Se sentaron en filas separadas. No se apreciaba tensión alguna entre ellos, decían los reportes de los medios internacionales, pero la primera reunión de Talking Heads en más de 20 años, la noche del 11 de septiembre, concitó atención por la suavizada relación entre sus integrantes. Además, se trataba de un evento muy especial; fue en el Festival de cine de Toronto, durante la proyección de Stop Making Sense, la película sobre su álbum en vivo de 1984, que acaba de ser restaurada en formato 4k.
Pese a que se especuló con que iban a tocar un breve set, los músicos solo hablaron sobre la experiencia de la película, evadiendo los momentos más peliagudos de su carrera. “Cuando estaba viendo esto hace un momento, pensé: ‘Por eso venimos a las salas de cine’. Esto es diferente a verlo en mi computadora portátil; esto es realmente diferente”, dijo David Byrne.
El proceso tras la restauración de la película de alguna forma ha permitido una distensión entre Byrne, Chris Frantz, Tina Weymouth y Jerry Harrison. Desde la separación en 1991, los músicos llevaron una relación al menos, difícil. En los últimos años las declaraciones cruzadas, en particular hacia Byrne (un cabrón de aquellos que tendía a atribuirse la función creativa) daban cuenta de que había ciertas tensiones subyacentes.
Pero el reencuentro fue un bálsamo. “Creo que [la película] ha sido una experiencia sanadora para todos. Es como, ‘Sí, realmente podemos trabajar juntos y hacer esto’. Y esto es algo de lo que todos estamos orgullosos”, dijo Harrison a fines de agosto.
“Los conflictos de los que la gente ha dedicado mucho tiempo a hablar todavía se pueden consultar. No es que los sentimientos que hicieron que la gente dijera varias cosas hayan desaparecido por completo o algo así, pero es como si hubieran sido expresados, ¿es necesario expresar cosas así una y otra vez? Quiero decir, expresé mi punto”, agregó.
Por su lado, Byrne ha tendido a ser más autocrítico. “Cuando era más joven, no era tan agradable estar conmigo. Cuando trabajaba en algunos programas de Talking Heads, era más bien un pequeño tirano”, admitió a People. “Luego aprendí a relajarme y también aprendí que al colaborar con la gente, ambas partes obtienen más si hay una buena relación en lugar de que yo les diga a todos qué hacer. Creo que [el final] no se manejó bien. Fue un poco feo”.
Un historial de desencuentros
La separación de Talking Heads, tras una carrera que se concentró en la década de los 80′, no fue amistosa. Las diferencias personales y creativas, sumadas a la férrea dirección de Byrne, solo alimentaron la tensión. Recordado fue el incidente en la primera edición del álbum Fear of Music (1979), el que consignó todos los créditos de autoría a Byrne, gatillando la evidente molestia de sus compañeros. Fue el primero de varios cruces respecto a la atribución del material.
Por su lado, Frantz y Weymouth tenían su proyecto propio Tom Tom Club, lo que también suponía un interés que deseaban explorar a mayor cabalidad. Cuando el proyecto obtuvo un respetable disco de oro, el dúo se encontró con la fría respuesta de Byrne. “Era muy competitivo. Más tarde, David dijo cosas sobre Tom Tom Club como, ‘Bueno, eso es simplemente música comercial’, como si no hubiera nada más a su favor”, recordó el baterista en sus memorias Remain in Love.
Para Weymouth, los desvaríos de Byrne tenían una explicación. “Siempre pareció muy inseguro de sí mismo y, a menudo, intentaba culpar a otras personas si las cosas salían mal. Chris y yo lo amábamos muchísimo e hicimos todo lo posible para pasar por alto estos desastrosos defectos de carácter, pero parecía obvio que Talking Heads no iba a durar”, dijo al Sunday Times en 2020.
Frantz remarcó una idea similar en una charla con The Guardian. “El cerebro de Byrne está conectado de tal manera que no sabe dónde termina él y comienzan los demás. No puede imaginar que alguien más pueda ser importante”.
Como suelo suceder, los Talking Heads tuvieron un cruce judicial tras la separación. En 1996, Tina Weymouth, Chris Frantz y Jerry Harrison se reunieron bajo el nombre de The Heads e incluso publicaron un álbum llamado No Talking, Just Head. La evidente referencia a la banda de origen gatilló una acción judicial por parte de Byrne, quien acusó “un intento bastante obvio de sacar provecho del nombre de Talking Heads”.
En 1999, ocho años después de la ruptura, hubo una primera reunión con ocasión de los 15 años de la película. Tiempo después, en 2002, se reunieron para interpretar se reunieron para interpretar cuatro canciones en la ceremonia de incorporación al Salón de la Fama del Rock and Roll. Esta ha sido su única presentación en vivo desde 1984.
Desde entonces se han alimentado los rumores de reunión. Algo difícil, ya que Frantz y Weymouth hablaban con Byrne solo para asuntos comerciales necesarios. Cuando se conoció la reunión en el Festival de Cine de Toronto, se le preguntó a Frantz por la posibilidad de una reunión más estable en el tiempo. “Lo intenté un par de veces y la última vez fue hace unos 20 años, y después de eso, David simplemente dijo: ‘Nunca quiero que me hagas esa pregunta de nuevo. No voy a abordar ese asunto.’ Es una pena y es lo que es”, dijo al señero NME.
Byrne, por su lado, señaló a Wired en 2022 que una reunión como la de Toronto podría ser posible, pero en términos muy acotados. “Creo que, en pocas palabras, podría decir que nos reunimos más como amigos que, ya sabes, como músicos increíbles. Fue realmente una especie de gusto musical compartido. Y luego, gradualmente, a medida que envejeces, creces y exploras, tus gustos musicales empiezan a cambiar. Se convirtió más trabajo que el que hacíamos, ya no salíamos todo el tiempo, así que eventualmente uno se separa de esa manera”.