Son dos de las bandas que han marcado la historia del rock chileno en los últimos 30 años, pero los regresos de Los Tres y Los Bunkers han marcado la pauta noticiosa de espectáculos al coincidir en el tiempo. Más cuando el quinteto que integran los hermanos López y Durán, además del baterista Mauricio Basualto, acaba de anunciar una presentación en el Estadio Nacional (cuyas entradas salieron a la venta durante esta jornada) como hito de cierre para su gira de retorno, Ven aquí. Una noticia que se reveló a fines de agosto, apenas dos días después de que Culto informara el regreso de los hombres de Amor violento con su formación original, tras 23 años. Con diferencia de apenas 48 horas, Los Tres y Los Bunkers fueron noticia casi por igual.
De alguna forma, y sin proponérselo, los regresos a los escenarios de ambos grupos se han entrelazado. Como detalló Culto, los primeros acercamientos en plan reencuentro de la formación original de Los Tres ocurrieron a principios de 2022. Pero en mayo de ese año, Los Bunkers sorprendieron con su anuncio. Eso obligó a cambiar los planes del conjunto encabezado por Álvaro Henríquez.
“La reunión estaba bastante resuelta, pero salió lo de Los Bunkers y se resolvió mejor no hacerla. Era el momento de Los Bunkers, no era el momento de Los Tres para estar haciendo ruido. Es un mercado chico y era mejor no toparse. Se propuso entonces retomar el tema más adelante”, comentó una fuente cercana al proceso.
El anuncio oficial de la vuelta de Los Tres vendrá después de Fiestas Patrias. Por ahora, se ajustan el lugar escogido para que vaya en sincronía de una de las resurrecciones más esperadas y aclamadas del cancionero local en los últimos años. Hasta ahora se han sondeado varias opciones para un show que será el primer trimestre del próximo año.
O sea, de alguna forma, el regreso de Los Tres a escena volverá a coincidir con el gran show de Los Bunkers, amarrado para el 27 de abril del próximo año en el coliseo de Ñuñoa.
Según datos de la ticketera durante la primera hora en que se pusieron a la venta las entradas para el show, se vendieron más de 30.000 tickets. Los hombres de Miño, por su lado, también están dejando la vara alta.
De la cooperación a la tensión
Álvaro Henríquez, conoció a Los Bunkers a comienzos de la década de los 2000. Por entonces, el penquista estaba dando forma a su banda Pettinellis y el quinteto comenzaba a hacerse un nombre como una revelación del rock chileno. Pronto comenzaron a cruzarse en el estudio. Henríquez se hizo cargo de producir un álbum tributo a Violeta Parra, al que invitó a los Bunkers. Como la relación funcionó, estos lo invitaron, a su vez, a sentarse en la silla de productor en su segundo disco, Canción de lejos.
En las sesiones de grabación, las ideas fluyeron. En su libro Canción para mañana, el guitarrista Mauricio Durán detalla que el aporte de Henríquez en el estudio fue clave para dar forma a canciones como Miño. La camaradería fue tal que Los Bunkers fueron invitados a participar en la edición 2001 de la Yein Fonda, el clásico evento dieciochero que el líder de Los Tres retomó tras el primer receso de su banda madre. Incluso, fue un amigo del quinteto, Pedro Araneda, el que tomó el puesto de bajista en Pettinellis. Los caminos se entrelazaban.
Pero con los años, la relación se entibió. Los Bunkers continuaron por su lado y se ocuparon de aprender a producir sus discos por sí mismos. Cuando estos anunciaron su receso, Henríquez, marcó sus diferencias musicales con el grupo. En un show en México, en abril de 2014, comentó: “Tenemos dos noticias buenas que anunciarles: que no murió nadie en el terremoto del norte y que por fin se separaron Los Bunkers”.
Ese mismo año, en una entrevista con Salvador Ruiz, “Chava Rock”, se explayó: “No soy fan de Los Bunkers pero ni a palos, olvídalo (...) Siempre han tenido ganas de hacer canciones, y tienen una que es muy buena, pero el resto es demasiado adolescente para mí, no me gustan sus letras”.
Con su mismo estilo directo de esos días, se refirió a esas declaraciones sobre el receso de Los Bunkers. Pero no precisamente para disculparse. “En Chile todo el mundo va a pensar que lo dije con la peor onda, porque soy venenoso. Yo soy un weón peligroso, lo reconozco, pero lo dije porque lo pienso, y me da lo mismo si cayó mal, si me encuentran horripilante (...) Fue un chiste, si para mí Los Bunkers nunca han sido un grupo importante, entonces difícilmente me va a importar si están juntos o no están juntos”.
Desde allí flotó una vibra que el mismo Henríquez despejó en su entrevista con Culto, en agosto pasado, antes del anuncio del regreso de Los Tres. “Yo los ayudé harto (a Los Bunkers) al comienzo. Éramos bien amigos y yo creo que esa amistad todavía sigue, no nos hemos visto en años, pero son una gran banda y me alegra mucho de que les haya ido bien, que hayan llenado todos los estadios y eso. El otro día me encontré con los hermanos López en el aeropuerto en México. Y nos vimos, nos dimos un abrazo y ‘puta, qué gusto verte’. No nos veíamos hace años. Entonces, prevalece la amistad, la cercanía y el respeto. La música que hacen ellos es muy buena”.
En esa misma charla deslizó que de alguna forma el regreso de Los Bunkers marca un buen ejemplo para armar un regreso. “Súper buen ejemplo”, señaló.