Mick Jagger llega a los 80: el día en que perdió un papel protagónico a manos de David Bowie
Fue en la década de los setenta cuando Jagger, quien cumple 80 años, pujó por hacerse de un nombre como actor. Pero, para su desgracia, la mayoría de los proyectos que le ofrecían tenían relación con la música o con su mundo más inmediato. Sin embargo, una oferta para involucrarse en la ciencia ficción lo llevó a chocar con el ascenso de Bowie, a quien conocía y con quien tenía una compleja relación de competencia, admiración y tensión sexual.
Arquetipo del cantante de rock and roll desde sus días en The Rolling Stones, Mick Jagger no se conformaba con los aplausos en los escenarios. También los deseaba en las salas de cine. Por eso, ya hacia los setenta había comenzado a explorar sus dotes como actor. Su primer rol, como un excéntrico rockero en la película Performance (1970), generó buenas impresiones, pero no le había abierto del todo la posibilidad de desarrollar una carrera.
Narcisista total, a Jagger le sobraban las ganas de verse proyectado en la gran pantalla. Su agente para cine, la inglesa Maggie Abbott, movió su nombre entre varias productoras y durante la década hubo varias posibilidades. “Le propuso unos veinticinco proyectos para el cine, con diversos retos interpretativos y la posibilidad de trabajar con directores de la talla de John Boorman, Steven Spielberg y Franco Zeffirelli”, detalla el periodista inglés Phillip Norman en su monumental biografía sobre la voz de los Rolling Stones.
Incluso llegaron otras ofertas desde otros lados. Le ofrecieron el protagónico de la adaptación al cine de Tommy, la ópera rock de los Who, pero Jagger la rechazó porque no olvidaba que estos se habían llevado los aplausos con su explosiva presentación en el Rock ‘n’ Roll Circus. Otro proyecto fue el de una biopic de Robert Johnson, el héroe maldito del blues, pero más allá de algunas reuniones, no se avanzó mucho más.
Mientras, poco a poco otro cantante buscaba el cine para generar algún ingreso extra. Era el caso de David Bowie, quien había estudiado teatro vanguardista y pantomima bajo la dirección de Lindsay Kemp. Su talante y su energía sexual rivalizaban con Jagger y pronto fue notorio que de alguna forma el cantante de los Stones fue un modelo para él. No tardaron en conocerse y a pesar de las historias nunca aclaradas de ambigüedad sexual entre ambos, había una tensión.
“Es posible que a Mick, sobre todo a Mick, le preocupara tener bajo control a su mayor rival desde Jimi Hendrix. Aunque fue Bowie quien en realidad le retó al declarar que Rudi Valentino, su alter ego posterior a Ziggy Stardust, sería ‘el próximo Mick Jagger’”, apunta Norman.
Así, con ambos buscando oportunidades en la gran pantalla era evidente que alguna vez se iban a topar. Y así ocurrió. A Jagger le interesaba interpretar algún personaje que no tuviera nada que ver con él y con el mundo del rock, que era lo que le ofrecían hasta entonces. Quería proyectarse como un actor serio, por ello le pidió a su agente que le buscara oportunidades en el fértil campo del cine de ciencia ficción.
Y aunque hubo chances, en 1976 llegó una que parecía la mejor; el protagónico de un filme llamado El hombre que cayó a la tierra. El director era Nicolas Roeg, el mismo que ya lo había dirigido en Performance, su primera incursión en el cine. Por ello, Jagger veía una clara oportunidad y le pidió a Maggie Abbott que le consiguiera el papel.
Diligente, la representante logró reunirse con Roeg. Pero se llevó una decepción. “Cuando Abbott sugirió que Mick interpretara al extraterrestre, Roeg adujo que (Jagger) era ‘demasiado fuerte’ y que el personaje requería a alguien más frágil y etéreo”, apunta Phillip Norman.
Por entonces, David Bowie acababa de lanzar Young Americans, su personal visión del r&b que lo distanciaba años luz del glam rock de la era Ziggy Stardust. Pese a su éxito, Bowie apenas subsistía al día y comenzaba a sufrir los estragos de la adicción a las drogas. Acaso por estar inmerso en ese infierno personal, fue que logró hacerse con el papel que deseaba Jagger. Y así, sin más, fue el elegido para protagonizar El hombre que cayó a la tierra. Parte de esa experiencia, incluso, se destiló hasta su álbum posterior, Station to Station (1976).
Y aunque a Mick no le faltaban proyectos cinematográficos, su carrera con los Stones lo absorbía por completo. Así, las giras y los compromisos de grabación siempre le demandaban más tiempo del que realmente disponía. Poco a poco, el interés en el cine quedó relegado por su creciente habilidad como productor y gestor. Con todo, dice Norman, a Jagger siempre le gustó verse como un tipo con una agenda digna de un Primer Ministro. Una estrella incandescente.
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