De Cardi B a Ozzy Osbourne: el estúpido arte de arrojar objetos al ídolo
Una serie de incidentes han alterado la cartelera en vivo del verano boreal, con artistas atacados o golpeados mediante diversos objetos. ¿Una idiotez propia de estos tiempos o una práctica que nunca se ha ido?
“Los reto a que me lancen algo y los mato”, desafió Adele al público del Caesars palace en Las Vegas hace un mes, tras diversos episodios de famosos artistas como blancos móviles, a merced de fanáticos lanzando objetos. La estrella pop Bebe Rexha quedó con el ojo izquierdo morado y puntos de sutura luego que Nicolas Malvagna, de 27 años, le arrojara su teléfono en un show en Nueva York el pasado 18 de junio. Según su abogado, el plan era que la intérprete lo cogiera, tomara una selfie, y lo devolviera.
La actual temporada de conciertos del hemisferio norte registra varios episodios similares. Un fan mojó a Cardi B con agua de un vaso en Las Vegas el pasado 29 de julio. La ruda rapera neoyorquina reaccionó lanzando violentamente el micrófono hacia el atacante; el tallo de una rosa golpeó el rostro de Harry Styles hacia el final de un show en Viena el 8 de julio; un teléfono celular impactó una mano de Drake en Chicago tres días antes, en medio de la interpretación de So anxious.
A la estrella pop Ava Max le fue peor. Quedó con un ojo arañado debido a un bofetón propinado por un fan en pleno escenario, en una presentación en Los Ángeles en junio.
En un acápite distinto y perturbador, Pink quedó en jaque en un show en Londres hace poco más de un mes, cuando un fan le acercó una bolsa con cenizas. “¿Esa es tu madre?... no sé cómo sentirme con esto”, reaccionó la cantante, sin detener el espectáculo.
Algunos medios sostienen que este tipo de comportamiento es una tendencia peligrosa y sorpresiva, una manifestación post pandémica, parte de la resaca psicológica que dejó el encierro en la población. “No sé por qué esto es como nuevo”, retrucó Billie Eilish en The Hollywood Reporter, acostumbrada a golpes con distintos elementos arrojados por fans al escenario, en seis años de trayectoria. “La gente se excita”, agregó, “y puede ser peligroso”.
Probablemente este tipo de incidentes ahora resaltan por las infinitas posibilidades de captura mediante teléfonos móviles. Sin embargo, la dudosa práctica de arrojar objetos al escenario tiene un largo prontuario, incluyendo capítulos criollos.
*Ozzy Osbourne: caliente y pegajoso
Los conciertos en vivo tuvieron un antes y un después para El Príncipe de las tinieblas, luego de decapitar una paloma con los dientes, en la firma de contrato con CBS en marzo de 1981. La discográfica le prohibió de por vida el ingreso a sus instalaciones, en tanto la fanaticada comenzó a lanzar lo que fuera al escenario, con la esperanza de que cometiera alguna locura.
Finalmente, el 20 de enero de 1982 Mark Neal, de 17 años, arrojó un murciélago muerto en el Veterans Memorial Coliseum de Des Moines. Creyendo que era de juguete, Ozzy se lo metió en la boca y le cercenó la cabeza.
“Inmediatamente (...) algo se sintió mal. Muy mal”, evocó el cantante. “Para empezar, mi boca se llenó al instante de un líquido caliente y pegajoso, con el peor regusto que puedas imaginar. Podía sentir cómo manchaba mis dientes y corría por mi barbilla”.
Ozzy fue a dar al hospital para recibir una dolorosa inyección.
*Morrissey: sale una cerveza
El ex cantante de The Smiths, acostumbrado a las flores a sus pies arrojadas por los fans, no toleró que un vaso con cerveza le diera en la cabeza, en un show en Liverpool en noviembre de 2009. Moz iba por el segundo tema cuando el vaso plástico le impactó, dando por terminado el espectáculo. Parece algo drástico, pero si consideramos que una vez canceló un show a último minuto porque había nieve en el tejado del recinto, todo cuadra.
*David Bowie: el ojo blindado
“Suerte que le diste al malo”, refunfuñó David Bowie en 2004 en un show en Oslo, Noruega, cuando alguien lanzó una paleta de dulce impactando su ojo izquierdo, aquel que quedó alterado para siempre luego de un puñetazo propinado por su amigo George Underwood.
El daño en la pupila fue irreversible provocando una anisocoria -el tamaño desigual en las pupilas-, porque Underwood llevaba un anillo cuando golpeó a Bowie a los 15 años, por una disputa amorosa.
La rabia por el dulce en el ojo, dio paso al humor del fallecido astro, anunciando que alargaría el concierto como represalia. Hacia el final, lanzó uñetas preguntando si había herido a alguien.
“A lo mejor tengo que esconderme en la banda”, bromeó.
*Mike Patton: lluvia dorada
El cantante de Faith No More registra numerosos incidentes en directo con el público, contando el infame show en Santiago del 7 de septiembre de 1995 en el teatro Monumental, con una lluvia de gargajos impactando de lleno en su humanidad. Pero teloneando a Guns N’ Roses junto a Soundgarden en Sevilla en 1992, un hecho compite en asquerosidad.
Patton provocó al público en un show aplastante, superando por lejos las performances de las otras bandas. Como respuesta, la audiencia arrojó botellas plásticas incluyendo una llena de orina. Encaramado en un monitor de Axl Rose, el vocalista abrió el envase vertiendo el contenido completo sobre su cabeza.
*Los Fabulosos Cadillacs: tormenta del desierto
Enero de 1996 ofreció una cartelera memorable en Viña del Mar. El martes 23 se presentaron Jimmy Page y Robert Plant en el estadio Sausalito, teloneados por The Black Crowes, en un concierto marcado por el excesivo uso de la fuerza de carabineros, empleando caballos. Exactamente una semana más tarde se presentaron Los Fabulosos Cadillacs junto a Aterciopelados en las dunas de Reñaca, antes de la irreversible invasión inmobiliaria.
En el show de los colombianos los ánimos del público se caldearon por guerras de arena y el lanzamiento de objetos al escenario -en particular botellas-, instalado en un foso rodeado de colinas. Los argentinos se mantuvieron estoicos a pesar del ataque sostenido, hasta que un botellazo fue a dar a los pies del bajista Flavio Cianciarulo, precipitando la rápida retirada del grupo.
Molesto y descolocado, Vicentico resumió la jornada antes de abandonar el escenario.
“Tienen caca en la cabeza, hijos de puta”.
*Green Day: un poco de barro
Pasados los siete minutos de concierto, los miembros de Green Day sugirieron a la audiencia arrojar barro. En la siguiente media hora el lodazal, una de las postales de Woodstock 94 debido a la lluvia, se trasladó al escenario embarrando prácticamente todo y a todos, con guardias y técnicos tratando inútilmente de proteger los equipos, y deshacerse de los revoltosos. Hacia el final el cantante y guitarrista Billie Joe Armstrong dejó de tocar, concentrado en lanzar el barro de vuelta.
*Enrique Iglesias: ataque con arma cortopunzante
“No, ¡no!... ¿¡Pero qué acabas de hacer!?”, exclamó agitada Cecilia Bolocco, “¡Tiraste la gaviota!”.
Se trata de uno de los momentos más insólitos en la historia del Festival de Viña del Mar, cuando Enrique Iglesias lanzó a la platea la gaviota de plata que el público acababa de entregarle en la edición de 2000. Tal vez el hijo de Julio creyó que el trofeo volaba, pero se equivocó rotundamente.
Su estúpida reacción tuvo consecuencias. “Dos mujeres, de 38 y 19 años, resultaron con cortes superficiales, la primera en la parte inferior del labio y la otra en una de las falanges de un dedo”, resumió Carabineros.
*Johnny Rotten: un vaso que dio la vuelta al mundo
Fue noticia internacional el vaso en la cabeza arrojado a Johnny Lydon, cuando debutó con Public Image Limited en la Blondie, el 15 de agosto de 2016. El ex Sex Pistols hizo gala de temple y paciencia tras el brutal ataque. Se puso una toalla en la cabeza y siguió. Luego se retrató en el camerino ensangrentado y fumando, todo muy punk rock.
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