Paulina Urrutia y La Memoria Infinita: “Es la oportunidad de haber sido amada y de haber amado a Augusto hasta el último momento de su vida”

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La actriz y Maite Alberdi conversan con Culto sobre el largometraje en torno a la historia de amor de la intérprete con el reconocido comunicador, que se estrena este jueves 24 en salas nacionales. “Es una película sobre la memoria a partir de lo que se recuerda. No a partir de lo que se olvida”, dice la cineasta.


Se conocieron en el año 1997, cuando él era productor ejecutivo del área de cultura de TVN y ella ya era una reconocida intérprete de teatro y teleseries. Tras compartir algunas salidas, se formaron como pareja, maduraron como tal y empezaron una vida juntos.

La memoria infinita, el documental de la realizadora Maite Alberdi sobre Augusto Góngora y Paulina Urrutia, se aproxima a los primeros capítulos de esa relación, integrando imágenes capturadas en esa época por el propio periodista con su cámara y que permanecían guardadas en su hogar.

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Foto: MTV Documentary Films

Era típico del Augusto: todo lo grababa. La construcción del segundo piso de la casa fue fundacional para nosotros. Hicimos el segundo piso y nos fuimos a vivir juntos, en el 99. Él (en el archivo) muestra dónde va a estar la ventana. Me encanta verlo, porque es muy él”, señala la actriz sobre el material que la autora de La once (2014) desempolvó e incluyó en su más reciente largometraje, que llega este jueves 24 a cines nacionales.

La exministra de Cultura habla de “magia” para referirse a la labor artística de Alberdi. La directora toma como eje el presente del matrimonio mientras lidian con el Alzheimer del comunicador –fallecido en mayo a los 71 años–, y recurre a imágenes del pasado para profundizar en su dimensión más íntima como pareja y el compromiso de Góngora con la memoria histórica del país. Así factura el que probablemente sea su trabajo más complejo emocional y estructuralmente.

“Es una película muy honesta, en el sentido de que no oculta nada de la enfermedad. Pero, al mismo tiempo, hay un tratamiento que tiene que ver con el talento de la Maite, con el respeto y el cariño que recibimos de parte de ella”, plantea Urrutia a Culto.

La cineasta, quien había filmado a personas con Alzheimer en el corto Yo no soy de aquí (2016) y en El agente topo (2020), se encontró con un vínculo de amor sin comparación. “Siempre sucede que en los rodajes hay momentos en que uno se quiebra, pero en realidad yo con ellos lo pasaba bien. Para mí nunca era doloroso estar ahí”, asegura.

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Foto: MTV Documentary Films

Alberdi siente especial cariño por las grabaciones del matrimonio disfrutando en la playa cuando eran más jóvenes. “Me pasó algo muy impresionante cuando crucé el archivo del pasado con el presente y vi que se miraban exactamente igual hace 25 años que ahora. No podía recomponerme. Ese es mi favorito”, cuenta.

Una película de tres

Originalmente, en 2018, cuatro años después de recibir el diagnóstico médico, la actriz no estaba de acuerdo con la idea de crear un documental. Sólo accedió a la petición porque Góngora estaba muy entusiasmado con la propuesta de la directora de Los niños (2016), quien deseaba explorar su historia de amor de más de dos décadas a través de un largometraje.

La intérprete cuenta que a su alrededor había personas con opiniones dispares. “A la única conclusión a la que llegaba era a que no había que hacerla. Sin embargo, Augusto decía: sí, vamos. ¿Por qué no? ¿Cuál es el problema?”.

En 2020, con la llegada de la pandemia, el rodaje del filme no pudo continuar según lo planeado. En ese período de confinamiento y otras medidas sanitarias, Urrutia aceptó grabar con una cámara que Alberdi dejó en su casa, de modo que se transformó en un nuevo ojo detrás de la cinta.

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Directora y actriz en el Festival de Berlín. Foto: Rocco Giurato

Según detalla la realizadora, “no había una dirección de escena. No estábamos haciendo una película, estábamos contándonos la vida a través de las imágenes que me mandaba. Era un diario, era una correspondencia. Ella me mandaba imágenes y yo contestaba a través de audios”, indica. “Creo que lo especial de esta película es que el único deadline que tenía era la urgencia de nosotras por el registro, sin apuro”, agrega.

Hoy la actriz se toma con humor que las filmaciones que capturó están desenfocadas. “Nunca pensé que ese material iba a ser parte de la película; nunca lo revisé. Yo apretaba play y grababa horas y horas”, afirma. “Pero ahí se forjó esta relación –dice apuntando a la cineasta–. La Maite se convirtió en una testigo de lo que nosotros vivimos durante ese tiempo: dos años de estar totalmente aislados, solos. Y yo creo que eso a mí me sirvió mucho”.

Es una película sobre la memoria a partir de lo que se recuerda. No a partir de lo que se olvida. Si vamos al archivo de Teleanálisis es porque él está recordando”, explica la documentalista, quien considera que Góngora “me fue dando las señales”. Una manera de graficar que su enfoque inicial –la historia de amor– se terminó expandiendo más allá de lo que sospechaba, abarcando desde su labor periodística en dictadura hasta su aparición en La recta provincia (2007), de Raúl Ruiz, y sus entrevistas en programas culturales.

El documental comenzó su exitoso por festivales internacionales en Sundance y en Berlín. La intérprete viajó junto a la directora al certamen alemán, en febrero pasado. “Cuando volví de Berlín fue muy duro. Augusto ya estaba muy deteriorado en ese momento, ya estaba muy enfermo. Fue difícil regresar a la casa”.

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Foto: MTV Documentary Films

Luego, en julio, Urrutia se enfrentó al largometraje en circunstancias diferentes, en un evento realizado en Nueva York al que acudió sin Alberdi, quien estaba ocupada con otros compromisos. “En el Lincoln Center ocurrió algo muy bonito. Es lo que me pasa cuando la veo ahora: Augusto está tan presente, está tan vivo. Es como si pudiera tocarlo”.

“Y no es solamente verlo a él tan presente, sino que tener su discurso. Un discurso en coherencia con su vida. Eso es impresionante. Y, al mismo tiempo, la oportunidad de haber sido amada y haber podido amar a ese hombre hasta el último momento de su vida. Haber podido contar con él y que él hubiera podido contar conmigo”.

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