John “Bonzo” Bonham de Led Zeppelin: ¿es el mejor baterista de todos los tiempos?

Led Zeppelin Rhythm Section
“Ser original es lo que cuenta”: por qué aún nos importa John “Bonzo” Bonham de Led Zeppelin (Photo by Michael Putland/Getty Images)

Este 25 de septiembre se cumplen 43 años de su temprana muerte y vale la pena detenerse a revisar cómo configuró el sonido que tan bien encajó con el hard rock del cuarteto inglés. Y que creó una escuela en la música global.


John Henry Bonham nació en Worcestershire, Inglaterra. Según la revista Rolling Stone, sus méritos son indiscutidos y lo hacen mirar desde la cima: ocupa el primer lugar dentro del ránking de los 100 mejores bateristas de todos los tiempos.

Con una carrera que incluyó varias bandas de poco renombre (Terry Webb and the Spiders, Blue Star Trio, The Senators y Crawling King Snakes) fue con la última agrupación donde militó, Led Zeppelin, donde se ganó el boleto a la inmortalidad.

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En 1968, se unió al cuarteto que lideraba Jimmy Page junto con su compañero en la banda Crawling King Snakes, Robert Plant, quien lo recomendó. Bonzo encajó perfecto con el resto de los integrantes del grupo y sobre todo, con el agresivo sonido que buscaba el guitarrista para las canciones.

Pese a no tener estudios formales de música, Bonham comenzó a destacar por sobre la media de los percusionistas. Para Ricardo Ruiz, reconocido profesor de batería, lo que marcó la diferencia fue “su sonido potente y sólido, también las dimensiones que conformaban los distintos elementos de su batería”.

Esto último se debe a que por entonces no eran tan comunes los kits de tamaño grande. En los inicios de Led Zeppelin, utilizaba un batería de la marca Slingerland de medidas convencionales: bombo de 22″x14″, tambor Ludwig Supraphonic de 14″x5″, y toms de 13″x9″ y 16″x16″. Ya con el álbum debut del conjunto (Led Zeppelin I, 1969) pasó a ocupar un instrumento Ludwig de medidas grandes: bombo de 24″x14″, toms 18″x16″, 16″x16″, 14″x12″ y caja Supraphonic de 14″x6,5″. Incluso, en la década de 1970 ocuparía bombos de 26″x14″, un tamaño descomunal incluso en nuestros días.

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Una virtud que un buen baterista debiera tener es que utilice su propio estilo musical, es decir, emplee todos los recursos que conoce en beneficio de las canciones. Bonham cumplía perfectamente este rol, y así lo recalca Ruiz: “Manejaba su propio lenguaje y lo podemos apreciar en el tema Good times bad times, el uso de tresillos en el bombo, su versatilidad en How many more times, o la manera de abordar los blues como I can´t quit you baby”.

El uso de tresillos no fue una elección azarosa, tiene que ver con que Bonham recogió el lenguaje del blues (donde se usa dicha figura rítmica) y lo llevó al hard rock.

Sin embargo, más allá de lo estrictamente musical, Bonham confesó en una entrevista que lo suyo era, por sobre todo, la búsqueda de un sonido propio: “Está muy bien tocar un paradiddle triple, pero ¿quién va a saber que realmente lo estás haciendo? Si pones demasiada atención a la técnica, empiezas a sonar como todos los demás bateristas. Creo que ser original es lo que cuenta. Creo que ser tú mismo como batería es mucho mejor que sonar como cualquier otra persona “, aseguraba.

Tan diferente al resto quería ser que terminó añadiendo a su set-up instrumentos como gongs y timbales sinfónicos, todos de tamaño grande.

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John Bonham falleció el 25 de septiembre de 1980, con 32 años, producto de una asfixia causada por su propio vómito tras haber ingerido vodka en cantidad abundante. El hecho causó la separación inmediata de Led Zeppelin, porque lo consideraban insustituible. Al final, había conseguido ser un músico diferente.

Actualmente, cualquier baterista, o aspirante a ejecutar dicho instrumento, debiera poner atención en la performance de Bonzo, sobre todo en su forma de acompañar un tema, ya que “nunca interfería con la melodía y se reservaba siempre un espacio en donde mostraba toda su habilidad técnica para realzar la canción”, asegura Ricardo Ruiz.

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