Con la vuelta de su actor principal y una salvaje venganza: el regreso en grande de El Juego del Miedo
En Saw X: El Juego del Miedo, su décima parte, la franquicia nacida en 2004 presenta una historia ambientada entre la primera y la segunda película, y donde el peso descansa en el personaje encarnado por Tobin Bell. The New York Times la llamó la entrega “más cuidada” de la saga. En cines chilenos logró arrebatarle el primer lugar de la taquilla a La Monja 2.
Los 2000 fueron la década en que El juego del miedo nació y se consolidó como un entretenimiento irresistible para una generación de amantes del terror y el gore. Las salvajes y sofisticadas escenas de tortura se volvieron el mayor atractivo de la saga, pero qué sería de la franquicia sin su personaje principal, Jigsaw (Tobin Bell), el asesino que somete a sus víctimas a trampas en que deben escoger entre dos opciones casi igualmente horribles.
Bajo la urgencia de revitalizar la marca, los productores decidieron traer de vuelta al octogenario actor (ausente de Espiral: El juego del miedo continúa, la entrega más reciente) y otorgarle un mayor peso a su personaje. Además, confiaron la dirección en Kevin Greutert, histórico montajista de los filmes y director de la sexta y séptima parte.
La décima cinta –titulada Saw X: El juego del miedo y ya en cines chilenos– parte como casi ninguna otro largometraje de la saga. Tras someterse a exámenes, John Kramer se entera que padece un cáncer terminal. Debilitado y vulnerable, viaja a México en busca de un tratamiento cuya eficacia no ha sido avalada por las autoridades de Estados Unidos. Un equipo encabezado por la doctora Cecilia Pederson (Synnøve Macody Lund) lo somete a una operación, pero la intervención finalmente se revela como un fraude. Y la suerte de los involucrados está echada.
Acompañado por su asistente, Amanda (Shawnee Smith), John reúne a Pederson y sus tres cómplices en un mismo lugar para cobrar venganza. Sus métodos contra ellos son los conocidos: bestiales juegos en que les da a elegir entre dos alternativas para seguir con vida.
“John no los ve de esa manera (como trampas). Los ve como pruebas, situaciones –dice Bell en una entrevista genérica compartida a Culto–. Todos tienen la oportunidad de ganar el juego y triunfar”.
Y agrega: “Si estás de acuerdo o no con lo que él hace, ese ese otro tema completamente diferente. Mi trabajo es darle cuerpo, estar de su lado y atraer al público al proceso de pensamiento”.
Tras habitar ese personaje durante casi dos décadas, Saw X: El juego del miedo logra un mejor equilibrio de la historia central con las secuencias de gore y confía en su capacidad actoral para conducir las dos horas de película. En sus palabras, el guión que firman Peter Goldfinger y Josh Stolberg es uno de los más contundentes. “Todo comienza con la escritura. El guión de este filme en particular es muy sólido. Es quizás uno de los filmes de El juego del miedo más fuertes”.
La crítica en general ha estado de acuerdo en que la décima parte revitaliza la franquicia y acierta al poner el foco en la venganza de Jigsaw. “Es preciso y severo sin forzar demasiado: la encarnación humana de la vieja reprimenda de ‘no estoy enojado, solo decepcionado’”, opinó IndieWire sobre la interpretación de Bell, asegurando que “el gore nunca ha lucido más realista”.
Variety lo describió como una mezcla entre Clint Eastwood y el padre Merrin de El exorcista (1973). “Kramer es como un sheriff canoso que ha venido a exorcizar tus demonios. Él te está haciendo sufrir, pero sólo para liberar tu alma”, señaló.
“Esta es la película de El juego del miedo más cuidada hasta el momento”, aseguró The New York Times. “Las trampas son repugnantes; la trama se toma tan en serio a sí misma que resulta absurda (y a sabiendas). Y a diferencia de las secuelas anteriores (en la tercera se había eliminado cualquier pretensión de ingenio), esta logra hacerte sentir algo más que adrenalina, suponiendo que sientas afecto por los pilares de la franquicia”.
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