cuantos, pero ninguno parecía encajar hasta que dieron con John Deacon, un parco ingeniero eléctrico (fanático de The Beatles) que en principio no estaba muy convencido de unirse. Finalmente lo convencieron y tocó por primera vez con ellos en 1971. El círculo estaba completo.

Así tomaron la ruta que manda el manual del rock and roll; tocar, tocar y tocar. Las noches en clubes les ayudaron a moldear su identidad y afiatarse como grupo, pero aún así absorbieron parte de lo que sonaba en el momento. Les llamaba la atención la presencia escénica con que se pavoneaba el glam rock de Marc Bolan y Bowie, así como el credo en los riffs pesados de Led Zeppelin. Algo de eso se escuchaba en canciones como Keep yourself alive, con Brian May -que ya descubría las bondades de sobregrabar varios solos de guitarra a la vez- marcando en su guitarra Red Special un fiero contrapunto a la voz de Mercury.

Empujados por el ambicioso Freddie Mercury el grupo comenzó a buscar oportunidades. Los productores John Anthony y Roy Thomas Baker les invitaron a grabar unos demos con ellos. Con las cintas en mano golpearon puertas, se acercaron a ejecutivos de todas las discográficas de Londres, sin mucho éxito. Finalmente se hicieron con una oportunidad.

Lograron acceder a horas de estudio en Trident, el mismo en que los Beatles habían grabado parte del single Hey Jude. Eso sí, solo consiguieron grabar de madrugada cuando las estrellas de verdad ya no estaban. Como sea, Mercury destilaba una profunda convicción en la banda. “Queen ha estado funcionando durante unos tres años, pero hasta hace poco no habíamos tenido una salida adecuada para nuestra música. Trident nos aceptó y nuestro primer álbum, que ha estado guardado durante casi un año, se lanzará a través de EMI”, detalló a Melody Maker.

El álbum de 10 canciones, firmadas en su mayoría por Mercury y May, se grabó en varias tandas entre diciembre de 1971 y noviembre de 1972. En general, sonaba a un disco de rock de la época, es decir, aún no se escuchaba al Queen majestuoso de trabajos posteriores como A night at the opera (1975). Pero en canciones como Liar, My Fairy King y Jesus, ya se advertía el ánimo del grupo por encontrar una voz propia a partir del uso de trucos de estudio, superponiendo voces, guitarras y efectos. Además, a tono de esos años, las canciones estaban estructuradas en partes muy diferentes y Mercury ya se animaba a incluir secciones de piano.

Queen en 1973

Freddie Mercury tenía muy claro lo que deseaba lograr. “El concepto de Queen es ser regio y majestuoso -dijo en la misma entrevista a Melody Maker, acaso apelando a sus días de vendedor de ropa-. El glamour es parte de nosotros y queremos ser dandy. Queremos impactar y ser escandalosos al instante. No queremos que la gente tenga que pensar en si les gustamos o no, sino que formulen una opinión en el momento en que nos ven”.

A pesar de que ya estaba listo a fines de 1972, la gente que manejaba el estudio Trident debió hacer muchas gestiones para encontrar una discográfica dispuesta a lanzar el LP, porque para su pesar, el material no convencía. Finalmente lograron cerrar una alianza con EMI en julio de 1973. “Su primer álbum, ‘Queen’, es una serie de canciones asombrosamente diferentes, desde rockeros más rápidos que rápidos hasta baladas suaves. También se pueden encontrar rastros de Yes y Black Sabbath, pero estructuralmente parece sonar original”, decía Melody Maker sobre el trabajo.

Todo el embrollo para lanzar el álbum frustró al grupo. Más cuando apenas trepó al lugar 47 en el UK Albums Charts, mientras en EE.UU solo escaló al puesto 87 del Billboard 200. Acaso para sacarse la rabia, en esos días ya estaban componiendo material para su segundo álbum. Mercury, como siempre, no perdía el optimismo. Como si de alguna forma intuyera lo que iba a venir. “Probablemente les gustaremos a los Teenyboppers y podríamos recibir una pequeña etiqueta de “pop”, pero no durará -señalaba en la misma entrevista-. Por el momento solo nos interesa crear una reacción entre los que vienen a vernos”.

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