Un poco más de una década le tomó a los suecos The Hives retomar los lanzamientos discográficos. Puntales del rock de garage surgido a comienzos del milenio, el pasado 11 de agosto lanzaron el buen The death of the Randy Fitzsimmons, un álbum grabado en un estudio del ex ABBA, Benny Anderson, en Estocolmo. Este mantiene su habitual fórmula de rock de riffs, pulso acelerado y canciones de tres minutos con el volumen a tope.
“Normalmente parábamos un disco durante dos años o cuatro incluso -explica el guitarrista y fundador del grupo, Niklas Almqvist, vía zoom-. Pero este fue un paréntesis más largo de lo que habíamos tenido nunca. Y no fue intencionado por nuestra parte, no queríamos hacerlo así. Pero fue muy largo”.
Según él todo se explica por Randy Fitzsimmons. Un personaje ficticio ideado por el grupo que en su mitología es algo así como un integrante en las sombras que escribe todo el material. “Randy se encarga de escribirlas y luego las grabamos. Trabajamos en ellas, pero no hay un método real. Ojalá lo hiciéramos mejor, pero no hay método. Sólo ensayo y error”.
Pero esta vez, dice, Randy se tomó su tiempo, de allí que no publicaran material inédito desde Lex Hives (2012). “Básicamente, estábamos esperando a que Randy saliera a la superficie y viniera a servirnos las pepitas de oro que siempre nos había dado en el pasado. Pero supongo que algo pasó fuera de lo normal”.
Almqvist, incluso, tiene una pequeña historia para explicar el nombre del álbum. “Randy reapareció con una especie de búsqueda del tesoro. Y cuando le seguimos la pista, eso es lo que había: un proyecto llamado The death of the Randy Fitzsimmons. Lo que encontramos en el reparto, eran demos, cintas de cassette y trajes nuevos. Eso es todo”.
Pese a todo, el guitarrista asegura que extrañaban la dinámica de las grabaciones. “Creo que terminar un disco es lo que más me gusta de grabar discos. Y también esos días en el estudio, cuando todo va bien y piensas: ‘Oye, esto suena muy bien, oye esto suena raro o esto suena genial’. Cuando tienes días así, esos también merecen la pena. Son el tipo de pepitas que recuerdas de la grabación”.
Almqvist señala que durante el proceso de grabación no solo se prueban ideas, sino que también escuchan música. “Escuchamos de todo, desde los Rolling Stones a los Oblivians, los Beastie Boys e incluso nuestros propios discos a veces. Desde hace años que estamos tratando de marcar un sonido de guitarra, pero cualquier cosa que esté en la bóveda de nuestra vida, cualquier cosa que hayamos escuchado en los últimos 40 años, eso está ahí. Y no solo rock, éramos grandes fans de NWA y de cosas como el rap. También escuchamos mucha música country. Cuando íbamos de gira con otros grupos teníamos que poner cintas, las escuchábamos y luego poníamos otra, otra y otra. Las pasábamos como churros”.
“El rock and roll no está muerto”
Surgidos en la localidad sueca de Fagesta a comienzos de los 90′, el grupo ha desarrollado una extensa carrera que comenzó a explotar hacia los primeros años de los 2000, coincidiendo con la irrupción de otros cultores de un rock más austero y cercano a la fibra de las bandas de garage. Un lote en que también se agruparon nombres como The Strokes, The White Stripes e incluso hasta grupos posteriores como Arctic Monkeys, con quienes los Hives salieron de gira en esta temporada.
“Fue a principios de los 2000 cuando nos abrimos paso, así que supongo que aparecimos ahí. Pero también estuvimos de gira por Europa antes de eso, a finales de los 90′. Nos encantan tanto los Strokes como los White Stripes, pero todo eso fue raro porque estábamos siendo agrupados en una escena, cuando había toneladas de bandas, como los Yeah Yeah Yeahs. Tal vez nosotros, los Strokes y los Stripes, fueron de los más destacados. Siento un parentesco con ellos, en especial con los White Stripes porque también nos gustan esas viejas bandas de Detroit, como los Dirtbombs. Pero esa comparación no me importa en absoluto”.
¿Fue esa la última edad de oro del rock?
No. Lo dices como si estuviera muerto otra vez. Lo que pasa es que de tanto en tanto surgen un montón de grandes bandas de rock and roll, pero convierte en rock and roll de mierda a lo largo de varios años y después se reinventa de nuevo. Así que esperas a que la rueda vuelva a evolucionar. Eso es lo que ocurre en los medios de comunicación, al menos. Pero para nosotros, el rock and roll está vivo todo el tiempo. Si se habla de ello como si estuviera muerto, nunca me he dado cuenta.
Pero hoy, al menos en América Latina, los jóvenes escuchan más música urbana ¿cómo puede atraerlos el rock?
Es bastante fácil, sólo tienes que ponerlos delante. El rock and roll es algo que atrae a todo el mundo. Atrae a niños de tres años, atrae a personas de 80, atrae a todo el mundo siempre que lo hagas bien. Supongo que un mal rock and roll no salvará el mundo, pero un gran rock and roll sí. El rock no está muerto, nunca lo ha estado. Está vivo y muy vivo desde que se inventó. Hay algunos artistas están muertos físicamente, pero no hay nada que suene como la música rock and roll.
Hasta el verano boreal, los Hives fueron invitados en el tour de Arctic Monkeys por Reino Unido e Irlanda. Ambas bandas han manifestado su admiración mutua e incluso, el baterista de los británicos, Matt Helders, ha declarado que los suecos son “muy divertidos de ver en vivo” por su arrollador directo.
“(La gira) estuvo genial. Me encantó ir a verlos cada noche mientras tocamos con ellos -dice Almqvist-. Quiero decir, son una banda que realmente amamos, ellos también son grandes fans así que lo pasamos muy bien ¿Matt dijo que éramos divertidos? sí, tiene razón”.
El regreso discográfico de los Hives se apoya con una gira que los traerá de vuelta a Chile para una presentación en el Teatro Caupolicán, agendada el 27 de noviembre, cuyas entradas ya están a la venta vía Puntoticket. “Vamos a estar encendiendo los fuegos por toda la costa este de USA e iremos de gira por Sudamérica. Con el disco esto va a ser una gira mundial como nos suele pasar.